Los socialistas no están para batallas internas

La dirección federal frustra el pulso de los secretarios provinciales

La ministra Diana Morant liderará el PSPV tras el espaldarazo de Pedro Sánchez

El PSPV, o una buena parte de sus dirigentes al menos, parece vivir debajo de aquel cono del silencio que Maxwell Smart usaba para hablar de asuntos confidenciales con Control, pero que en la práctica solo servía para que se oyera perfectamente desde el exterior todo lo que al final tenían que gritarse entre ellos. Como en la campana del silencio de Super agente 86, aquella serie televisiva de finales de los años sesenta fruto del ingenio de Mel Brooks, todos sabíamos afuera que Diana Morant era la apuesta de Pedro Sánchez excepto los que estaban dentro del proceso orgánico, los secretarios provinciales de Alicante y de Valencia, Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa, y sus aguerridas tropas. 

El nivel de ofuscamiento interno era de tal calibre que tuvo que intervenir finalmente la dirección federal del partido, y hasta el propio Pedro Sánchez, para sacarlos de la campana y dejar la competición interna por la sucesión de Ximo Puig reducida a la candidata de Sánchez. Una candidata pactada con Puig, sí, pero sobre todo ministra del Gobierno que preside el líder del PSOE. Intentó el secretario federal de Organización, Santos Cerdán, que el pacto entre aspirantes alrededor de Diana Morant se decantase de manera natural en el PSPV, porque todos se reclaman sanchistas, pero ni Soler ni Bielsa se dieron por aludidos. Cuando caen a la oposición, los socialistas valencianos, como los gremlins al alimentarse después de la medianoche, se transforman en intratables elementos dispuestos a la bronca. Haciendo caso omiso, incluso, al hecho de que el PSOE todavía gobierna en España, en un Ejecutivo de coalición y con una endiablada aritmética parlamentaria. 

Pedro Sánchez ha dado, pues, el espaldarazo a Diana Morant ya que no tenía el más mínimo deseo de que se desgastara en unas primarias con tres candidatos a cara de perro, como suelen ser los congresos de los socialistas valencianos. Tras la presentación de las candidaturas de los secretarios provinciales, Diana Morant exhibió músculo en un auténtico mitin en Gandia ante varios cientos de personas en el que invocó con énfasis el ejemplo de Pedro Sánchez. Los apoyos que pudieran faltarle en el proceso interno, se los suministraron al día siguiente desde la dirección del PSOE al forzar, en una reunión interminable en la sede federal de la madrileña calle de Ferraz, el abandono de las aspiraciones de liderazgo por parte de Alejandro Soler y Carlos Fernández Bielsa pocas horas después de haber formalizado ambos sus candidaturas.

Así las cosas, una vez desactivada la confrontación, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades tiene el reto de salir del congreso extraordinario que el PSPV celebrará del 22 al 24 de marzo en Benicàssim, no solo como nueva secretaria general (será la primera mujer al frente del partido), sino respaldada por un equipo de dirección razonablemente integrador. Va a necesitar algo más que el apoyo del presidente Sánchez para encauzar la oposición y levantar una alternativa al bipartito del PP y Vox que preside Carlos Mazón.

La Generalitat recupera el tercer departamento privatizado

Por fin, el hospital de Dénia pasa a la gestión pública

Ha sido una aspiración de la comarca expresada en protestas y movilizaciones y en la reclamación de todos los alcaldes de la zona. El hospital de Dénia, que gestionaba hasta ahora la empresa Marina Salud, propiedad a su vez de Ribera Salud, ha pasado a la gestión pública. Unos 1.300 trabajadores del departamento de salud de la Marina Alta se incoporan al sistema sanitario de la Generalitat Valenciana, que tiene previsto incorporar a 400 más, según anunció la Conselleria de Sanidad.

Es el tercer hospital privatizado que se rescata para la gestión pública desde que en 2018 el Gobierno del Pacto del Botánico inició el proceso de reversiones con el hospital de Alzira. Aunque criticó con dureza las dos primeras reversiones que llevó a cabo el Consell de izquierdas que presidía Ximo Puig en Alzira y Torrevieja, es el PP ahora el que continúa con esa maniobra, en una aceptación tácita del fracaso del modelo de concesiones que puso en marcha en su día Eduardo Zaplana.

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