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CV Opinión cintillo

Blindemos la democracia

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Pertenezco a una generación que no vivió ni la dictadura franquista ni la transición –nací en 1986-, pero ni mi generación ni las que le siguen necesitan de una vivencia personal para defender la democracia. Sabemos que este sistema del que nos hemos dotado es la única garantía de defender nuestros derechos y nuestras libertades, ese término que ahora algunos quieren pervertir y, lo peor, arrebatarnos. 

Por eso, me estremecen las noticias que se suceden en los últimos días sobre las amenazas a representantes políticos. Son hechos que deberían repugnar a cualquier demócrata, que atacan los valores de respeto y tolerancia en los que se fundamenta nuestra sociedad y que abren la puerta a ataques todavía más peligrosos. 

Pero lo peor es que no son hechos espontáneos. Estas amenazas son la consecuencia de los discursos de odio que desde hace tiempo, demasiado, están copando la actualidad política e informativa.  

Son esos mensajes que se cuelan a diario diciéndonos que las mayorías parlamentarias, y votadas por los ciudadanos, son ilegítimas. Son esos mensajes que pretenden que las mujeres tengamos miedo de defender nuestros derechos, que quieren que la comunidad LGTBI vuelva al armario, que buscan presentar a los migrantes como el origen de todos nuestros males, que niegan el evidente cambio climático o que ponen la ignorancia por encima de la ciencia. 

Los encontraréis a diario, en las redes, en los whatsapps, en los medios…A veces están adornados, de un chiste, de una frase hecha, de un insulto y otras sencillamente se muestran así de crudos. Pero siempre, siempre están sustentados por una inmensa mentira. Dicen que quieren defender nuestras libertades, que quieren defender al pueblo llano, pero lo cierto es que quieren perpetuar el sistema de privilegios. 

¿Por qué si no iban a atacar siempre a los más vulnerables? ¿Por qué si no iban a denostar lo colectivo? ¿Por qué si no iban a atacar con esa virulencia a los gobiernos progresistas que están apostando por reforzar lo público como respuesta a esta crisis? 

No les permitamos sus mentiras. Utilizan fórmulas nuevas, pero son los mismos de siempre. Son aquellos que a lo largo de la historia de este país se han opuesto a las políticas sociales y a las leyes que amplían los derechos a las personas. Son aquellos que usan recursos de matón porque no tienen argumentos reales. Se llaman ultraderecha y son un peligro, como también lo son quienes los blanquean o quienes los imitan. La misma condena vale para quienes por un puñado de cargos han permitido que ese mensaje corriera.

Y no, no van a estar de tu parte aunque no seas mujer ni homosexual ni negro ni seas de quienes vamos en bicicleta. Porque no quieren una sociedad mejor para ti, lo quieren todo para ellos. Como muestra están sus políticas. Sus iniciativas van desde desmantelar el sistema público de pensiones hasta reducir los impuestos a las rentas altas.

Para no contarlo así de claro, prefieren dedicarse a alimentar el odio a los partidos de izquierda. No caigamos en su trampa. La manida frase de un extremo y otro se tocan aquí no vale. Las formaciones progresistas están trabajando por ampliar prestaciones y avanzar en derechos sociales, la ultraderecha va en contra de los derechos humanos. Entre defender la democracia y destruirla, la virtud no está en el centro. Así de simple. No perdamos la perspectiva.

Por todos estos motivos, defender una sociedad justa, inclusiva, feminista y ecologista se ha vuelto todavía más necesario y urgente. Es más importante que nunca que las personas demócratas gritemos basta. Están amenazando nuestra libertad. Frente a su odio, sus amenazas y sus ganas de privilegios, blindemos la democracia. 

  • Esther Díez es portavoz del grupo municipal de Compromís per Elx y concejala de Movilidad Sostenible y Medio Ambiente en el Ajuntament d’Elx
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