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La historia de lucha de Kim, una joven de Guatemala que vio vulnerado su derecho a la educación durante años

Kim Chivalan

Teresa Sánchez Garzón

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Más de 132 millones de niñas en el mundo no van a la escuela. Además las adolescentes que viven en zonas de conflicto tienen un 90% más de probabilidades de no acceder a la escolarización. Son solo dos datos de la ONU que reflejan la difícil situación que viven las niñas y las jóvenes en diferentes países del mundo. Este es el caso de Kimberley Chivalán Zacarias, una joven indígena maya de Guatemala que ha visto vulnerado su derecho a la educación durante muchos años.

Sin embargo, cada vez está mas cerca de poder cumplir su sueño, ser locutora de radio aunque para ello ha tenido que luchar desde pequeña por un derecho universalmente conocido, la educación. “Estudié desde los 6 hasta los 12 años. A los 13 tuve que dejar el colegio para poder ir a trabajar y ayudar a mis padres económicamente. Con 14 años nació en mi la idea de seguir estudiando, y fue entonces cuando empecé a buscar medios y la forma de poder cumplir con mi sueño”, explica esta joven guatamalteca.

Al igual que Kim, el resto de niñas de la zona rural de Totonicapán, de donde procede la joven, han tenido que pelear para poder estudiar. “En Guatemala hay mucha discriminación y mucho machismo y mi familia me dio la oportunidad de estudiar solo Primaria, no permitieron que estudiará el nivel básico. Además en Guatemala pasa mucho que a temprana edad las niñas ya son madres”.

De hecho, cada año 12 millones de niñas son obligadas a casarse en el mundo antes de cumplir los 18. Además 650 millones de mujeres han sido forzadas al matrimonio infantil en todo el mundo. “Lo más difícil de vivir en un país como Guatemala es que hay mucha discriminación para las niñas y para las mujeres, hay una cultura de que las niñas con 14 años solo sirven para casarse y para formar una familia”.

Además de por su empeño y dedicación, Kim ha podido seguir estudiando gracias a la labor de Entreculturas, una ONG que trabaja por todo el mundo defendiendo y protegiendo a miles de niñas y niños en situación de refugio, violencia, pobreza o exclusión haciendo posible que tengan acceso a la educación.

“Contamos con 28 delegaciones en toda España y con 600 personas trabajando en todo el país, entre voluntarios y contratados. Estamos presentes en más de 55 países de América Latina, Caribe y África, en algún país de Oriente Medio y Asia, y trabajamos en proyectos educativos con una mirada especial a la realidad de las personas refugiadas y desplazadas del mundo, personas que se ven forzadas a migrar por diferentes causas”, asegura Lucía Rodríguez, responsable del departamento de incidencia política de Entreculturas.

El país de Kim, Guatemala es uno en los que trabaja Entreculturas, junto con la institución educativa Fe y Alegría, promoviendo la protección y el emporaderamiento de las niñas a través de espacios para el acompañamiento y la atención psicosocial en los centros educativos. Hace unos meses, la cantante albaceteña Rozalén junto a Beatriz Romero, intérprete de la lengua de signos, tuvieron la oportunidad de viajar a Guatemala con Entreculturas para conocer de primera mano la realidad de las niñas. Allí conocieron a Kim.

“La idea de poder compartir con nosotros esa experiencia vino de ella. Rozalén es una mujer que tiene un compromiso con la justicia y con la situación de las mujeres en el mundo muy importante, y sabiendo de sus inquietudes contactamos con ella, quien rápidamente manifestó su interés por conocer la realidad en el terreno. Guatemala es uno de los países donde el programa ‘La Luz de las Niñas’ se está desarrollando y ella estaba muy interesada en conocer la realidad sobre el terreno, y lo que hicimos fue facilitar esa posibilidad”.

La propia artista fue compartiendo sus experiencias a través de un diario que fue escribiendo durante su estancia en Guatemala, el pasado mes de febrero. “Allí le abrieron las puertas, fue un encuentro muy rico para todas las partes, pudieron contactar con una cantante guatemalteca, dieron un concierto improvisado en las calles que fue emocionante y que demostró como la música traspasa fronteras y niños y niñas pudieron sentir cómo de manera muy cercana, una artista española que viene desde tan lejos compartía con ellos sus inquietudes y sus esperanzas”, explica Lucía Rodríguez.

Este miércoles, la cantante volverá a reencontrarse con la joven guatemalteca Kim en la presentación en Madrid del informe elaborado por Entreculturas: ‘Seguras para aprender en libertad’ para reivindicar el derecho de las niñas a ir a la escuela y a recibir una educación transformadora.

“Las manifestaciones de la violencia contra las niñas y las cifras que hay detrás de los rostros siguen siendo muy alarmantes. Las niñas siguen sufriendo violencia psicológica, física y sexual en un número inaceptable. Planteamos un modelo de educación que transforme las niñas, su entorno familiar y la sociedad. Apostamos por una educación transformadora y por la coeducación”, explica Lucía.

“Decidimos apostar por un informe que mostrara las posibilidades de una educación transformadora, una educación que apuesta por proteger, ayudar a reparar los daños físicos y emocionales que sufren las niñas en determinadas situaciones, una educación que cambie actitudes discriminatorias que vemos todos los días, que eduque por la no violencia, desde la igualdad y el respeto. Todo esto nos hizo convencernos de que era necesario un informe que más allá de denunciar la realidad de la violencia aportara soluciones y que mostrara la educación como un elemento que puede proteger pero también como un derecho que tiene que ser protegido”.

La ONG pide a los responsables políticos, entre otras acciones: incrementar la inversión en educación; dotar al sistema educativo de programas de atención, de información y de consulta para que las niñas y jóvenes sean capaces de identificar qué son los malos tratos; un compromiso por parte del sistema educativo con la coeducación como una propuesta pedagógica trasversal y un mayor compromiso con la cooperación internacional. “No podemos imaginar un mundo justo si no es garantizando la educación para todas las niñas y España tiene una obligación que no puede eludir”, concluye.

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