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Comprar un coche de segunda mano: qué mirar antes de decidirnos

Foto: Pictures of Money

Cristian Vázquez

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Comprar un coche usado tiene sus riesgos y sus ventajas. Entre estas últimas, la más importante sin duda es el precio: un vehículo con cuatro años de antigüedad resulta alrededor de un 30% más barato que uno del mismo modelo pero nuevo. Una diferencia que se amplía, desde luego, cuanto más tiempo tenga el vehículo. 

En 2019, en España se vendieron 1.258.260 turismos y todoterrenos nuevos, mientras que en el mercado de ocasión las operaciones fueron casi un millón más: 2.236.406. Esto es casi el doble y en todo caso un millón más de unidades, lo que da idea de la potencia de este mercado. 

Los principales riesgos de comprar un coche de segunda mano también son evidentes: el desconocimiento acerca del trato recibido por parte de su o sus anteriores dueños y de los problemas que puede haber tenido desde que salió de fábrica hasta la actualidad. Unos problemas que, como es lógico, tienden a ser más numerosos cuantos más años de uso tenga el vehículo.

De media, los coches de segunda mano vendidos en nuestro país tienen más de doce años de antigüedad, bastante por encima de los 10,4 años de la media europea. En concreto, el 57% de esos vehículos se venden más de una década después de su lanzamiento. 

Son buenas razones para ser muy cuidadosos en el momento en que se decida ir por un coche de ocasión. Con información del Real Automóvil Club de España (RACE) y otros portales especializados, se enumeran a continuación una serie de consejos que conviene tener en cuenta al decidir la compra de un coche de segunda mano.

1. Saber qué buscar

Puede parecer obvio pero, dado que el universo de los coches es muy amplio, lo primero que se debe hacer es limitar la búsqueda en función de las necesidades y los gustos. En relación con las necesidades, se debe valorar si el coche será utilizado por una persona sola o por una familia con niños, si se ha de circular por carretera, en zonas rurales o en la ciudad, si ahorrar en combustible es una prioridad, etc.

En cuanto a gustos, los distintos modelos, diseños e incluso las marcas pueden inclinar la decisión hacia uno u otro lado. Y también, claro, el presupuesto del que se dispone. En función de todas estas variables, el RACE aconseja elegir “dos o tres modelos para buscar y comparar ofertas” en internet o en sitios especializados.

2. Interrogar con diligencia al vendedor

El Real Automóvil Club explica que “la llamada al vendedor es clave para asegurarte una buena compra, porque suele darte muchas pistas sobre la historia y estado del vehículo”. Es decir, ese primer contacto se debe aprovechar para hacer unas cuantas preguntas esenciales: las respuestas pueden llevar a declinar la compra ya en ese momento, y de esa manera se ahorrarán tiempo, energías y dinero.

¿Qué preguntar al vendedor en esa comunicación inicial? Algunas de las cuestiones más importantes son las siguientes: cuál es el motivo de la venta, si ha sido el primer propietario o hubo otros anteriores, si el coche “duerme” en garaje o a la intemperie, si vive en la costa o en el interior, y si dispone de todos los papeles en regla y tiene libro de mantenimiento al día.

3. Comprobar que los datos son correctos

El RACE recomienda pedir al vendedor copia de la documentación del vehículo, desde el impuesto de circulación y el citado libro de mantenimiento hasta la ficha técnica para detectar posibles modificaciones y la última inspección técnica, si es que el coche tiene más de cuatro años. 

Otra opción recomendada es solicitar un informe extendido a la Dirección General de Tráfico (DGT). De esta forma, tras el pago de una tasa de 8,50 euros, se obtiene toda la información administrativa oficial: identificación del titular, municipio donde está domiciliado el vehículo, historial de inspección técnica de vehículos (ITV), número de propietarios anteriores, kilometraje, cargas, embargos, multas, etc.

4. Revisar el exterior del coche

Superadas todas las etapas anteriores, llega el momento de ir a ver el coche en persona. Es fundamental para conocer el estado del vehículo, de modo que lo mejor es no preocuparse por parecer demasiado exhaustivo en la revisión. 

¿Qué mirar? Hay que prestar atención a la existencia de desperfectos visibles, como golpes, rayones o abolladuras, pero también a cuestiones más sutiles, como imperfecciones en la pintura, presencia de óxido o desgaste irregular en los neumáticos.

También es importante detectar si los faros, los cristales de las ventanillas o cualquier otra pieza es diferente de sus pares y, por lo tanto, no es original. La existencia de sustituciones puede revelar problemas previos de los que el vendedor no hubiese hablado hasta entonces. Estos detalles puede que no sean tan determinantes como para declinar la compra, pero sí para negociar una rebaja en el precio inicial.

5. Examinar el interior del vehículo y bajo el capó

Además de problemas muy evidentes (como manchas, roturas o quemaduras en la tapicería), el interior del coche puede mostrar un desgaste muy notorio en partes como el volante, asientos, palanca de cambios o de luces, pedales, moqueta, cinturones de seguridad o parasoles. 

Estos datos -sobre todo si parecen incongruentes con un bajo kilometraje del vehículo- pueden ser indicio de un trato descuidado y también de posibles fallos en la mecánica. También es este el momento de verificar el funcionamiento de las luces, los controles del tablero, el aire acondicionado, los limpiaparabrisas, el equipo de música y los altavoces. 

La higiene del interior del coche –o la falta de ella– también puede brindar señales acerca del trato que ha recibido. Y con respecto a lo que hay bajo el capó, lo más aconsejable es llevar el coche a un taller para que lo revise un especialista con los instrumentos apropiados. Si no es posible, conviene al menos controlar el nivel del aceite, refrigerante y líquido de frenos, el estado de los filtros de aire y de aceite y el de la correa de distribución.

6. Probar el coche

La prueba del coche también es una parte fundamental en la evaluación. Hay quienes recomiendan pedir al vendedor que sea él quien primero conduzca el vehículo, pues verlo puede dar una idea de cómo lo ha tratado.

Luego, el posible comprador –ya al volante– debe intentar llevar el coche por distintos caminos, de ser posible incluso por carretera o autovía, para comprobar el estado del motor, las marchas, frenos, etc. 

Es importante poner atención para detectar si, a altas velocidades, se producen vibraciones o ruidos raros (para esto, la radio debe estar apagada y las ventanillas cerradas). 

Y a baja velocidad se recomienda realizar giros a noventa grados y buscar el tope de la dirección, y también probar la marcha atrás, para comprobar que el coche se comporta de manera correcta. Cuanto más profunda y detallada sea la evaluación, más elementos se tendrán para negociar en busca de un precio justo y mayor tranquilidad se tendrá al momento de cerrar la transacción.

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