Mazón, escapista

Estallan las contradicciones sobre la gestión del desastre

Maniobra escandalosa: el presidente valenciano intenta huir de la DANA sin dejar su cargo

Tan lejos como la semana pasada lo señalábamos en esta misma newsletter: “Al paso que vamos, si hay que hacer caso a la maquinaria política del Palau de la Generalitat, en el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopì) del trágico día de las inundaciones que se cobraron 227 víctimas mortales no estuvo Carlos Mazón. La operación para convertirlo, aquel 29 de octubre, en un fantasma resulta cada vez más grotesca”. 

Unos días después, la maniobra se ha perfilado con más descaro y ha levantado un mayúsculo escándalo, ya que el Gobierno valenciano del PP intenta salvar a Mazón de la jueza de Catarroja que investiga la gestión de la DANA al situarlo fuera del Cecopi cuando se mandó la alerta tardía, errónea e inútil de las 20.11 de aquella nefasta jornada. Asegura ahora el equipo del jefe del Consell que, en realidad, tras la larga sobremesa de la ya inolvidable comida en la que se perdió ese día, llegó al Centre d'Emergències de L'Eliana todavía más tarde de lo que él mismo había sostenido en público. 

Da igual que haya testigos presenciales con los que ha hablado elDiario.es que aseguran que Mazón llegó antes. Él ha optado en su ejercicio de escapismo por quedar todavía más desacreditado como gobernante irresponsable e incompetente con tal de esquivar una causa judicial que investiga una “actuación negligente” y “homicidios cometidos por imprudencia grave”. Como ha explicado Sergi Pitarch en este diario, el jefe del Consell prioriza salvarse en los tribunales a su gestión política de la DANA.

Tras intentar sin éxito pringar a otros, como la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, el inquilino del Palau de la Generalitat pretende salir pitando de la sombra judicial, pies para qué os quiero, aunque deje a su exconsellera Salomé Pradas completamente vendida (“Ya se sabrá la verdad, tengo claro lo que pasó”, sostiene la afectada).“Soy un daño colateral”, dijo Mazón en un acto en Madrid, en referencia a la DANA, para empezar la semana con la carga de inquidad que implica ir de víctima impostada de un suceso en el que hubo tantos muertos auténticos. Después se hizo pública la nueva versión y una nube tóxica se extendió sobre la dirección del PP, llevando al límite el respaldo de Alberto Núñez Feijóo a la errática gestión de Mazón ante aquella emergencia.

El presidente valenciano intenta huir sin marcharse, escapar de las eventuales implicaciones judiciales y al mismo tiempo amarrarse al cargo. Como ha escrito el director de elDiario.es, Ignacio Escolar, al explicar el porqué de las mentiras de Mazón, se trata de un cadáver político que busca garantizarse un buen sueldo, gracias a la cobertura económica y de medios que le ofrece el Estatuto de los expresidentes de la Generalitat Valenciana. He aquí lo que podríamos denominar el incentivo del escapista que no quiere marcharse. Por eso este mismo jueves, mientras arreciaba el ruido alrededor de su postura e incluso algunos medios de la derecha empezaban a pedir su cabeza, Mazón ha reiterado en València, a la puerta de un congreso de Formación Profesional en el que ha sido abucheado, que no se plantea dimitir.

Condonación y espantada: una quita de deuda autonómica sin precedentes

La iniciativa del Gobierno para aliviar el endeudamiento de las comunidades autónomas, mediante la condonación de parte de las cantidades que se deben al Estado, no tiene precedentes por su amplitud y cuantía. Tiene su origen en el pacto del PSOE con Esquerra Republicana de Catalunya que llevó a la investidura de Pedro Sánchez, pero se extiende al conjunto de las administraciones autonómicas, como se anunció en su momento. También a la Comunidad Valenciana, que vería reducida la deuda pública en 11.210 millones de euros, con el consiguiente ahorro en el pago de intereses.

Con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, como principal instigadora, el PP de Alberto Núñez Feijóo ha puesto el grito en el cielo a pesar de que la mayor parte de los 83.252 millones que se condonarán corresponden a comunidades gobernadas por la derecha. Los consejeros de Hacienda de esas comunidades dieron la espantada en el Consejo de Política Fiscal y Financiera presidido por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, y abandonaron la sesión sin llegar a participar en el debate y votación de la propuesta. Entre ellos estaba la consellera valenciana, Ruth Merino, que consideró que se trata de un pacto “amañado y que no soluciona ninguno de los problemas de la Comunitat Valenciana”

También Compromís consideró “una burla”, por boca de su portavoz en las Corts Valencianes, Joan Bladoví, el hecho de que “una comunidad como Andalucía, donde será candidata -del PSOE andaluz- la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tenga una reducción de la deuda mucho más grande que la de los valencianos; que Madrid, que no tiene problemas de financiación, tenga esa reducción y que los valencianos nos quedemos los últimos”.

Detrás de esta operación para reducir la deuda está la asignatura pendiente de la negociación de la reforma del sistema de financiación autonómica, caducado desde 2014. De una forma u otra, cuando llegué al Congreso, las formaciones políticas, sobre todo el PP, tendrán que decidir si votan en contra de la condonación o, como han hecho en el CPFF, optan por algún tipo de abstención. Después, los gobiernos autonómicos tendrán que decidir si aceptan beneficiarse de la quita. Aunque se considere insatisfactoria la cantidad, negarse a reducir la deuda podría verse, sin demasiado esfuerzo, como algún tipo de prevaricación política. 

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