El anuncio de abdicación de Juan Carlos escenifica el final de régimen del que en la izquierda alternativa tanto hemos hablado. Se trata de un final de régimen que se evidencia en la ruptura de tres pactos, hasta ahora, incuestionables para casi todo el mundo: el pacto territorial, el pacto social y el pacto de modelo de Estado.
El pacto territorial quedó dañado, roto para muchos, con la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 que recortaba un Estatut refrendado por una mayoría abrumadora del pueblo de Catalunya, y que humillaba nuestra dignidad nacional. Desde entonces hasta ahora, la crisis territorial que vive España no ha hecho más que aumentar y no tiene visos de resolverse si no es con una consulta política al conjunto de la ciudadanía. El pacto social se rompió, unilateralmente, por parte del bipartidismo, una noche del mes de agosto de 2011 con la modificación, con nocturnidad y alevosía, del artículo 135 de la Constitución Española. Un artículo que nos hace aún más esclavos de los mercados y de los poderes financieros, y que obliga al Estado a priorizar, por encima de cualquier inversión social, el pago de la deuda a las élites financieras. Un nuevo golpe, esta vez dirigido contra nuestra dignidad social y de clase.
Ahora, con el anuncio hecho por Juan Carlos I, al régimen no le queda otra opción que escenificar la ruptura del pacto del modelo de Estado. Conocedor como es el PP y la casta que todavía ostenta el poder dentro del PSOE que en las elecciones generales del 2015 habrá un ciclón político en el estado que hará saltar por los aires las mayorías parlamentarias cualificadas del bipartidismo, han avanzado la abdicación del rey para ganarlas.
Debemos denunciar el fraude democrático que esta decisión supone. Tenemos un Congreso profundamente deslegitimado, no sólo por los resultados electorales de las últimas elecciones europeas que demuestran que el bipartidismo cae por debajo del 50%, sino también porque la ciudadanía está reclamando nuevas formas de hacer y de participar que no se avienen con el régimen bipartidista. El PP y una parte del PSOE, siempre defendiendo los intereses de los más poderosos del estado, quieren aprobar una ley orgánica para dar continuidad a la monarquía usando un Parlamento, el del estado, que ya no representa a la mayoría de la ciudadanía.
Hay, por lo tanto, una convocatoria de elecciones constituyentes para transformar las instituciones, garantizar los derechos sociales y laborales de la clase trabajadora, establecer el estado como un pacto de soberanías compartidas entre los diferentes pueblos fundamentándose en consultas democráticas y una apuesta decidida y ambiciosa para ganarnos una democracia donde podamos decidir todo. También, evidentemente, si lo que queremos es una república o continuar con esta falsa democracia en la que llamamos monarquía parlamentaria.
Ganar este proceso es el momento político que, con diferentes nombres pero con el mismo lenguaje, venimos defendiendo desde las izquierdas alternativas. Debemos iniciar, a partir de mañana mismo, un proceso de acumulación de fuerzas, de todas las fuerzas posibles, para hacer abdicar el régimen. Hay que dejar de lado las identidades de unos y otros, políticas y nacionales, y encarar una nueva fase de acumulación de fuerzas para poner en jaque 'al bipartidismo monárquico con el objetivo de ganarnos auténticamente la democracia: federalistas, confederalistas , independentistas, regionalistas y gente de izquierdas tenemos que saber que ha llegado nuestro momento, el momento de confluir hacia una república social de los pueblos.