ERC acelera la formación de la mesa del Parlament al margen del acuerdo de investidura
ERC pisa el acelerador en medio de las tortuosas negociaciones a cuatro bandas entre independientes, CDC, la CUP y ellos mismos. En vista de que las conversaciones podrían tardar meses en cerrarse, los de Junqueras han propuesto este lunes a Carme Forcadell como presidenta de la Cámara, moviendo ficha para consensuar la mesa sin esperar a un acuerdo de gobierno, en el que CDC y la CUP no se ponen de acuerdo. La sesión constitutiva debe convocarse el próximo 26 de octubre como máximo y, la primera sesión de investidura el 9 de noviembre, por lo que el calendario apremia para tener, al menos, nuevo Legislativo.
Según el acuerdo alcanzado entre CDC y ERC en el nacimiento de Junts Pel Sí, la propuesta del nombre de la presidenta del Parlament le corresponde a los republicanos, que han elegido a una persona cercana a sus tesis pero que en principio no crearía recelos ni en Convergència ni en la CUP. Hasta ahora se habían barajado altos cargos del partido como Anna Simó, quien fuera vicepresidenta primera del Parlament en la pasada legislatura, o la propia Marta Rovira, secretaria general de ERC. La situación de tira y afloja en las negociaciones ha hecho que finalmente ERC se decante por Forcadell, persona de consenso y número dos de la lista como independiente que, sin embargo, es más cercana a Junqueras que el resto de los diputados que entran por parte de las entidades.
Además de la presidencia, la mesa del Parlament está formada por otros seis cargos, dos vicepresidencias y cuatro secretarías. Junts pel Sí ha ofrecido una de las secretarías a la CUP, que la formación sería reticente a aceptar. Pese a eso, para todos ellos es prioritario mantener la mayoría independentista en la mesa, dejando una de las vicepresidencias para Ciutadans como principal partido de la oposición. El objetivo de la propuesta de ERC para la presidencia es poder componer al menos la mesa del Parlament, desengrasando el primer escollo de la negociación y, a la vez, sin esperar al acuerdo de gobierno con la CUP.
Las negociaciones sobre el nuevo Ejecutivo se encuentran ahora en un esperado bloqueo. Esta situación de paralización comienza a hacer plausible que el pacto se demore hasta después de las generales, algo que el reglamento del Parlament permite. Después de que la CUP expusiera su esquema de negociación en la conferencia política del viernes 9 y que Junts pel Sí lo acepatara, las conversaciones se han centrado en materia económica, social y de ruptura legal. Pero incluso así, la negociación avanza poco y en Convergència ya se especula con la posibilidad de que el pacto tarde meses en llegar, si es que llega.
El escenario de la repetición de elecciones ha sido un arma que los partidarios de la investidura de Mas han utilizado hasta ahora solo de forma entrevelada, pero este lunes el conseller de Interior en funciones, Felip Puig, lo puso sobre la mesa con claridad en un acto con empresarios organizado por ESADE. “Me cuesta creer que con la CUP podamos pactar un modelo de governanza”, ha explicado, asegurando que no habrá investidura ni en la primera ni en la segunda votación. Esto retrasaría el pacto hasta después de las elecciones Generales, unos comicios a los que Mas ha esperado durante el último y que podrían dar una composición en el Congreso útil para cambiar su estrategia independentista.
Con el horizonte despejado hasta más allá de noviembre y en paralelo a las reuniones con la CUP, los aliados en Junts Pel Sí negocian si acudir a las elecciones Generales de forma conjunta o por separado. Aunque desde algunos espacios se reclamó en principio por no acudir a estos comicios, como hará la CUP, esa posibilidad se ha descartado ya tanto por parte de CDC como de ERC. En Convergència consideran clave volver a repetir una fórmula de unidad para tratar de repetir el éxito de Junts Pel Sí, algo también contribuiría a mantener a ERC en su órbita en los diferentes niveles administrativos mientras negocian con la CUP.
