Miastenia gravis: cuando el enemigo son nuestras propias defensas

Miastenia gravis

Marta Chavarrías

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Fatiga o cansancio que empeora a lo largo del día y mejora con el reposo. A grandes rasgos, la miastenia gravis se expresa así, y afecta sobre todo a los músculos que mueven los ojos, aunque no son los únicos.

En España, aunque la miastenia gravis es poco frecuente, afecta a unas 15.000 personas. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se diagnostican 700 nuevos casos de esta enfermedad autoinmune que se expresa como un auto-ataque por error del sistema a la unión que hay entre los nervios y los músculos.

Esta enfermedad suele desarrollarse en mujeres entre los 20-40 años y en los hombres entre los 50-80 años, pero puede afectar a cualquier edad (en raras ocasiones empieza en la infancia).

¿Cuáles son las causas de la miastenia gravis?

En condiciones normales, los nervios se comunican con los músculos a través de la liberación de sustancias químicas (neurotransmisores) que encajan en los receptores celulares de los músculos en la unión neuromuscular. Esto permite que las señales nerviosas inciten a los músculos a moverse.

En la miastenia gravis, el sistema inmunitario produce anticuerpos que bloquean muchos de los receptores de los músculos para un neurotransmisor llamado acetilcolina. Por tanto, se interrumpe la conexión entre el nervio y el músculo. Esto hace que los músculos se debiliten porque reciben menos señales nerviosas.

Aunque se desconoce qué hace que el cuerpo ataque a sus propios receptores de acetilcolina, hay una teoría que sugiere que el mal funcionamiento de la glándula timo, un órgano pequeño ubicado en la parte superior del pecho, bajo el esternón, puede estar involucrada. En esta glándula, ciertas células del sistema inmunitario aprenden a diferenciar entre el cuerpo y las sustancias extrañas. 

¿Cuáles son los síntomas de la miastenia gravis?

Hay dos formas clínicas de miastenia gravis: ocular y generalizada. En la ocular, los síntomas más comunes incluyen: 

  • Debilidad de los músculos que controlan el ojo, el párpado y otros músculos que controlan el movimiento del ojo (músculo extraocular). 
  • Parálisis parcial de los movimientos oculares.
  • Visión doble y párpados caídos.
  • Debilidad y fatiga en el cuello y las mandíbulas, con problemas para masticar, tragar y sostener la cabeza.

En la forma generalizada, la miastenia gravis debilita no solo los músculos oculares sino también una combinación variable de los músculos de los brazos, las piernas y los músculos respiratorios. 

Cuando se ven afectados grupos de músculos comunes, algunas acciones como masticar, tragar, sonreír, encogerse de hombros, levantar el brazo, coger cosas, ponerse de pie o subir escaleras son difíciles de llevar a cabo.

Esta debilidad acostumbra a aumentar durante los periodos de actividad y a mejorar tras un periodo de descanso. La fluctuación de los síntomas es una característica importante que permite a los neurólogos distinguir la miastenia gravis de otros trastornos.

Tratamiento para la miastenia gravis

Aunque no hay cura para la miastenia gravis, los cambios en el estilo de vida y algunos medicamentos pueden permitir periodos sin síntomas. El tratamiento puede ayudar a aliviar los signos y síntomas, como la debilidad de los músculos de los brazos o las personas. 

Los objetivos del tratamiento deben individualizarse según la gravedad de la enfermedad, la edad y el sexo del paciente, así como el grado de deterioro funcional. En algunos casos, la mejoría espontánea, incluso las remisiones, ocurren sin una terapia específica, sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad.

Las Guías de consenso internacional para el manejo de la miastenia gravis recomiendan los medicamentos:

  • Inhibidores de la colinesterasa: estos medicamentos aumentan la comunicación entre los nervios y los músculos y pueden ayudar a fortalecerlos.
  • Corticosteroides: el uso de prednisona mejora más del 75% de los pacientes tratados con este medicamento, que silencia el sistema inmunológico y retarda la liberación de anticuerpos que podrían ayudar a bloquear los receptores nerviosos.
  • Medicamentos inmunodepresores: junto con los corticosteroides, pueden ayudar a reducir la respuesta al sistema inmunológico.

En los casos más graves de la enfermedad o de empeoramiento de los síntomas, otras opciones incluyen la plasmaféresis, que suelen usarse en una crisis, o la inmunoglobulina intravenosa, que consiste en inyectar nuevos anticuerpos en el torrente sanguíneo para alterar la respuesta del sistema inmunológico.

En el caso de que la miastenia se deba a un tumor en la glándula timo puede ser necesaria la cirugía para extirpar toda la glándula (timectomía). Incluso si no hay tumor, la extirpación puede ayudar a aliviar los síntomas. 

Como ya hemos comentado, la incorporación de hábitos saludables, como llevar una alimentación saludable, hacer ejercicio físico de forma regular y dormir las horas necesarias puede ayudar a afrontar y mejorar esta enfermedad. 

También es clave el control del estrés porque los niveles altos pueden empeorar los resultados, tanto físicos como psicológicos.

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