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Valencia, capital de la libertad y la cultura colectiva en la red durante una semana

Mostrador de inscripción en el Internet Freedom Festival

Majo Siscar

Valencia —

Fake News, guerra sucia electoral, acoso en la red, amenazas a periodistas y activistas por twiter que se llegan a materializan en el mundo físico, hackeo de webs, gobiernos que piden eliminación de contenido en plataformas virtuales como twitter o facebook... Internet es ya un campo de batalla donde los usuarios comunes quedamos a la intemperie. El informe Libertad en la red 2017 de Freedom House reporta que en la mitad de los 65 países analizados se han restringido los derechos digitales durante el año pasado. El indicador cae año con año desde el 2012 que se contea.

España no está entre los países examinados, que sí incluyen a otros muy diversos como Islandia, Estados Unidos, Cuba o China. Aquí no existe el delito de opinión pero apelando al de difamación o injurias cada vez hay más imputados y detenidos por opinar, bromear, cantar o tuitear.

“Internet supone una revolución comunicativa, amplia el mensaje y permitió movimientos como la revolución tunecina o el 15M, desde entonces se quiso controlar y alrededor del mundo se están creando nuevas leyes, que sirven como excusa para fomentar la censura, online y offline”, explica Pepe Borràs, director del Internet Freedom Festival (IFF), el encuentro global para compartir estrategias en la defensa de la libertad de expresión en línea, la protección contra las amenazas digitales y la ampliación del acceso seguro a la red.

El Internet Freedom Festival (IFF) es una “desconferencia”. En esta edición, que se celebra por cuarto año consecutivo en Las Naves de Valencia, se llevaran a cabo hasta 650 eventos especializados donde participantes y organizadores intercambian información y experiencias desde la horizontalidad. Durante toda la semana que viene 1700 personas de 130 países de los cinco continentes asistirán a talleres, presentaciones, paneles de discusión y encuentros, bajo una dinámica nodal y de organización en red.

Se hablará de la privacidad y la higiene en la red, de ciberespionaje, de interferencias políticas, del uso de datos digitales por las corporaciones y los gobiernos, de tácticas para contrarrestar la violencia de género online, de la inteligencia artificial como herramienta de democratización, de como esquivar la censura y la persecución política online.

“En España no nos lo hemos tomado todavía en serio como sociedad civil pero Internet es un arma que se utiliza todos los días para controlar y perseguir a disidentes. En algunos países de América Latina, en Vietnam, o en Myanmar, por ejemplo, es el día a día”, señala Borràs, quién actualmente reside en Nueva York, cuartel general del IFF.

Uno de los socios del IFF es Rodrigo Baires, un periodista centroamericano que forma a otros reporteros en privacidad y seguridad personal en la red. Baires, quién todavía no aterriza en Valencia, recuerda por teléfono des de El Salvador que “hay que aprender a cuidarse, aquí lo hemos interiorizado a la brava, con muertos”.

México y Centroamérica es una de las regiones más peligrosas para periodistas y activistas y muchas veces la violencia empieza o rebota desde las redes. “La frontera entre el mundo virtual y el físico dejó de existir hace años. Ahora mismo si alguien te persigue en la red, puede saber donde estás por tu geolocalización o por las fotos que cuelgas y llegar a agredirte físicamente”, advierte Baires desde un país donde las pandillas aprietan rápido el gatillo.

Desde México, Liliana Zaragoza, coordinadora del Laboratorio de Interconectividades, recuerda que Internet cada vez es menos libre y repite la misma violencia que en el mundo físico. “Hay una continuidad entre el espacio físico y virtual especialmente hostil contra las mujeres y todas aquellas identidades o luchas no hegemónicas”, constata. Por ello trae al IFF una propuesta de autodefensa feminista integral cuyo propósito es “hacer una reflexión crítica sobre nuestras prácticas y elaborar nuevas maneras para habitar las tecnologías y la red como un vecindad segura y libre donde compartir bienes comunes y gozar sin miedo”.

Las mujeres son el 53% de las participantes en esta edición del IFF y conducirán más de la mitad de las sesiones. También hay una apuesta por la inclusión de la diversidad étnica y sexual.

Tanto Zaragoza, Baires, y Borrás coinciden en que la información y la formación en seguridad e higiene digital debe ir acompañadas de reivindicaciones políticas. “Bajo la bandera de perseguir el terrorismo se están creando leyes censoras que dejan a la arbitrariedad del funcionario de turno que pueda violar nuestros derechos esenciales. Podemos formarnos, cuidarnos o desarrollar herramientas para reforzar la seguridad en la red pero si no peleamos un marco regulatorio garantista nos encontramos que una herramienta como Tor –una red de comunicación digital anónima– ha sido prohibida en el sudeste asiático con la excusa de que puede ser un refugio de terroristas”, advierte Baires.

Borrás recuerda que pese a la ley Mordaza y las sentencias e imputaciones a tuiteros la sociedad civil española sigue en pañales en estas reivindicaciones. “Hay pocas organizaciones que velen por los derechos digitales, pensamos que esto no es China ni Vietnam, pero las cosas cambian sin que nos demos cuenta y luego será demasiado tarde”, sostiene Borrás. Hasta ahora solo alrededor del 7% de los registros en el Festival son de gente del Estado, pero todavía se puede asistir y es gratuito.

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