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Mireia Vehí (CUP): “Vamos a parar a la derecha y a la extrema derecha, pero no regalaremos nada al PSOE”

Vehí insiste en que el independentismo acuerde una posición ante una eventual investidura de Sánchez.

Oriol Solé Altimira

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Mireia Vehí (Vilafant, 1985) encabezó en 2019 la primera representación de la CUP en el Congreso de la historia. Ahora aspirar a revalidar el cargo liderando la lista de los anticapitalistas por Girona. “No se puede ser demócrata sin ser antifascista”, apunta como premisa de una estrategia de oposición frontal a la extrema derecha sin dejar de ser exigente con el PSOE y Sumar, a quien no se ahorra críticas.

En esta entrevista, Vehí también lamenta el ambiente de tensión instalado en el Congreso, a su juicio generado por nuevos medios de extrema derecha y el “señalamiento brutal” que practican en redes contra representantes de partidos de izquierda. Una situación que ha llevado a la CUP, como medida de precaución, a contratar seguridad privada para moverse por Madrid.

La semana pasada avanzaron que su condición para investir a Pedro Sánchez es una fecha y una pregunta para un referéndum. ¿Qué les hace pensar que el PSOE pueda variar su tradicional negativa a la autodeterminación?

Hemos establecido un marco muy claro: ni derecha, ni extrema derecha, ni regalarle nada al PSOE. Vamos a parar a la derecha y a la extrema derecha, pero no para salvar al PSOE sino para conseguir derechos. La legislatura que termina nos dejó al Tribunal Constitucional irrumpiendo en las Cortes para parar un pleno que aprobaría una ley sobre su renovación. Esto nos dice no solo que ERC ha comandado una estrategia fracasada, sino que el PSOE está perdiendo su guerra interna en el Estado. La autodeterminación es la criptonita de los sectores ultraconservadores que cada vez tienen más poder. En este contexto, Pedro Sánchez va a tener que decidir.

¿Mantendrían ese ‘no’ a Sánchez en caso de no conseguir el referéndum aunque eso signifique un bloqueo de la investidura?

Hay varios escenarios posibles. La derecha puede sumar con la ultraderecha, pero el bloque de la investidura de la legislatura anterior también puede necesitar a algunos de los partidos que votamos ‘no’ a Sánchez en 2019. En este caso, la CUP tratará de construir alrededor del referéndum y la autodeterminación una posición conjunta del independentismo. No es una cuestión de partido.

Imaginemos este escenario: Sánchez tiene 173 votos a favor y 174 en contra. De tres diputados de la CUP depende que sea presidente. ¿Rechazarían apoyar a Sánchez aunque no pusiera fecha y pregunta para un referéndum?

El papel de la CUP y de todos los partidos de izquierda en este ciclo de involución, autoritarismo y derechas es ser los diques de todo lo que los movimientos populares han conseguido poner como sentido común: el referéndum, los derechos de las mujeres y el colectivo LGTBI o la regulación de la vivienda. La obligación de cualquier partido de izquierdas y que quiera transformar este Reino de España cada vez más a la derecha debería ser aguantar estas propuestas hasta que la marea vuelva a ser progresista y nos permita avanzar más.

Pero tenemos pistas de que Sumar no está yendo por este camino porque Yolanda Díaz ha defendido la autodeterminación del Sáhara pero no la de Catalunya. Pedro Sánchez incluso se ha retractado de postulados feministas fundamentales con sus declaraciones sobre señores de 40 y 50 años. Y este mismo martes el Gobierno ha eliminado la prórroga automática de seis meses de los contratos de alquiler. ¿Ni esta limitación irrisoria va a quedar?

Que la CUP no quiera regalar nada al PSOE puede comportar que Feijóo sea presidente de un Gobierno del PP con Vox.

Las encuestas, a día de hoy, le dan una ventaja holgada a PP y Vox. Para que el PSOE y Sumar puedan aspirar a disputar la batalla tendrán que hacer algo más que pasearse por los platós y prometer políticas que no han hecho mientras estaban en el Gobierno. Hay una batalla cultural contra la derecha que se gana con derechos y gestos. La CUP propone intentar construir de otra forma. ¡Obviamente que si es por nosotros no pasarán ni un milímetro, y lo hemos demostrado en varias ocasiones! Pero también hay que decir al PSOE y a Sumar que si quieren seguir gestionando igual que hasta ahora el Reino de España están alargando la agonía, porque no libran la batalla.

