En 2013 los médicos le dijeron a Montserrat que si no se hacía un trasplante de médula ósea le pronosticaban tres meses de vida, ya que su médula fabricaba más plaquetas de lo habitual. Sufría Síndrome Mielodisplásico de alto riesgo, una enfermedad que daña las células productoras de sangre en la médula ósea. Su única esperanza pues dependía de encontrar un donante. Fue entonces cuando su hermana se hizo las pruebas de compatibilidad pero salieron negativas.
Finalmente, en septiembre de 2013 Montserrat pudo ser trasplantada gracias a la donación de una persona que sí era compatible. “El cuerpo ha reaccionado más deprisa de lo que me esperaba. Las transfusiones me han dado mucha vida”, explica a este diario.
Cada día, todos los hospitales y clínicas de Catalunya necesitan sangre para tratar las necesidades de sus pacientes, es por ello que la transfusión de sangre es parte imprescindible de la asistencia sanitaria. De hecho, se calcula que 1 de cada 10 personas hospitalizadas requiere una transfusión sanguínea. Disponer de reservas suficientes, sin embargo, sólo depende de las donaciones que hacen de forma voluntaria cientos de miles de personas cada año y de que éstas sean constantes. En Catalunya, por ejemplo, 187.354 personas hicieron el año pasado un total de 255.895 donaciones, según datos del Departament de Salut.
Josep Maria comenzó a donar sangre cuando sus padres ingresaron en el hospital por varias cuestiones. “Entre hermanos y ahora ya los hijos, que empiezan a ser mayores, todos somos donantes más o menos fijos de sangre”, explica sentado en un sillón mientras dona sangre, en el centro de donaciones que el Banc de Sang i Teixits (BST) tiene en el Hospital Sant Pau de Barcelona. Ahora ya no volverá hasta el otoño, ya que en el caso de los hombres se puede donar sangre un máximo de cuatro veces a lo largo del año, con un mínimo de dos meses entre donación y donación.
Según calcula el BST en Catalunya hay una media de 1.000 donaciones diarias para abastecer la demanda y en una situación de normalidad, hay sangre guardada para atender durante 7 días los enfermos en los hospitales.
Además, se pronostica que debido al incremento de la esperanza de vida, la creación de unidades de medicina intensiva, el aumento del número de cirugías o las necesidades importantes y constantes de algunos enfermos la demanda de sangre se habrá incrementado en los próximos 10 años. Con todo, sin embargo, la doctora Pilar Ortiz, responsable técnica del banco de sangre del BST, matiza que en los últimos dos años ha habido una contención en la demanda: “El colectivo médico ha tomado conciencia del incremento progresivo de demanda de sangre y por ello se están poniendo en práctica medidas para un buen uso de la sangre como evitar las transfusiones que no son absolutamente imprescindibles”.
El plasma, un componente de la sangre que permite crear medicamentos para el tratamiento del cáncer
Alfonso también está en el centro del BST que hay en el Hospital Sant Pau. Él, a diferencia de Josep Maria -que viene a donar sangre- es donante de plasma. La donación de plasma o plaquetas, componentes de la sangre que se pueden extraer con unas máquinas específicas, suponen algo más de tiempo. En el caso del plasma, por ejemplo, una donación tarda alrededor de los 40 minutos. “El plasma es beneficioso para tratamientos de cáncer y como mi mujer tuvo cáncer cada vez que me llaman para donar plasma vengo”, dice Alfonso, que comenzó a donar sangre de forma habitual hace cerca de ocho años. Y es que del plasma sanguíneo se pueden llegar a obtener hasta 20 tipos de medicamentos diferentes que enfermos de toda Catalunya necesitan para sus tratamientos.
La doctora Montserrat Sáez, hematóloga del centro del BST de Sant Pau, explica a este diario que en las extracciones de plasma y plaquetas se centrifuga la sangre, se elige el componente y se devuelven los hematíes (glóbulos rojos) al donante. “Es un proceso más lento pero la recuperación por parte del donante es más rápida”, asegura. La doctora comenta que en esta unidad sería óptimo que vinieran cerca de 40 personas al día. “En maratones puntuales hemos llegado a los 100 donantes”, comenta.
A la hora de valorar las cifras de donaciones en Catalunya la doctora Ortiz explica que lo que se hace es adaptar las donaciones a la demanda que los hospitales necesitan. “La sangre es un bien muy preciado y no nos podemos permitir, por ejemplo, que caduquen reservas”, aclara. Según detalla, los concentrados de hematíes se conservan 42 días, el plasma se conserva hasta 3 años pero las plaquetas, por ejemplo, sólo se conservan 5 días.
Aunque cuando se piensa en la donación de sangre una de las primeras situaciones que se tiene presente es la necesidad que puede haber, por ejemplo, en el caso de un accidente de tráfico que provoca una hemorragia aguda, la doctora Ortiz explica que un poco más de la mitad de transfusiones se hacen en casos tales como anemias crónicas, enfermedades o tratamientos como la quimioterapia para la leucemia o los trasplantes, como en el caso de Montserrat que fue trasplantada de la médula ósea.
Llega otro donante a la sala, que mientras espera coge un periódico. Josep Maria ya ha terminado y ahora le toca recuperarse, bien sea con un zumo, un bollo o un agua de los que se encuentran alineados sobre una mesa. “De sangre tenemos mucha, donar es un momento, vienes aquí, pierdes unos minutos y quieras o no ya has colaborado, todos tenemos o hemos tenido algún amigo o familiar ingresado”, dice Josep Maria.