El machismo es una fábrica de hombres rotos
El machismo es una fábrica de hombres rotos. Si los valores de la masculinidad hegemónica tradicional -aquellos que ensalzan el modelo de 'macho alfa'- constituyeran una máquina, esta sería como una trituradora emocional para los mismos que la construyen.
Los hombres cuya identidad masculina ha sido conformada en base a los roles de género tradicionales sienten más presión en los aspectos de la vida que se relacionan con la salud mental y el bienestar emocional. Sienten más presión para tener éxito en el trabajo, ocultar la tristeza o la ansiedad, ser bueno practicando sexo, ser físicamente atractivo, consumir alcohol u otras sustancias en contextos de ocio y usar la violencia para defender su reputación. El mismo modelo que les sitúa en una posición de poder respecto a las mujeres es a la vez una trampa para ellos.
Las conclusiones parten de un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación FAD Juventud, financiado por el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ), que analiza cómo ha cambiado la percepción de la masculinidad entre los jóvenes en la Comunitat Valenciana. El informe utiliza la metáfora de la “caja de la masculinidad”, un concepto analítico para explicar el grado de cercanía o lejanía de las personas jóvenes con la visión más tradicional y conservadora de la masculinidad. Dentro de la caja uno se alinea con los roles tradicionales; fuera, los rechaza. La metáfora alude a un conjunto de creencias y valores, estereotipos y prejuicios transmitidos por la familia, el entorno social, los medios de comunicación y otros agentes de socialización, teniendo en cuenta el contexto patriarcal.
El estudio apunta que “cuanto mayor es el alineamiento con la masculinidad hegemónica tradicional más consecuencias negativas se experimentan en el plano del bienestar emocional y psicológico, a nivel relacional y en la exposición a las conductas de riesgo y violencia”. Los hombres dentro de la caja sienten mayor presión en todas las categorías, salvo en tener éxito en el trabajo o en los estudios, donde la presión es elevada para todos.
La investigación refleja además, que entre el 25% y el 30% de los jóvenes valencianos varones manifiestan estar de acuerdo con ideas como “los hombres de verdad son heterosexuales”; “un hombre no debe ser afeminado”; “un hombre que no se defiende cuando otros abusan de él, es débil”; “los hombres deberían resolver sus problemas personales por sí mismos sin pedir ayuda a los demás”; y con que “un niño debe evitar jugar desde pequeño a ‘cosas de niñas’”, entre otras.
El estudio relaciona los roles de la masculinidad tradicional con la violencia sufrida y ejercida entre iguales. Los investigadores recalcan dos aspectos específicos: el 34,6% de los jóvenes 'dentro' de la caja afirma haber sido objeto de violencia, amenazas y acoso online, frente al 8% del resto de jóvenes; y el 25,7% afirma que ha sido objeto de violencia física deliberada (una proporción del 14,8% entre quienes están al borde de la caja y 2,5% entre los hombres que están fuera). La violencia ejercida resulta también más habitual entre los hombres jóvenes dentro de este marco respecto a los de fuera: un 25% ha ejercido violencia física, cerca del 20% se ha burlado de alguien, y prácticamente un 17% insultó, se burló o amenazó a alguien a través de redes sociales o apps de mensajería. Por contra, la violencia ejercida por los hombres que están fuera de la caja es residual, afirma el estudio.
La investigación consulta a los jóvenes sobre su percepción de la violencia de género, una forma de violencia que bebe directamente de esta concepción de los roles. Pese a que la gran mayoría cree que “es un problema social muy grave”, con el 80% de las respuestas a favor, existen discrepancias notables sobre las relaciones de pareja vinculadas al control.
Las ideas que cuestionan directamente el papel de los hombres en relación a la igualdad de género, son las que mayores acuerdos generan, si bien no resultan en absoluto contundentes, apunta el texto. Las ideas “es importante que los hombres lleven a cabo un autocuestionamiento de su papel en la sociedad” y “los hombres tienen privilegios en la sociedad en la que vivimos”, son las más aceptadas, aunque puntuadas sobre 5 en una escala de 10. A partir de ahí, se plantean diversas ideas contrarias al feminismo, que según los investigadores ponen de manifiesto menos acuerdos que desacuerdos, aunque algunas se acercan mucho al punto medio de la tabla, por lo que tampoco propician desacuerdos claros ni contundentes. Estas ideas son: “No se puede debatir con personas feministas porque te acusan de machista muy rápido” (4,86), “ninguna ley debería favorecer a las mujeres como fórmula para alcanzar la igualdad” (4,45) y “el feminismo no se ocupa de problemas reales, sólo se usa como herramienta política” (4,23). Las ideas más rechazadas son “por culpa del feminismo es más difícil ligar” (3,13) y “el feminismo no es necesario porque ya existe la igualdad entre hombres y mujeres” (3,43). Estas afirmaciones no generan un respaldo mayoritario, pero muestran que para parte de los jóvenes, que entienden el machismo como problema, el feminismo no termina de encajar como su aliado.
0