Una de las situaciones más increíbles que yo he vivido en el Congreso fue cuando el PSOE y Unidas Podemos aceptaron a dos magistrados de ultraderecha en el Constitucional [Concepción Espejel y Enrique Arnaldo], sin renovar el Consejo General del Poder Judicial ni reformar el Constitucional. La pregunta tiene que ir para el PSOE y para Sumar. ¿Van a seguir con esta timidez y esta cobardía hacia los grandes poderes económicos y del Estado? ¿Van a seguir blindando a la patronal inmobiliaria y regalando los fondos europeos a las grandes corporaciones? Si la respuesta es que sí, solo supone alargar la agonía y una renuncia a librar la batalla contra la derecha y la extrema derecha.

Que Sumar se ponga más al centro es una mala noticia para todo el mundo

¿Qué le diría a una mujer, a una persona del colectivo LGTBI o a un migrante ante el escenario de que la CUP pueda no apoyar a Sánchez porque no tiene un compromiso con la autodeterminación pero sí con cuestiones sociales?

Es que no es cierto. Sánchez no se ha comprometido con los derechos fundamentales. Sánchez es el presidente responsable de la tragedia de Melilla. La pregunta sería qué le diría Pedro Sánchez a la gente migrante que ve cómo el Estado español permite el asesinato por parte de Marruecos de decenas de personas en Melilla. La autodeterminación es un derecho muy importante porque tiene que ver con la libre asociación de la ciudadanía con una legislación. La Constitución, a la que Sánchez recurre sistemáticamente para negar la autodeterminación, fue firmada bajo ruido de sables y una amenaza militar de un nuevo levantamiento. Esta Constitución no puede regular las libertades en el siglo XXI. 

¿Han trasladado la propuesta de no hacer presidente a Sánchez si no se acuerda la autodeterminación a Junts y a ERC? ¿Qué respuesta han recibido?

No se lo hemos trasladado formalmente, pero nos pondremos a trabajar, lo que implica paciencia y no hacerlo desde los medios de comunicación. Pensamos que es una propuesta muy sólida y que representa los grandes consensos sociales en este país: el 80% de catalanes a favor del derecho a decidir no es un oasis imaginario en el desierto, es un porcentaje en el que todas las encuestas también sitúan incluso a muchos votantes del PSC. Vamos a trabajar para que el referéndum sea un lugar común de encuentro y un carril en el que quepa todo el mundo. 

Junts ha avanzado que no investirá a Sánchez. ¿Le parece creíble?

La legislatura pasada Junts tenía un discurso ‘ultraindepe’, muy escandaloso, pero a la vez, su entonces conseller de Economía [Jaume Giró] en la Generalitat se paseaba por los despachos de Madrid. Junts tendrá que explicar cuál es su sentido común interno porque tiene muchas almas. A Xavier Trias le quitaron la alcaldía y 48 horas después lamentó que el PSOE no hubiera leído que él proponía una operación de Estado para pacificar Barcelona. Junts tendrá que clarificar hacia dónde va.

¿Cómo han visto desde la CUP la aparición de Sumar?

Es una buena noticia que haya alguien al otro lado. Queremos que haya una izquierda española fuerte. Pero en poco tiempo Sumar ha dado pistas que nos parece que no van en la línea que tienen que ir. En Catalunya, en 24 horas se cambió a un cabeza de lista reconocidamente soberanista [Jaume Asens] para que el protagonismo sea de Iniciativa con una persona puesta desde Madrid [Aina Vidal].

