Paseos descalzos por la playa, ¿desaconsejables para mayores de 30?

Paseos por la playa.

Marta Chavarrías

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La llegada del verano llena las playas de gente deseosa de tomar un agradable baño en aguas saladas y de tomar un poco el sol. Pero esta época del año también marca la estación de los pies liberados. 

Muchas personas realizan paseos por la playa descalzos, una forma de caminar y hacer ejercicio que se ha relacionado siempre con un sinfín de beneficios, como el poder exfoliante de la arena en la piel, la mejora de la salud cardiovascular y una manera de mejorar la resistencia y la fuerza.

Sin embargo, no en todos los casos puede resultar tan bueno para nuestros pies. Caminar descalzos en la arena puede tener un impacto inesperado en ellos, sobre todo en según qué tipo de superficie lo hagamos, porque en la playa no es lo mismo caminar por la orilla que por la arena lejos del agua, y esto el pie lo nota.

Problemas de andar descalzos por la playa

A la hora de caminar descalzos por la arena nos habremos dado cuenta de que no es lo mismo andar por la orilla que en arena seca. En el primer caso, la arena mojada nos aporta un suelo blando pero suficientemente duro como para andar de forma más segura; en la arena seca, en cambio, el pie se hunde más y el esfuerzo que tenemos que hacer es mayor. 

Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España (CGCOP), el contacto de la piel con la arena del mar puede sobrecargar la musculatura y provocar lesiones, sobre todo si los paseos son largos. Ir descalzos por la playa ejerce más tensión sobre los tendones y brinda menos soporte general a las articulaciones.

Como ya hemos comentado, las playas no son lugares con suelos planos, sino todo el contrario, lo que desequilibra el cuerpo y nos hace caminar forzando más las articulaciones. Esto se traduce a menudo en que una pierna soporta más peso que la otra, lo que nos obliga a doblar los tobillos.

Así, estamos exigiendo a nuestros pies caminar en un ángulo en el que no estamos acostumbrados, algo que notarán sobre todo nuestros tobillos y otras articulaciones. Es más probable que en estos casos se produzca un tirón muscular u otra lesión. 

Si la zona por la que andamos tiene la arena más blanda, como es el caso de la arena seca, se forma una superficie irregular e inestable que hace que, al caminar sobre ella, los músculos estén obligados a hacer un gran esfuerzo para mantener la estabilidad, sobre todo el tobillo. El talón suele hundirse, lo que genera una gran tensión en nuestra musculatura. 

Las personas con ciertas patologías como reumatismo crónico, artritis y diversas artrosis deben tener especial cuidado al andar descalzos por la playa porque la arena es un tipo de suelo que requiere más esfuerzo del pie, lo que conduce a una marcha más difícil y dolorosa que en un suelo plano y estable. 

Además de los problemas de sobrecarga en los gemelos, también pueden aparecer lesiones relacionadas con la fascitis plantar (dolor en la planta del pie). En este caso es muy importante proporcionar un buen apoyo a sus pies.

Consejos para caminar descalzos por la playa:

Andar descalzos sobre superficies blandas como la arena y recorrer largas distancias lo que hace es extender el rango de movimiento más de lo normal. Para evitar que una caminata en la playa arruine nuestro día, es importante tener en cuenta algunos sencillos consejos: 

  • Elegir la arena con más consistencia: ya hemos dicho que la orilla es la zona más apropiada para dar un paseo porque si el pie no se hunde tanto al caminar evitaremos el aumento de la tensión muscular y el problema de la inestabilidad. Por tanto, buscaremos la parte de la orilla donde la arena es más compacta y estable. 
  • No abusar de caminatas largas descalzos: porque podemos tensar los tendones y sentir contracturas. Esto puede aumentar el riesgo de sufrir calambres. Si queremos hacer largas caminatas es recomendable proteger el pie con un calzado. Es importante que, frente a cualquier pequeña molestia, acudamos a un podólogo para que descarte cualquier lesión.
  • Proteger los pies si tenemos algún corte, rasguño o herida abierta: debemos protegerlos de la arena o el agua para evitar infecciones. El agua de mar contiene bacterias como Staphylococcus aureus, que sobrevive en agua salada, o biotoxinas dañinas, que podrían infectar una herida abierta.
  • Proteger los pies del sol: como ya explicábamos en este artículo, los pies son una de las seis zonas que no solemos proteger de los rayos del sol. Si vamos a andar descalzos por la playa es importante ponernos fotoprotector no solo en los tobillos, sino también en los dedos, alrededor de las uñas.

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