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La tele pública de Barcelona afronta un futuro incierto con rebajas salariales y un modelo en el aire

Los estudios de Betevé, en el Poblenou de Barcelona

Pau Rodríguez

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Betevé, la televisión municipal de Barcelona, está en crisis. Su 25 aniversario en 2019 coincidió con su momento de mayor reconocimiento, la exhaustiva, rigurosa y premiada cobertura de los altercados del procés. Pero la delicada situación económica en la que se encuentra ahora la cadena no solo ha desatado un conflicto con la plantilla, que ya ha visto cómo despedían a nueve trabajadores en verano, sino que siembra dudas sobre la viabilidad del modelo. 

El punto de inflexión en la cadena municipal se vivió el pasado 23 de julio. La dirección reunió al comité de empresa y a los trabajadores y comunicó nueve despidos. Pero no solo eso, el director Sergi Vicente, que anunció que se reducía en ese momento el sueldo un 5%, también les habló de un “plan de choque” que habría que acometer sí o sí para mantener a flote el proyecto. “Entonces ya nos dejaron entrever que habría rebajas salariales, pero no concretaron”, apuntan desde el comité de empresa, que respondieron a la vuelta del verano con una huelga de cuatro días, durante las Fiestas de la Mercè.

Las posiciones entre dirección y plantilla están ahora mismo muy alejadas. Según el comité de empresa, en la última reunión se les propuso una reducción de sueldo que para una parte importante de los trabajadores superaría el 10% y en algunos casos llegaría al 20%. Los directivos también se lo bajarían, hasta un máximo de un 13%. La dirección, por su parte, rehúsa entrar en detalles al estar abiertas las conversaciones, aunque aseguran que el ajuste iría en función de las categorías y que hay profesionales a quienes no se les tocaría la nómina. 

En el origen de la actual situación crítica de Betevé, una televisión que depende del Ayuntamiento de Barcelona y que hoy emplea a 238 trabajadores, hay varios factores. Uno de ellos es el gasto del IVA no deducible, que afecta a otras cadenas autonómicas. Otro elemento clave tiene que ver con la conquista por parte de los trabajadores de su contratación directa y de la equiparación salarial, después de un largo proceso judicial con numerosas sentencias que acabaron con un modelo de externalización del servicio con productoras del sector. 

Tras dictaminar los jueces que los trabajadores de informativos y técnicos de Betevé debían ser contratados directamente –hasta entonces salía su gestión a concurso y en las dos últimas ocasiones había ganado Lavinia–, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó en 2017, durante el primer mandato de Ada Colau, la internalización de toda la plantilla. Los aumentos salariales fruto de ese proceso fueron sustanciales, debido a la diferencia de sueldos del sector audiovisual respecto a la Administración pública. En algunos casos fueron del 39%. Esto hizo que el peso del gasto de personal se disparase. Pasó de suponer el 56% en del presupuesto en 2019 al 74% en 2021, lo que deja muy poco margen contable para destinarlo a contratar programas.

En la actualidad, el salario más elevado de Betevé es el del director, en torno a los 100.000 euros anuales, mientras que el de los redactores, que son la mayor parte de la plantilla, se sitúa ahora –por sentencia judicial– en los 38.000 euros.

El Ayuntamiento ya no incrementará más la partida

“Ninguna empresa, pública o privada, que destine tres cuartas partes del presupuesto a salarios es sostenible”, valora Vicente. El director, que describió la situación de la tele como “crítica”, asegura que el consistorio ha aportado más de 30 millones de euros extras a la cadena en los últimos años. Fuentes del área de Economia, Recursos i Promoció Econòmica del Ayuntamiento, ahora en manos del PSC, señalan que se ha pasado de una aportación de 14,5 millones en 2014 a 17,6 en 2021. Esta última cifra es la que se mantendrá para 2022, de modo que desde el consistorio dan a entender que no ven viable seguir incrementando la partida. 

“Tras el esfuerzo de los últimos años, no es que cierren el grifo, es que no pueden abrirlo más”, argumenta Vicente sobre la posición del consistorio. A su favor juega que de momento ninguno de los grupos municipales, con representación en el Consejo de Administración de la cadena, se ha alineado con las demandas laborales de los trabajadores.

