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Girona ensaya un festival de música electrónica con 250 personas y 'certificados anti-covid'

Imagen de La Mercè Electrònica con los asistentes bailando

ACN

Girona —

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Unas 250 personas han vuelto a salir de fiesta este sábado en Girona. Lo han hecho en la Mercè Electrónica, un festival de música tecno de cinco horas en el Centro Cultural la Mercè y que formaba parte del plan piloto Obrir Girona, que desde hace una semana ensaya la reapertura de distintos eventos sociales, como las cenas en restaurantes, para aquellos que presenten un test de antígenos negativo, que hayan sido vacunados o que hayan pasado la COVID-19 en los últimos tres meses.

Los asistentes han podido bailar sin la habitual distancia de seguridad, aunque tenían que llevar mascarilla FFP2 en todo momento. En el claustro se ha instalado un servicio de bar donde se podía tomar una consumición, que no se podía introducir en la pista de baile. Tampoco se permitía fumar. Desde la organización han explicado que hay nuevas iniciativas previstas, tanto culturales como deportivas, y han añadido que mantendrán las cenas en media docena de restaurantes de cara a la próxima semana.

La organización del evento corría a cargo del centro Blockchain Catalunya y contaba con la participación de las cámaras de comercio, el aval de la Generalitat y la colaboración de las farmacias de la ciudad, que son las que validan el certificado, que recibe el nombre de Muy Baja Capacidad de Contagiar (MBCC). Esta denominación ya reconoce que, de alguna forma, pese a la documentación aportada por los asistentes no existe la total certeza de que no están contagiados.

El presidente del centro Blockchain, Quirze Salomón, también a anunciado nuevos eventos de carácter deportivos y culturales las próximas semanas en el marco de Obrir Girona, si bien no ha dado más detalles, ya que hasta que no los apruebe el Procicat no los puede hacer públicos.

El Centro Cultural de la Mercè de Girona ha sido lo más similar a una discoteca de lo que se recuerda en el último año. Disc-jockeys, público bailando y un bar al aire libre. En el control de la entrada se tenía que certificar que los asistentes habían pasado una prueba de antígenos sin dar positivo, que hacía menos de tres meses que habían tenido la COVID-19 o que estaban vacunados.

Alicia Pintón y Ester Molist, dos de las jóvenes asistentes, explicaban este sábado que para ellas era “extraño” y que cuando se encontraban en lugares con mucha gente preferían apartarse un poco. “No lo recordábamos. Cuando estamos con mucha gente tenemos una sensación rara”, señalaban. De todos modos, ambas celebraron la iniciativa y destacaban que está “muy bien organizada”. “Es una manera segura y fácil de poder volver un poco a lo que teníamos antes. La verdad es que nos sentimos muy seguras”, remarcaban.

En el mismo sentido se expresaban Ferran Serra y Desirée Jiménez. Ambos señalaban que después de un año “había muchas ganas de ir de fiesta”, y esperaban que la iniciativa sirva para ir reabriendo bares y discotecas. “Lo estábamos esperando. Había muchas ganas, la verdad”, señalan. En estos momentos, en Catalunya la restauración solamente puede abrir hasta las 17.00 –aunque a partir del día 9 se prevé que abran hasta las 23.00– y los conciertos requieren por ahora muchas más restricciones en cuanto a aforos y distancias entre grupos de asistentes.

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