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El fiasco de la delegación de competencias en inmigración deja la relación entre Junts y PSOE al borde del bloqueo

Puigdemont, acompañado de Nogueras y Turull en Waterloo

Arturo Puente / José Enrique Monrosi

Barcelona /Madrid —
23 de septiembre de 2025 22:40 h

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La proposición de ley para delegar a la Generalitat de Catalunya ciertas competencias en materia de inmigración ha quedado abortada en el Congreso después de que los diputados de Podemos y uno de Compromís se hayan descolgado del bloque de la investidura. Se trata de un revés parlamentario a PSOE y Junts, las dos formaciones que habían pactado el articulado, que impacta directamente en las negociaciones entre ambos partidos, que antes de la votación ya estaban en un momento delicado.

Junts se queda sin una norma que ansiaba obtener para poder colgarse una medalla en materia de inmigración, en plena lucha contra la formación xenófoba independentista Aliança Catalana. El PSOE pierde una votación que hubiera destensado mucho la tormentosa relación con uno de sus socios más difíciles. Con todo, en ninguno de los dos partidos creen que el de este jueves vaya a ser un motivo definitivo de ruptura.

Sí puede ser, en cambio, un argumento para que Junts continúe negando su apoyo al Gobierno en votaciones clave, como ya ha pasado recientemente en diferentes materias, como la reducción de la jornada laboral.

El objetivo del PSOE es que la derrota parlamentaria de este martes no enturbie aún más las ya de por sí complejísimas relaciones políticas con el partido de Carles Puigdemont.

Durante todo el debate parlamentario los socialistas se esforzaron en centrar todas sus críticas al Partido Popular y en evitar entrar en la cuestión de fondo de la gestión migratoria, ni siquiera para rechazar la intervención de Míriam Nogueras, que llegó a señalar a las personas inmigrantes como responsables del colapso de los servicios públicos.

El diputado socialista José Zaragoza prefirió poner el foco en la apuesta del Gobierno por ahondar en la descentralización del estado para mejorar la gestión de asuntos como las políticas migratorias. Una senda que le recordó al PP que ya transitaron otros Gobiernos como el de José María Aznar.

“En nuestro acuerdo no se delega el despliegue de los Mossos, eso lo hizo el PP, ni el 30% del IRPF, eso ya lo hizo el PP, lo hizo José María Aznar para conseguir los votos de investidura de Pujol. Su hipocresía no tiene límites”, reprochó Zaragoza.

Ahora los socialistas asisten inquietos a cómo digerirán los de Puigdemont el varapalo. Nadie descarta que la consecuencia implique una reacción airada de los siete diputados de Junts en el Congreso que complique aún más el devenir de la legislatura. Unas sensaciones sustentadas en el resultado de la reunión de la semana pasada entre la cúpula de Junts y la del PSOE, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza.

Los socialistas confirman que aquel encuentro con Puigdemont “no fue bien” y que no sirvió para desbloquear nada, sino tan solo para constatar lo utópico que resulta a día de hoy contar con los votos de Junts en el Congreso para horizontes tan ambiciosos como sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado.

Los independentistas, por su parte, son conscientes de que no han perdido la votación de este martes por culpa del PSOE, ni siquiera por los socios del Gobierno, que se han alineado mayoritariamente con el sí y han defendido la medida desde la tribuna. Sin embargo, el fracaso de una proposición de ley que para Junts era importante certifica, a su modo de ver, que la negociación en Suiza es muy difícil que dé frutos tangibles.

Este mismo martes, antes del revés parlamentario, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ha reiterado que durante este otoño su partido abordará la continuidad del apoyo parlamentario al Gobierno: “Antes de comer los turrones de Navidad la decisión estará tomada”.

El camino desde la investidura

El partido de Puigdemont depositó en otoño de 2023 todas sus esperanzas electorales en su capacidad de influencia en el Gobierno de Pedro Sánchez. Sin duda han influido, aunque no con los resultados esperados. La ley de amnistía, que fue una negociación durísima y en la que todas las partes hicieron renuncias, no ha logrado uno de sus más ambiciosos objetivos, como era permitir el regreso de Puigdemont.

La delegación de competencias en materia de inmigración se ideó en la mesa suiza, de hecho como una salida política posible para superar el mal sabor de boca que dejaba el bloqueo de la ley de amnistía. La constatación de que tampoco ha salido adelante enturbia el horizonte, sobre todo por la sensación cada vez más extendida entre los independentistas de que sus acuerdos con el PSOE acaban siendo estériles en la práctica.

La pérdida de esta votación se produce además en una semana especialmente complicada para Junts, después de que se hayan publicado varias encuestas, como la de La Vanguardia, que confirman un ascenso muy pronunciado de Aliança Catalana a costa del electorado de la antigua Convergència. La formación xenófoba capitaneada por Sílvia Orriols es la causa del progresivo endurecimiento del discurso de Junts en materias como la migración o la seguridad.

El giro de Junts se evidenció este martes, durante el Pleno, cuando la portavoz de la formación independentista, Miriam Nogueras, llegó a asegurar que la inmigración es un “problema” y habló en términos identitarios propios de la extrema derecha: “La supervivencia de nuestra identidad no está garantizada”, dijo, en alusión a los migrantes que llegan a Catalunya.

El viraje lo han escenificado tanto en el Congreso como en el Parlament y muchos de sus alcaldes lo alientan también en sus respectivos municipios. Pero no ha servido para evitar que Aliança se coloque cerca de hacer sorpasso a los de Puigdemont.

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