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El independentismo conmemora el 1-O con una llamada a la “lucha no violenta y a la desobediencia civil” para responder a la sentencia

El acto ha contado con el apoyo de entidades sociales, sindicatos y activistas

Oriol Solé Altimira

El independentismo ha conmemorado este martes el segundo aniversario del 1-O con la vista puesta en la respuesta a la sentencia del procés. Como en las fechas familiares más señaladas, los distintos actores del independentismo han dejado por un día sus disputas internas y han querido proyectar una imagen de unidad. El mensaje ha sido una llamada general a la movilización, aunque la concreción de esta música en actos concretos ha brillado por su ausencia.

“La sentencia condenatoria a los líderes políticos y sociales del país supondrá el mayor ataque a nuestros derechos fundamentales. Hacemos una llamada al conjunto de la ciudadanía a responder de manera masiva desde la lucha no violenta y la desobediencia civil”, reza el manifiesto consensuado entre JxCat, ERC, la CUP, Òmnium Cultural y la ANC y que este martes han leído en un acto en el centro cultural de la Sedeta en Barcelona los periodistas Martí Anglada y David Fernàndez y la historiadora Anna Sallés. El acto ha contado con la presencia de representantes de varias entidades y sindicatos pero no de los 'comuns' o CC.OO. y UGT.

Las palabras del manifiesto estaban medidas y se ha evitado así una llamada explícita a la desobediencia institucional, que dos años después del convulso otoño soberanista del 2017 volvió a recibir el aval del Parlament la semana pasada. En el acto en la Sedeta sí han participado dirigentes de los partidos, como Laura Borràs (JxCat), Marta Vilalta (ERC), pero no ha asistido ningún miembro del Govern.

“La escalada represiva, la prisión y el exilio dificultan la búsqueda de una solución democrática al conflicto político”, diagnostica el manifiesto, que evita poner deberes a la Generalitat y sitúa “la desobediencia civil y la movilización ciudadana pacífica” como “los principales instrumentos que tiene la ciudadanía para responder a los abusos de poder y a las injusticias”.

Así las cosas, la ANC y Òmnium han vuelto a calentar motores para que la movilización ciudadana tenga un papel protagonista una vez el Supremo dicte su sentencia, aunque las manifestaciones en respuesta al fallo ya se dan por descontadas. Lo que sigue siendo una incógnita es cómo actuarán las instituciones catalanas, y la celebración del 1-O organizada por la Generalitat no ha dado ninguna pista este martes más allá de repetir discursos en favor de la independencia y los presos.

El Ejecutivo ha conmemorado el 1-O con un acto propio titulado 'Compromiso con el primero de octubre' en el Palau de la Generalitat en el que el president, Quim Torra, se ha comprometido a “avanzar sin excusas hacia la república catalana” y a “trabajar para la libertad de los presos políticos y los exiliados”.

Torra ha estado arropado por el Govern en pleno y varios secretarios y directores generales. El acto ha consistido en una lectura de un discurso compartido por parte de Torra y el vicepresident, Pere Aragonès, sin aceptar preguntas. El Ejecutivo, de paso, ha querido transmitir una imagen de unidad tras las últimas crisis entre JxCat y ERC así como un mensaje mucho más institucional que en el primer aniversario del 1-O, cuando Torra, desde el colegio electoral de Girona donde tenía que votar Carles Puigdemont, animó a los CDR a “apretar” y por la tarde un grupo de jóvenes intentó entrar en el Parlament.

“Este Govern está comprometido con la radicalidad democrática, el diálogo, la autodeterminación y el respeto a los derechos civiles”, ha afirmado Torra, que ha definido el 1-O como “la jornada fundacional del republicanismo catalán”. Por su lado, Aragonès ha reivindicado “el espíritu del 1 de octubre” para “encarar los desafíos que tenemos hacia la república catalana, que será inevitable”. El aniversario del 1-O, día de tregua entre socios de Govern.

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