“Han faltado a la verdad”: tres guardias civiles de Castelló se enfrentan a una condena por falso testimonio en una detención en un peaje de la AP-7
“Faltaron a la verdad” y confeccionaron un “atestado inflado”, según el fiscal. “No fue con intención dolosa”, defiende el abogado de los guardias. Tres agentes de la Guardia Civil destinados en Castelló se enfrentan a una condena de dos años de prisión por un presunto delito de falso testimonio por haber declarado ante un juzgado de lo penal que un coche al que dieron el alto en el peaje de la AP-7 a la altura de Sagunto intentó atropellar a uno de los guardias. El juicio, celebrado en la sección tercera de la Audiencia Provincial de València el pasado jueves, ha quedado visto para sentencia.
Los agentes patrullaban en turno de noche hace tres años cuando recibieron el aviso de la central sobre un vehículo de alta gama robado en Barcelona y que circulaba por la autopista en sentido sur. En el área de servicio de Borriana, detectaron que el vehículo robado se situó en paralelo a otro coche y los ocupantes de ambos bólidos intercambiaron unas palabras. Los agentes interpretaron que el segundo vehículo era una nodriza para advertir de la posible presencia policial y se centraron en el coche sustraído. En la persecución posterior, el vehículo de gran cilindrada hizo maniobras peligrosas y los guardias civiles optaron por abandonar la persecución ante el peligro que suponía para el resto de conductores.
Una vez habían perdido de vista al coche robado en Barcelona, y cuando las patrullas estaban situadas en el peaje de la AP-7 a la altura de Sagunto, los agentes detectaron que el supuesto vehículo nodriza accedía a las cabinas de pago y procedieron a darle el alto pistola en mano. Uno de los guardias civiles sostuvo en el juicio contra el conductor y el copiloto que el coche había intentado atropellarlo, por lo que ambos fueron detenidos por atentado contra la autoridad.
En el juicio por estos hechos, los tres guardias, que no habían visto el vídeo, declararon que el vehículo intentó atropellar al agente que llegó en un primer lugar a su altura, aunque las cámaras de videovigilancia del peaje, reproducidas en la vista de la Audiencia de València, muestran claramente que el agente resbaló a la altura de la puerta del copiloto sin que hubiera intento alguno de atropello. Los ocupantes del coche llevaban una porra extensible, estaban nerviosos y no colaboraron en la identificación. “Era una situación tensa”, asegura uno de los agentes.
La Fiscalía retiró la acusación contra los dos hombres detenidos en el peaje de Sagunto, que fueron finalmente absueltos, y el tribunal dedujo testimonio a los agentes. “Me he equivocado, he tenido una percepción errónea”, reconoció el agente que resbaló y que aquel día enlazó varios turnos seguidos sin que pasaran las ocho horas entre servicio y servicio. El guardia civil resultó herido leve en la rodilla, según el parte de lesiones que le hicieron en el centro de salud de Nules.
El fiscal expuso en sus conclusiones que los tres agentes del instituto armado “han faltado a la verdad” ya que “no se produjo de ninguna manera el atropello”. “La realidad de la mentira fue tan evidente que el Ministerio Fiscal retiró la acusación por falta de pruebas”, ha dicho el representante de la Fiscalía, quien matiza que solicita la calificación más benévola (dos años de prisión por falso testimonio). “Podría haberse acusado por detención ilegal y falsificación de documento público”, ha advertido.
El letrado de los tres agentes, por su parte, ha pedido la libre absolución. “Su apreciación del atropello fue errónea; a causa de su visión del retroceso del coche, el agente interpreta que está haciendo un movimiento hacia atrás”, explica el abogado, quien recuerda la tensión del momento (eran las tres de la madrugada, la situación podía resultar peligrosa y además los agentes llevaban trabajando más horas de las que les correspondía).
“No fue una invención dolosa, fue un error en la apreciación subjetiva y, además, no tenían ningún interés en el procedimiento”, añade. El letrado destacó que ninguno de los agentes “tiene tacha ni expediente abierto” y considera que, tras admitir el “error”, el tribunal debe aplicar el principio de in dubio pro reo (en caso de duda se favorecerá al acusado) y absolver a los tres agentes.
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