El rompecabezas catalán complica los presupuestos de la Generalitat
Catalunya es la única comunidad autónoma que aún no ha aprobado los presupuestos del 2013 y su presidente, Artur Mas, deberá sudar para lograr un acuerdo. Y es que este año, los presupuestos de la Generalitat dependen del difícil rompecabezas en el que se ha convertido la política catalana. El Govern está lejos de la mayoría y necesita el apoyo de ERC o del PSC para poder aprobar sus cuentas. Existen otras sumas, pero en el actual contexto político parecen imposibles.
Sobre el papel, el aliado de Artur Mas debería ser Oriol Junqueras, que es quien el pasado mes de diciembre cerró un acuerdo con CiU para garantizar la gobernabilidad de Catalunya y quien votó a favor de la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat. Pero el líder de ERC ya se ha reunido dos veces con Artur Mas y aún no ha conseguido desencallar la situación. Si los presupuestos siempre son difíciles, éstos aún lo son más. El margen de déficit que fija el Gobierno central (es decir, la diferencia entre lo que se tiene y lo que se gasta) obliga a reducir aún más el gasto público y esto implica más recortes sociales. ERC no quiere asumir estos recortes, que conllevarían acatar el discurso de austeridad que impone la troika y golpear una vez más a las clases populares, que son las que más necesitan los servicios públicos. Para cumplir el techo del déficit del 0,7% que impone el gobierno de Mariano Rajoy, habría que reducir la inversión unos 4.800 millones de euros.
La propuesta de ERC, obsesionada con la consulta, es prorrogar los presupuestos del año pasado. “No es cierto que prorrogar los presupuestos conlleve la caída del actual Gobierno, ni tampoco que se frene el proceso soberanista, sino que habría un Gobierno con un presupuesto prorrogado que prepara un proceso de consulta”, dijo Anna Simó, portavoz de ERC.
Para intentar convencer a los republicanos, desde CiU insisten en que si no hay presupuestos, no hay consulta y, al mismo tiempo, han intensificado las negociaciones con Rajoy para intentar que aumente el techo del déficit. Si el porcentaje aumentara hasta el 1,5%, por ejemplo, los recortes deberían ser de 3.000 millones, y si subiera hasta el 2%, se quedarían en 2.000 millones. ERC ya ha anunciado que si Mas consigue que Rajoy suba el margen hasta el 2%, apoyará los presupuestos. “Si después hay una flexibilización del techo del déficit, o el Gobierno español paga al de la Generalitat los 8.000 millones de euros que le debe por el sistema de financiación actual y las inversiones previstas en el Estatuto, entonces es muy fácil hacer un Decreto para adaptar las cuentas a la nueva realidad”, añadió Simó. Pero a pesar del cambio de tono que llega desde Madrid, es muy difícil que crezca tanto el margen.
La situación de Rajoy tampoco es nada fácil. Una Catalunya paralizada es un lujo que el Estado no puede permitirse pero si el presidente español incrementa el margen del déficit en la Generalitat, el resto de comunidades, que también están ahogadas, protestarán.
Si el acuerdo por los presupuestos con ERC es difícil, con los socialistas todavía parece más lejano. El primer secretario, Pere Navarro, anunció este fin de semana que cualquier acuerdo con otra formación se decidirá mediante referéndum entre la militancia, pero sigue siendo una opción muy difícil, a pesar de la voluntad de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho que le ha pedido a Mas que vuelva a la “centralidad” y busque “un acuerdo de gobernabilidad con el PSC”.
Así las cosas, Artur Mas depende, paradójicamente, de un gesto de Mariano Rajoy para convencer a Oriol Junqueras y conseguir un poco de oxígeno. El president parece que se encuentre en un callejón sin salida pero en política, como en cualquier negociación, los ultimátum suelen ser falsos y las posiciones inflexibles nunca lo son tanto