Fatiga pandémica; qué es, cómo se manifiesta y cómo tratarla

Fatiga pandémica, desánimo y depresión confinamental

Marta Chavarrías

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Desde el inicio de la pandemia provocada por el coronavirus hemos ido incorporando a nuestros hábitos cotidianos acciones como el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado de manos, etc. 

Después de ocho meses, con una evolución desigual y un verano atípico en el que el coronavirus ha estado más presente de lo que se calculaba, y de lleno en la segunda ola, surge el término “fatiga pandémica”, un concepto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “desmotivación para seguir las recomendaciones de protección y prevención que aumenta con el tiempo”. 

Según los expertos, la fatiga pandémica es una respuesta natural y esperada a una crisis de salud pública prolongada y cuya gravedad ha obligado a implementar medidas restrictivas que han tenido un fuerte impacto en todas las personas, incluso en aquellas que no se han visto afectadas de forma directa. 

En concreto, y según los datos de una encuesta de la OMS, la fatiga emocional está afectando al 60% de la población europea. Los expertos, aunque consideran esta reacción como algo natural y esperado ante una adversidad sostenida y no resuelta, advierten que la situación en algunos países de la Unión Europea es ahora peor que en el pico de marzo. 

En España, el 40% de las personas presenta síntomas graves o moderados de depresión como falta de interés, desesperanza o decaimiento, según el estudio Malestar psicológico derivado de la Covid-19 en la segunda ola, elaborado por el Consejo General de la Psicología de España y Sonae Sierra, compañía de centros comerciales.

Aumento de casos y apatía y desconfianza, una combinación peligrosa

Para la OMS, este bajo estado de ánimo es normal en toda crisis, sobre todo si esta se alarga y prolonga en el tiempo. Hemos pasado del miedo y la resignación que había durante la primavera, en los inicios de la crisis, a la fatiga y cierto descuido por las medidas impuestas en otoño. Intentar cumplir con cualquier acción que no sea habitual es siempre un desafío. 

Podemos hacerlo durante unos días, pero estos cambios mantenidos en el tiempo son más difíciles de cumplir. La incertidumbre acumulada día a día genera cansancio, pena, frustración, desánimo, etc y, lo que es peor, desconfianza hacia lo que proponen las autoridades. 

Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado mes de octubre, a lo largo de esta crisis del coronavirus, la opinión sobre algunas instituciones ha empeorado. El 18,2% de las personas reconocen que la opinión hacia el Gobierno ha mejorado, pero para el 59,9% ha empeorado.

Afrontar esta nueva realidad en cuatro pasos

En primer lugar, debemos ser muy conscientes de la necesidad de adaptarnos a cada situación. No hacerlo nos lleva al bloqueo. Crear una nueva rutina puede ayudar a estabilizarnos. La guía Bienestar psicológico en tiempos de la Covid-19, disponible en la web de la campaña informativa Mente en equilibrio, propone algunas estrategias para ayudarte a manejar los pensamientos e identificarlos:

  • Piensa e identifica lo que te pasa por la cabeza: lo que piensas influye en lo que sientes y en cómo te comportas, por tanto, es importante identificar tus pensamientos. Puede ayudarte responder a cuestiones como: ¿Qué pienso sobre la situación que me hace sentir mal?;¿hay algo que me inquiete y por qué?; estos pensamientos, ¿me sirven para algo?
  • Pon en duda tus pensamientos: muchas veces nos equivocamos a la hora de pensar, como cuando pensamos que algo va a suceder y al final no es así. Son pensamientos erróneos que pueden producir malestar. Es importante preguntarte si eso que estás pensando es una verdad absoluta o puede haber otras explicaciones. Por ejemplo, nos resfriamos y pensamos que tenemos Covid-19. Puede ser que el pensamiento nos lleve a lo peor, y esto nos genera mucha angustia.
  • Busca una frase optimista: afrontar situaciones como las que nos trae la pandemia puede ser complicado. Tomarte las cosas de la mejor manera que puedas, con frases que te ayuden a hacer más llevadera una situación concreta (“venga, tranquilízate”, “tú puedes”, etc.).
  • No pienses en el futuro: centrarnos en pequeñas cosas y concentrarnos en el futuro más inmediato; es decir, qué haremos mañana o qué podemos hacer hoy que nos distraiga. Puede ser una forma útil de lidiar con la incertidumbre.

Es fácil durante estos días seguir hábitos insanos. Pero es más importante que nunca descansar y dormir lo suficiente, alimentarte de forma saludable, seguir unas rutinas de horarios, realizar actividad física o deporte y cuidar tu higiene. 

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