También nos preocupa la cuestión feminista. Sumar no incorpora a Irene Montero pero no da una explicación política del por qué. El movimiento feminista se merece recibir argumentos políticos. Desde la CUP hemos sido muy críticas con el Ministerio de Igualdad, y nos gustaría escuchar a Yolanda Díaz explicar que el feminismo del Código Penal no es el suyo y por eso Irene Montero no está. Pero Yolanda Díaz no ha hecho esto. Si no se da una explicación política, se esquilma al movimiento feminista de un debate fundamental y, de alguna forma, se contribuye a lo que dicen la extrema derecha y la derecha y parece que el único feminismo posible sea el de Irene Montero.

¿No estará dejando a Yolanda Díaz y a Aina Vidal fuera del feminismo, no?

Claro que no, pero me gustaría escuchar una explicación política de Yolanda Díaz sobre la ley del ‘solo sí es sí’. Nosotras fuimos muy críticas con esta ley y con el uso del feminismo del Código Penal. Si no explicas a la ciudadanía por qué la ministra de Igualdad responsable de esta ley no está en tu proyecto, le das coba a la extrema derecha. ¡Hay que explicarse! Sumar parece coger una senda poco esperanzadora, y es una muy mala noticia para los españoles y españolas, los catalanes y catalanas y el resto de población de los Països Catalans que ahora vive bajo gobiernos de derecha y extrema derecha.

No puede ser que Sumar no sea un tensor del PSOE. En la pasada legislatura, la CUP quisimos estirar a la izquierda al PSOE y a Unidas Podemos porque Podemos no jugó este papel en muchas ocasiones: los asesinatos de Melilla, la no derogación de la ley mordaza, una ley de vivienda objetivamente insuficiente… Que Sumar se ponga más al centro es una mala noticia para todo el mundo.

Vienen de tradiciones políticas distintas, pero sorprende a veces las pocas posibilidades de acuerdos entre los partidos a la izquierda del PSOE y el PSC: ERC, comuns-Sumar y la CUP. ¿Tiene alguna explicación?

Primero una enmienda: entre las fuerzas soberanistas e independentistas esta legislatura nos hemos entendido para lanzar iniciativas para investigar la corrupción de la corona, la tragedia de Melilla... desestimadas sistemáticamente por la Mesa del Congreso y la Junta de Portavoces. En estas propuestas de comisión de investigación en ocasiones ha estado Podemos, pero en otras no porque han querido ser leales al PSOE. Y nos ha parecido un error y se lo hemos dicho. 

Pero no es un tema relacional o de tradiciones políticas, aunque sean distintas y condicionen. Ha habido mayor entendimiento con ERC, Bildu, Junts, Compromís, incluso Més per Mallorca en el Senado o incluso el PNV en lo relativo a Pegasus, que con Unidas Podemos. Es un mal negocio que Podemos, o ahora el espacio de Sumar, no puedan hacer oposición de izquierdas al PSOE en asuntos como Melilla o Pegasus porque la condición es que gobiernan con el PSOE. Si se inhiben de las batallas internas en el Gobierno, tiran la toalla y es una mala noticia. 

¿Al Gobierno le ha faltado marcar perfil izquierdo en materia económica? 

El Gobierno ha sido progresista en cuestiones más sociales, pero lamentablemente ha sido conservador en las áreas troncales del Estado. En economía, la gestión en Europa para conseguir fondos europeos es positiva, pero la cuestión es que luego estos fondos se distribuyen mediante un real decreto aprobado con Vox y a imagen y semejanza de las propuestas de las cuatro grandes consultoras vinculadas con el Ibex. En consecuencia, la distribución de los fondos se plantea a grandes empresas. Esto ha sido difícil de explicar en algunos momentos porque el titular era el dinero conseguido en Europa, pero cuando vas al detalle el Gobierno lo ha repartido a los de siempre. Medio en broma, algunos portavoces decían que el PSOE había hecho un ‘bizum’ a las grandes corporaciones.

¿Qué opinión le merece la gestión de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad?

Tuvimos un posicionamiento crítico con la ley del sí es sí porque dentro del movimiento feminista hay un debate muy amplio sobre cómo abordar la violencia machista y el Ministerio de Igualdad construyó una ley muy centrada en modificaciones del Código Penal. Consideraron que la violencia machista iba a disminuir si aumentaba el castigo, y nosotras fuimos muy críticas porque pensamos que el abordaje de la violencia machista no puede venir solo del Código Penal, que ya es muy duro, sino que tiene que venir de una mirada mucho más compleja de la violencia, el género y también de la masculinidad. La ley también perseguía a las trabajadoras sexuales y tenía una insuficiente protección a las mujeres migrantes. Por eso nos abstuvimos, pero explicando nuestra crítica responsable, comprometida y constructiva con el movimiento feminista.

