Estas son las principales enfermedades que provoca el consumo moderado de alcohol

Foto: Ryan O'Connell

Jordi Sabaté

Maika, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto en un correo electrónico: “Me he decidido a escribiros porque, tras padecer un cáncer, estoy muy sensibilizada con el tema alcohol. Me preocupa cómo el vino y la cerveza son tratados con tanta frivolidad a la hora de recomendarlos como óptimos para nuestra salud por estudios que, oh sorpresa, se suelen publicar siempre desde las mismas organizaciones. ¿Quién está detrás de ellos? ¿Por qué hay médicos que hablan de los beneficios saludables de la cerveza o el vino cuándo mi oncólogo me ha recomendado siempre desterrar una simple cerveza al día? ¿Cómo pueden diferir tanto los médicos?”

Maika tiene toda la razón; basta con acudir a la página web de la Asociación Española Contra el Cáncer para enterarnos de que ninguna cantidad de alcohol es saludable y la más mínima dispara el riesgo de sufrir un cáncer respecto al no consumo de alcohol. Sin embargo, sin querer entrar en polémicas, es cierto que en campo de la cardiología algunos profesionales reputados recomiendan incluso una copa de vino tinto al día en hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55 para prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Incluso algunos estudios han querido establecer el consumo óptimo de alcohol diario sin que afecte a la salud.

Los polifenoles no neutralizan al alcohol

Quizás quieran hacer hincapié en los polifenoles del vino, con gran poder antioixdante, pero estas teorías no se corresponden de todos modos con las de la Fundación Española del Corazón, por ejemplo, que en su página web asegura que “el alcohol es un tóxico para el músculo cardíaco y puede llegar a debilitar el corazón y causar una enfermedad denominada 'miocardiopatía dilatata' (el corazón se dilata y disminuye la fuerza de bombeo), provocando en el paciente síntomas de insuficiencia cardíaca”. La Fundación añade que “el único tratamiento eficaz de esta enfermedad es la abstención absoluta de cualquier tipo de alcohol, aunque sea en pequeñas cantidades”.

Es decir que, a pesar de que algunos expertos lo recomienden, dicha recomendación parece no sostenerse si asumimos que el alcohol y sus subproductos son una sustancia tóxica en cualquier cantidad, también cuando se consume moderadamente. Es de sobra conocida la correlación entre el consumo continuado y excesivo de alcohol y el aumento del riesgo de cirrosis hepática, por la acción del acetaldheído, el principal metabolito del alcohol, sobre las células hepáticas.

Aunque intervienen otros factores, como la predisposición genética o el concurso de infecciones hepatovíricas, lo cierto es que de una manera neutra el alcohol y el acetaldehído pueden afectar a las células hepáticas provocando que acumulen sustancias fibrosas y pierdan su función de procesadoras de toxinas. El final casi seguro de la cirrosis suele ser la muerte o la derivación en un cáncer de hígado, que tampoco termina bien. En este caso, cuanto mayor sea el exceso alcohólico mayor será el riesgo.

Alcohol y cáncer; el riesgo del consumo moderado

Pero existe otro rango de enfermedades en las que el alcohol no depende tanto de las cantidades ingeridas como de su mera presencia: los tumores cancerígenos. Según la Sociedad Europea de Gastroenterología (UGE), “una simple bebida alcohólica al día ya supone elevar el riesgo de cáncer de esófago; tomar de dos a cuatro ya se relaciona con siete tipos de cáncer digestivos”. Estos son de cavidad oral, faringe, laringe, el citado de esófago, el colorrectal, el de mama y el ya explicado de hígado.

Aquí se debe tener en cuenta que un estudio a nivel europeo de 2011 consideraba como “moderado” el consumo de dos copas diarias por parte de los hombres y una en las mujeres. Es decir que el “consumo moderado” de alcohol dispara el riesgo de padecer siete tipos de tumor. El propio estudio revelaba que esta sustancia y sus derivados son responsables de más de 15.000 tumores al año en el mundo. Pero yendo a los hechos más concretos, en el caso del cáncer de mama, junto al colorrectal el más frecuente y el principal entre las mujeres, hay dos revisiones determinantes que dejan claro que cualquier consumo dispara el riesgo.

La primera fue publicada por la International Agency for Research on Cancer y revela que una mayoría aplastante de los trabajos encontraban un aumento de la incidencia del cáncer de mama cuando se presenta consumo de bebidas alcohólicas, incluso siendo moderado. La segunda, publicada por la Universidad de Sant Louis (Missouri), estima que incluso con un consumo inferior o igual a una bebida alcohólica diaria el riesgo en mujeres de desarrollar un cáncer de mama se incrementa entre un 4% y un 15%. Ambas revisiones enfatizan que las bebidas alcohólicas son la causa de en torno al 5% de los tumores mamarios en varios países europeos y del 4% al 10% de los casos en Estados Unidos.

En cuanto al cáncer de colon o colorrectal, los estudios también indican que no se necesita un consumo excesivo ni una situación de abuso crónico del alcohol para aumentar significativamente el riesgo de padecerlo. Siendo el tercer tipo de cáncer más frecuente y la cuarta causa de mortalidad por tumores, con más de medio millón de muertes al año en todo el mundo, una revisión publicada en la revista Cancers el pasado año desveló una correlación muy significativa entre el consumo de alcohol y el riesgo de padecer cáncer de colon.

Pero lo más destacado fuera quizá que en sus conclusiones, los autores del estudio afirmaban: “Cuanto más consumo, mayor riesgo de cáncer; sin embargo, no hay una cifra segura a partir de la cual se pueda garantizar que no hay riesgo, y reducir el consumo, o evitarlo por completo, sí reduce el riesgo de cáncer”.

Finalmente una revisión publicada en Clinics and Research in Hepatology and Gastroenterology explica que la mayoría de los tumores hepáticos tienen un origen vírico, pero en aquellos donde no concurre un virus, el alcohol juega un papel determinante. La misma revisión animaba a seguir investigando posibles correlaciones entre el consumo de alcohol y el cáncer de páncreas.

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