El conflicto de Panrico parece estar en la recta final. La mediación instada por la Generalitat así parece indicarlo. Con una sentencia favorable, la empresa ofrece rebajar de 133 a unos 80 despidos. La Generalitat quisiera reducirlos hasta 70 y el comité de empresa defiende que las bajas sean voluntarias e incentivadas. Esto era lo que se debatía este jueves hasta que se decidió un receso. En todo caso, los trabajadores decidirán qué respuesta dan a la situación en una asamblea convocada para el viernes, 13 de junio a las 5 de la tarde, según fuentes de la negociación.
Todo esto ocurre cuando hace exactamente ocho meses que se mantiene la huelga indefinida de los trabajadores de Panrico en Cataluña, protagonizada especialmente por los operarios de la factoría de Santa Perpètua de la Mogoda.
La Generalitat instó hace una semana una reunión entre la dirección de Panrico y los sindicatos para desbloquear el conflicto que amenaza la supervivencia de la factoría en Cataluña. El planteamiento del departamento de Empresa i Ocupació era pedir a ambas partes que detuvieran las denuncias judiciales en marcha. En segundo lugar los trabajadores deberían desconvocar la huelga indefinida que mantienen contra el duro plan de la compañía. La empresa debería reducir el número de despidos que había anunciado y que una última sentencia le ha permitido hacer. Además, Panrico debería presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que hiciera posible la reanudación progresiva de la fábrica de Santa Perpètua.
La planta catalana de Panrico es la que en el ERE presentado hace ocho meses había sido más castigada por los despidos. En el plan inicial se fijaron para las factorías de España 745 despidos. De estos, 33 ya se han ejecutado en Santa Perpètua, y hay 133 más previstos para los próximos dos años. El grupo tenía al inicio del conflicto 4.000 trabajadores, los despidos previstos para las plantas catalanas suponían el 43% del total de los 745 anunciados. Los trabajadores siempre han considerado que concentrar el castigo en la planta catalana era una especie de venganza ante la resistencia que dos años atrás habían mostrado los operarios de esta zona a un plan de reestructuración anterior.
Solidaridad y firmeza
Los trabajadores de Santa Perpètua se han mantenido con firmeza en la huelga indefinida gracias al campamento que han establecido frente a la fábrica. La tipología de estos empleados muestra una antigüedad media de 40 años con unos salarios que no suelen superar los 1.600 euros al mes.
Antes de la huelga, Panrico, propiedad del fondo de inversión Oaktree, afirmaba que tenía unos 700 millones de pérdidas desde el año 2008.
Los trabajadores tienen presentada una denuncia contra la empresa por vulnerar el derecho de huelga. Afirman también que el ERE presentado en su día es ilegal, aunque la primera sentencia dictada por la Audiencia Nacional no lo considera así. Han presentado, pues, un recurso al Tribunal Supremo que puede tardar un año en emitir sentencia definitiva y el conflicto quedaría mientras tanto vivo.
Los trabajadores han resistido hasta ahora gracias a la solidaridad. Pero todo tiene un límite. De hecho, la empresa, si quiere, sólo le cabe esperar al 19 de este mes para aplicar de forma unilateral del ERTE e intentar reabrir la fábrica.
La empresa tampoco tiene mucho margen. El desgaste sufrido por la marca es grande. Los costes de transportar producción hasta Cataluña son importantes. Además, persisten campañas ciudadanas que piden el boicot a la marca. Precisamente este jueves se han realizado diversas concentraciones ante establecimientos que vendían productos de la marca de bollería.