Mientras tanto, sin embargo, la plantilla ve con indignación cómo tras más de cinco años de lucha en los juzgados, y de que se pusiese fin a una cesión ilegal de trabajadores, ahora el resultado es que les van a recortar parte del salario y de otras condiciones laborales ganadas. “Nosotros no negamos el peso de la masa salarial, sería absurdo, pero no aceptaremos que pretendan recortarnos en vez de aportar el Ayuntamiento lo que toca”, dicen desde el comité. A su favor tienen los trabajadores un manifiesto con cerca de 3.000 firmas de apoyo, entre las cuales destacan desde la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAVB) hasta el Sindicato de Inquilinos, pasando por Jordi Cuixart, la filósofa Marina Garcés, diputados de ERC y la CUP o la exconcejal de los Comuns Gala Pin.

¿Hacia dónde debe ir Betevé?

La crisis abierta en Betevé tiene que ver también con el modelo de televisión que debe representar esta tele municipal, sin duda la cadena local más grande y con más presupuesto de España –se acerca más al de algunas teles regionales que a la de otras locales–, y que tiene a la vez unos niveles de buena valoración y de permeabilidad entre el vecindario de la ciudad difíciles de calibrar. En otras ciudades europeas también hay televisiones locales, aunque los modelos son muy diversos.

“Estamos hablando del portaaviones de las teles locales, pero es que Barcelona tiene más de un millón de habitantes”, resume Josep Àngel Guimerà, profesor del Departamento de Comunicación Audiovisual de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y experto el sector audiovisual. “Betevé está en un impasse en el que se encuentra todo el sector audiovisual y las teles locales en particular, un momento de cambio tecnológico tras la TDT, que no ha sido la plataforma que necesitaban para prestar servicio y buscar nuevas salidas para llegar a la audiencia”, desgrana. 

En el caso de la cadena barcelonesa, el conflicto laboral se entrecruza con el debate sobre su modelo. En un contexto, además, en el que su contrato programa –lo que sería la hoja de ruta de la empresa– está caducado desde 2017. En este sentido, Vicente defiende que, sin tocar el presupuesto global, deben conseguir destinar dos millones de euros a “equilibrar las cuentas” y a encargar un tipo de programas que asegura que solo se pueden hacer desde fuera y que hace años que no pueden comprar. Este dinero saldría en parte de la masa salarial. 

Vicente defiende que la “misión” como servicio público de Betevé, y para lo que hay consenso en el consistorio, no es solo ofrecer informativos de calidad, algo que a estas alturas pocos discuten, sino también contenidos de entretenimiento y películas a los que ahora no pueden aspirar por falta de margen económico. Según el director, hoy no se podría apostar por un programa como 'Telemonegal', de los más reconocidos de la historia de la cadena, o no se puede dar continuidad al exitoso ‘Oh my goig!’, finalista recientemente en los premios MIPCOM Diversify TV, porque no ni hay dinero para ello ni tampoco existen los perfiles necesarios dentro de la plantilla para llevarlo a cabo. Sin este tipo de apuestas, razona el director, el proyecto no puede ser competitivo y, en consecuencia, tampoco sostenible.

Esto lo ven distinto desde la plantilla. “Nosotros podríamos estar haciendo más programas y creemos que no se aprovecha el talento de la casa. Lo que quieren es volver a tener el caramelito de antes para dárselo a las productoras”, opinan desde el comité, que achacan a la dirección “malas” decisiones como el haber dejado languidecer la radio de Betevé –después de haberse quedado la frecuencia en 2014, justo antes de la llegada del actual director– o el problemático lanzamiento de la web. 

“Los trabajadores han hecho lo que tenían que hacer, que es acabar con un fraude de ley”, opina Guimerà sobre el conflicto. Pero a la vez añade también que, en un contexto además de caída de la publicidad y de búsqueda de nuevas audiencias, hay que plantear sin apriorismos cuál debe ser la función de Betevé. “No tengo la repuesta, pero la pregunta principal es si estamos usando el dinero público de la forma más eficiente posible para tener informada y entretenida a la ciudadanía”, se interroga. Un debate al que no escapan TV3 ni otras televisiones públicas, aunque en su caso no tengan un futuro tan incierto.

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