También tuvimos una segunda discusión con la ley trans que decidimos no hacer pública cuando vimos el nivel de odio altísimo que las redes y los sectores más reaccionarios esparcían. Nuestra posición también era crítica, pero el sector ‘terf’ estaba tan beligerante, las redes eran increíblemente violentas y el señalamiento al Ministerio y a la ministra Irene Montero era tal que no la hicimos pública. Pensamos que los costes para el movimiento feminista y los derechos de las personas trans eran mayores que lo que aportaba nuestra crítica al debate.

 ¿Le hubiese gustado que Irene Montero estuviese en las listas de Sumar tras los ataques que ha recibido?

No quiero opinar sobre otras organizaciones.

Los nuevos medios de extrema derecha activan señalamientos brutales en redes

En una entrevista en RTVE la semana pasada explicó que han tenido que contratar seguridad privada para ir por Madrid. ¿Han sufrido algún tipo de ataque o amenaza?

Sí. Si no, no lo haríamos.

¿Lo vincula con el auge de la extrema derecha?

En el Congreso se acredita a periodistas de extrema derecha. Son medios que utilizan la estrategia trumpista, que no hace falta explicar más. Cuando nosotras contestamos a sus preguntas agresivas en sala de prensa o señalamos sus prácticas de extrema derecha, esta gente activa un señalamiento brutal en redes. Tienen un enorme dominio de las redes, incluso en espacios donde la izquierda no termina de llegar, como TikTok. Y eso genera un señalamiento, que impacta en tus perfiles personales, con amenazas que no eres capaz de calibrar qué impacto tienen en la calle y menos en una ciudad como Madrid, que lleva 20 años gobernada por la derecha, con una connivencia y una indulgencia notables con los sectores ultraconservadores. Y encima una de las fuentes de financiación de uno de estos medios es la Comunidad de Madrid. Por lo tanto, no sabemos qué pasa y qué impacto tiene.

Cuando hay estos picos de señalamiento, prevenimos. No nos han agredido por la calle, a excepción de algún insulto. Pero si empieza a preguntar a toda la gente de izquierdas que está en Madrid, cualquiera le va a explicar mil y un casos. Nosotras somos por ahora las menos afectadas, pero hemos visto la dinámica y no hemos querido esperar a que pasara nada grave.

Hace hincapié en las estrategias de estos nuevos medios de extrema derecha en la sala de prensa del Congreso. ¿Por qué cree que se les permite estar en el Congreso?

No solo se les permite estar, sino que a medios declaradamente de izquierdas no se les permite. La libertad de expresión vale para unos y para otros no. Antes hablábamos de Irene Montero y de Pablo Iglesias. ¿Cómo puede ser que en la puerta de su casa hubiera sistemáticamente manifestaciones y la policía no interviniera? ¿Cómo puede ser que sindicatos reconocidamente ultras de la Policía Nacional y de la Guardia Civil convocaran a las puertas del Congreso una manifestación contra la derogación de la ley mordaza sin que la policía hiciera nada y, en cambio, cuando vinieron cinco científicos a hacer una performance se los llevaran detenidos? ¿Por qué unos sí y los otros no? ¿Por qué la Mesa del Congreso juega a favor de planteamientos de extrema derecha? Ellos te dicen que es que están acreditados, pero es que hay mucho dinero. Tiene que haber un criterio ético.

¿Tendría que replantearse este criterio de cara a la siguiente legislatura?

Obviamente, porque además si usted, que es periodista, habla con todos los periodistas de medios que hay en la sala del Congreso o con los jefes de prensa, le dirán que se ha intentado que hubiera otra mirada de quién podía y quién no estar o qué se podía hacer y qué no. Nos podemos poner filosóficos, pero no se puede ser demócrata sin ser antifascista.

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