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Qué es el cobre antimicrobiano, la última revolución médica

Foto: Marcel Kessler

Marta Chavarrías

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Lo más probable es que en la mayoría de los hogares haya un cableado de cobre y algunos utensilios hechos con este material, que destaca por su gran durabilidad, resistencia a la corrosión y conductividad térmica y eléctrica altas. Además, este material posee un “superpoder” que los expertos en materiales han sabido aprovechar: su capacidad antimicrobiana.

Las bacterias dependen de metales como el hierro y el calcio para obtener la energía que necesitan para sobrevivir. El cobre, en cambio, es un metal que no solo no las “alimenta”, sino que las elimina y destruye de forma rápida y efectiva. Por tanto, el cobre y sus aleaciones, como el bronce y el latón, pueden presumir de tener propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas.

¿Qué significa esto? El cobre ha demostrado ser eficaz en la lucha contra bacterias y hongos, en concreto, ha demostrado una efectividad del 99,9% con dos horas de contacto. Se trata de un metal que lo que produce es una “muerte por contacto” en superficies metálicas que lo contienen. Este metal es capaz de matar de diez a cien millones de bacterias por minuto. Lo que los expertos destacan de este material es que es capaz de destruir, también, el ADN de la bacteria, lo que impide que esta desarrolle resistencia. Es la única superficie táctil de metal sólido que ha sido aprobada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), que lo ha registrado como el primer y único metal con propiedades antimicrobianas.

Cómo actúa el cobre

La idea de usar el cobre como antibacteriano no es nueva. De hecho, ya se usaba en la época de los antiguos egipcios y romanos, que lo usaban para tratar las heridas ocasionadas en las batallas, quemaduras e infecciones. Actualmente, el cobre es una alternativa prometedora al problema de la resistencia antimicrobiana de las superbacterias como el MRSA, un problema actual que cada vez va a más como consecuencia del uso excesivo de antibióticos, que ha llevado a que las bacterias desarrollen resistencia.

Los expertos han empezado a explorar el uso del cobre antimicrobiano como una potente alternativa. En Estados Unidos, el registro del cobre antimicrobiano permite que los productos anuncien afirmaciones antimicrobianas contra seis bacterias:

  • E.coli 0157:H7
  • Pseudomonas aeruginosa
  • Staphylococcus aureus
  • Enterobacter aerogenes
  • VRE
  • MRSA

Aunque los mecanismos químicos y moleculares responsables de la capacidad antimicrobiana del cobre todavía se investigan, hay varias teorías sobre cómo afectan los iones de cobre en las células bacterianas:

  • Rompen la pared de la membrana celular, lo que conduce a la fuga de nutrientes celulares, como el potasio, y la posterior muerte celular.
  • Al romper la membrana celular, llevan a la pérdida del contenido celular.
  • Se unen a proteínas que no requieren cobre para funcionar. En dosis altas, el cobre lleva a la pérdida de proteína y a su descomposición.
  • Causan estrés oxidativo; el cobre participa en lo que se denomina reacción de tipo Fenton, una reacción química que causa daño oxidativo a la célula.
  • “Roban” electrones de los lípidos en la membrana celular, causando degradación oxidativa, lo que conduce a la muerte celular.
  • El ADN se degrada y abandona la célula.

Dónde se puede usar el cobre antimicrobiano

En los últimos años se ha hecho evidente que las superficies de cobre con las que los agentes patógenos pueden entrar en contacto, es decir, las superficies de contacto de cobre metálico, pueden ayudar a disminuir los problemas de higiene, admite la Sociedad Americana de Microbiología (AEM). Por ejemplo, las superficies secas de cobre en entornos de laboratorio y ensayos hospitalarios han demostrado tener una gran eficacia de destrucción contra una amplia gama de microbios.

En los hospitales, acciones como abrir puertas, tirar de los inodoros y abrir los grifos puede exponer a los pacientes, los que trabajan allí y a los visitantes a superbacterias resistentes a los antibióticos, incluido Staphylococcus aureus resistente a la meticilina. En un ensayo estadounidense, se identificaron las superficies más contaminadas en salas de hospitales y se confirmó que las más “sucias” fueron las más cercanas al paciente: barandilla de la cama, mesa de la cama, los brazos de la silla de los acompañantes y el botón de llamada.

En la mayoría de los casos, los componentes de cobre se pueden instalar o adaptar fácilmente en cuestión de minutos. Con más de 500 aleaciones cobre registradas por la EPA, este material se puede usar para manijas de puertas, pasamanos de escaleras, barras de agarre, fregaderos, palancas de grifos, carros y otros equipos de atención médica.

El cobre también se ha convertido en lugar común para el almacenamiento y la transmisión de agua a través de tuberías y grifos y superficies de preparación de alimentos. En un estudio sobre la eficacia del cobre en la lucha contra Salmonella enterica y Campylobacter jejuni, dos de los patógenos bacterianos más comunes de las enfermedades transmitidas por alimentos, los expertos reconocen la eficacia de las superficies de cobre contra estos dos patógenos y defienden su aplicación en las distintas operaciones de procesamiento de alimentos como la carne. Se ha usado como sustituto de materiales como el acero inoxidable y el plástico.

A medida que algunas superficies de aleación de cobre sin recubrimiento envejecen, pueden cambiar un poco de color debido a la oxidación natural, pero ello no afecta a su eficacia antimicrobiana: el desgaste de este material, e incluso la oxidación natural de algunas aleaciones de cobre, no afectan la eficacia del material. Este continúa siendo eficaz incluso después del uso. Pero para que siga siendo efectivo, debe limpiarse con regularidad, como se haría con cualquier otro material.

Disponer de un material de estas características antimicrobianas no significa que no deban tenerse en cuenta las prácticas de higiene correctas, como lavarse las manos, que continúan siendo la base para el control de las infecciones.

¿Podría el cobre desarrollar resistencia?

Las bacterias han desarrollado, con los años, mecanismos de resistencia a los antibióticos. ¿Podría ocurrir lo mismo con el cobre? Los expertos admiten que esto es, hoy por hoy, poco probable por varios motivos:

  • Porque el cobre está presente de forma natural en la corteza terrestre y, hasta la fecha, no se han demostrado organismos resistentes. Incluso los organismos tolerantes al cobre, mueren al contacto con las superficies de este material.
  • Porque el cobre mata los microorganismos a través de distintas vías en lugar de hacerlo de manera específica en un receptor, como la mayoría de los antibióticos.
  • Porque los microorganismos mueren antes de que puedan replicarse y, por tanto, no pueden transmitir material genético que podría conducir a desarrollar resistencia.

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