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Los argumentos de la CUP para no investir a Artur Mas

Antonio Baños y Artur Mas hablan en las escaleras del Parlament

Arturo Puente

Este jueves la CUP ha dado su segundo 'no' a la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat, un rechazo que ha provocado que Mas perdiera la votación y no fuera reelegido por mayoría simple. Pese a la anunciada negativa de la candidatura de la izquierda independentista, su portavoz, Antonio Baños, ha extendido la mano a Junts Pel Sí para seguir negociando y llegar a un acuerdo que desencalle la investidura.

El mayor problema durante las negociaciones ha sido precisamente el nombre del candidato. La CUP prometió durante la campaña que no investiría a Mas, y la coalición de Junts pel Sí dejó cerrado un acuerdo por el que su candidato es Artur Mas, que paradójicamente iba de número 4 en la lista. El president en funciones se niega a dar un paso atrás, asegurando que es el candidato que reúne más apoyos, mientras que la CUP, hasta el momento, mantiene sobre él un veto inamovible que no extiende a ningún otro miembro de la candidatura, desde la campaña electoral.

“No ensancha la base independentista”

Una de las tareas para las que la CUP se ve más útil es la de ampliar el apoyo social del independentismo, haciendo que el movimiento crezca por la izquierda y hacia los sectores más favorables a una ruptura política. Consideran que para esta tarea Artur Mas ha sido un tapón, siendo el icono de las políticas de austeridad que han impulsado los recortes sociales. Las diferencias programáticas entre la CUP, que se define como anticapitalista, y CDC, un partido de la derecha nacionalista, son muy importantes y han creado muchos roces durante la pasada legislatura.

Es esta diferencia de planteamientos sobre las cuestiones sociales y económicas la que han llevado a la CUP a optar por no entrar en el Govern, si este llega a formarse. En lo que respecta a la investidura, la candidatura ha explicado en diversas ocasiones que no serán un frento a la independencia, pero que un president de consenso debería estar en medio entre Artur Mas, al que ven en el extremo más liberal del espectro, y la CUP. Anna Gabriel, en una entrevista con Catalunya Plural, describió a Mas como “una persona que se la identifica con las privatizaciones, la segregación en la escuela y no ubicado en absoluto en el ambito de la desobediencia institucional”, razones por las cuales debería ser “ampliamente compartido” que no es el mejor candidato a la presidencia.

Razones similares adujo Antonio Baños en su discurso de investidura, cuando aseguró que “queremos y necesitamos más gente”, un objetivo que a su parecer no se consigue invistiendo a Mas. También Benet Salellas se refirió en una entrevista con Catalunya Plural al mismo aspecto, asegurando que “lo cierto es que Mas ya no suma gente al proceso”.

“Ha usado la convocatoria de elecciones para hacer mercadeo”

Uno de los aspectos por los que la CUP estaría dispuesta a que Mas se incorporase al Govern pero no a la presidencia es porque consideran que, en la pasada legislatura, el president utilizó atribuciones de su cargo para presionar al resto de partidos en beneficio de Convergència. “El botón de convocar elecciones es una joya, y consideramos que se ha hecho mucho mercadeo con él”, aseguró el diputado Benet Salellas en una entrevista con Catalunya Ràdio tras el pleno de la primera investidura, “y este botón no ha de continuar en manos de Artur Mas”.

El diputado se refería con la metáfora del botón a la presión ejercida por Mas a Junqueras para que éste aceptara sumar a ERC a la lista conjunta con CDC, algo que la derecha nacionalista necesitaba ante las malas expectativas electorales. Para conseguir esta operación, el president dilató las elecciones plebiscitarias que le reclamaban las entidades y los partidos desde el 9 de noviembre del 2014 hasta el 27 de septiembre de este año, un tiempo que fue duramente criticado por la CUP al considerarlo perdido para el proceso independentista.

Personalismo: “No queremos otro Pujol”

El personalismo ha sido una acusación recurrente de la CUP contra Artur Mas. En el primer debate de investidura Baños le lanzó el argumento asegurando que “en la Meridiana nadie gritaba su nombre” y Mas pareció sorprendido, negando que hubiese sido personalista porque “siempre se ha resistido a lo que le dictaba su corazón y nunca ha ido a una manifestación del 11 de septiembre.

El análisis de la CUP tiene que ver con el modelo social heredado de la época de Pujol, tal como explicó el diputado Benet Salellas en una entrevista en Catalunya Ràdio. “Creemos que el pujolismo ha sido negativo para Catalunya donde con frecuencia se ha confundido un president, partido y país”, aseguró. Por esta razón, Salellas aseguró que no quieren “un nuevo Pujol” ni repetir este esquema.

“Lleva la mochila de corrupción de Convergència”

Las operaciones judiciales por las que la Guardia Civil entró en la sede de Convergència durante la campaña y por las que detuvo a su tesorero, Andreu Viloca, pasadas las elecciones tampoco han sido un argumento a favor del voto afirmativo de la CUP en las sesiones de investidura. La corrupción es uno de los caballos de batalla de la CUP, y el reguero de casos sobre el que avanza el partido fundado por Pujol han sido motivo de fuertes crítcias por parte de los anticapitalistas. Solo un día después de las elecciones Antonio Baños aseguró: “si Convergència encuentra a alguien que no sea recortador y corrupto, que lo proponga”.

En similares términos se refirió el exdiputado David Fernández, quien en una entrevista en el programa La Klau considero que “hay que separar la inmoralidad de Convergència del proceso soberanista”. El argumento de la corrupción como un freno al soberanismo ha sido usado en repetidas ocasiones por la CUP. El diputado Albet Bortran se refirió a ello poco después de la segunda operación judicial contra Convergència, cuando cosidero que “aunque Mas no tiene ninguna implicación en estos casos, siendo el presidente de un partido que lleva esta mochila, invesrtirlo puede perjudicar el proceso independentista”.

Buena parte de las bases, en contra

La estructura en la que se organizan las bases de la CUP es eminentemente municipalista y asamblearia, con fuertes implicaciones militantes. Esta característica hace que la organización haga recaer muchas de sus decisiones sobre los núcleos locales, como lo fue la “hoja de ruta hacia la independencia” de marzo pasado o la forma en la que presentarse a las elecciones, en julio. La CUP ya anunció que, si había una nueva propuesta de candidatura, sería llevada a una Asamblea Nacional, donde debería ser debatida. Esta asamblea podría convocarse después del 29 de noviembre, cuando la candidatura tiene programada una reunión con todo su espacio político.

Muchos militantes de la CUP están convencidos de que, en una Asamblea Nacional, buena parte de las bases nunca aceptarían la investidura de Mas. La candidatura acudió a las elecciones del Parlament por primera vez en 2012, al considerar que se trataba de un momento excepcional, y no sin tensiones internas. Tampoco acuden a las elecciones generales ni europeas. El salto institucional genera contradicciones entre su militancia, volcada en las organizaciones sociales o en las apuestas municipalistas, y mucho más lo generaría el hecho de reelegir a Artur Mas. Algunos sectores hablan de ruptura en el seno de la candidatura si esto llegase a pasar.

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