Sólo a través de un arduo y riguroso trabajo de investigación se puede llegar a la conclusión de que los políticos corruptos (imputados, perdón: imputados), una docena, serían la tercera fuerza parlamentaria en el gobierno valenciano. Es el tipo de temas que Xavi Castillo averigua en su espectáculo Veriueu-ho!, en la Muntaner de Barcelona hasta el 13 de enero. Castillo, cabeza visible de Pot de Plom Teatre, con muy buen humor y con toda la mala leche, administra píldoras de actualidad en un espectáculo arrollador, satírico, insultante, divertido, surrealista y, sin embargo, real como la vida (política) misma. Solo, con la complicidad de un público entregado (“¿hay alguien del PP?”, pregunta, al comenzar la función), hace un repaso grosero (como corresponde) de la actualidad española.
Trabajo de campo
Xavi Castillo no se cansa. Todo lo contrario, se acelera. En realidad, desde su paso por esta misma sala el año pasado (con Hamlet? Això ho pague jo!), no ha parado. Veriueu-ho! recoge buena parte de la documentación acopiada en los programas que su grupo ha hecho en la televisión local valenciana Levante TV i en Internet. “Tenemos mucho trabajo: vamos a todas las manifestaciones por las reformas de Sanidad o Educación, a las protestas contra los desnonamientos, a las huelgas.” Y después hacen sus averiguaciones, como por ejemplo, por qué una porra puede rebotar en una mochila hasta alojarse, de la mano del propietario del arma, en el recto del incauto mochilero. Cosas de la ciencia y de la vida…
Repasa noticias de rabiosa actualidad filtradas por la sátira. Y el resultado es un ridículo exagerado en todos los sentidos (incluso en el escatológico: “Me estoy haciendo mayor y estoy guarro”, advertía Castillo cuando presentó la obra). Hace un año nos hablaba de la trama Gürtel, de los trajes de Camps, de Fabra, de la Fórmula 1 en Valencia, de los excesos de Rita Barberá, del aeropuerto de Castellón (“una metáfora de lo que está pasando”), de toda la tropa corrupta valenciana. Ahora, sin abandonar a esos personajes (¡imposible hacerlo!), ha extendido su radio de acción. “Rajoy es el mejor cómico que tenemos ahora mismo”, dice. En la campaña ‘Nos gusta Cataluña/Ens agrada Catalunya’, el presidente decía, textualmente: “Los catalanes hacen cosas”. Castillo lee la frase. No la inventa ni la cocina de ninguna manera, la lee. Y la gente se parte. “Por eso Rajoy es un gran cómico”.
Guiones frescos del día
Pero Rajoy no es el único guionista de Castillo. “Yo me quedo en casa tocándome las pelotas, que el guión lo voy a tener cada mañana en el diario del día”, asegura. Y, si tenemos en cuenta que ha aterrizado en Catalunya “en plena hecatombe”, en función de las noticias del día, no duda en dedicar el espectáculo a José Ignacio Wert.
Castillo, a base de un colorido vestuario y echando mano de una parafernalia estrambótica, convierte el escenario en una fiesta del esperpento. Una fallera convertida en Braveheart con la intención de conquistar Catalunya: “Se nos quieren quedar las fallas, la paella y la Dama de Elche”, dijo en su día una regidora del PP. El papa diciendo que en el pesebre no había mula ni buey (“pero la virgen era virgen, eso sí lo sabe el papa”, que también averigua cosas). Camps, “que en los últimos meses sólo acudió a trabajar un día… ¡el 14N!”, viendo cómo en el vestuario de su club de tenis alguien se le cagó en la ropa… (“pura poesía visual”). El rey pasándolas canutas no ya gracias al elefante (que también: Castillo averigua “la verdad sobre el rey en Botswana”) sino por lo “hijoputa” que llega a ser el que le escribe los discursos, encadenándole palabras de pronunciación complicada como ‘escudriñar’, ‘esencias’, ‘galgos y podencos’…, discursos que, por tanto, evidencian todos los males y accidentes del rey (“¡Sacrificadlo!” llega a gritar). El obispo alicantino de la diócesis de Alcalá de Henares diciendo todo lo que ha llegado a decir sobre los homosexuales, los niños, Bob Esponja y las felaciones.
El orgullo del bufón
Xavi Castillo es un bufón. “Lo sé y me gusta, ¡aunque también sé que a los bufones los colgaban por los huevos!” Acepta ese reto encantado, fiel a su filosofía: “Lo mío no es teatro al uso sino cagarme en la madre que los parió”, porque considera que en general, y en Valencia en particular, falta sátira y mala leche. Vamos, que con la que está cayendo, lo que le pide el cuerpo no es ponerse a contar que “el novio le deja la ducha llena de pelos a la novia”. No, Castillo utiliza el humor como arma arrojadiza. “Le hago mucho más daño a Rita Barberá disfrazándome de ella con una botella de Beefeater que insultándola en una manifestación”, asegura. El precio de estos ataques es que ningún ayuntamiento pepero lo contrata. “Pero muchísimos colectivos sociales, culturales o de ayuda se encargan de buscar sala y así actúo en muchos pueblos gobernados por el Partido Popular”. Después de todo, no sólo ellos son los corruptos. Lo saben bien en Sabadell…, tirando de actualidad y de geografía.