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El efecto mágico de los perros: 10 minutos con ellos puede hacer milagros en tu salud

Perra recibiendo caricias de su humana

Eva San Martín

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Cuando las noticias sombrías sobre guerras se suceden y con la Covid-19 conviviendo cerca de dos años entre nosotros, nuestros gatos y perros parecen haberse convertido, más aún si cabe, en un refugio terapéutico. Tanto es así, que nueve de cada diez personas afirman que su compañero peludo les ha ayuda a afrontar emocionalmente los retos de la pandemia.

Lo tenemos claro. Nada mejor que compartir el sofá con nuestro perro o nuestro gato ronroneante hecho un ovillo al lado. Incluso esos días en los que nos sentimos miserables, y que el mundo parece un lugar sombrío, a nuestros queridos amigos peludos les basta con mirarnos para arrancarnos una sonrisa; ¡y lograr que nos sintamos mejor!

No es nada nuevo: el valor terapéutico de nuestra relación con perros y gatos ha sido de sobra reconocido por la ciencia durante las dos últimas décadas. Y existen decenas de estudios que profundizan en los beneficios del vínculo con nuestros compañeros de vida más peludos.

Estos nos ayudan a sentirnos más relajados, nos hacen reír y bajan nuestra ansiedad. Hasta reducen nuestro ritmo cardiaco, dice la ciencia, por lo que vivir con un camarada peludo (¡o más de uno!) protege el corazón, y reduce el riesgo de que padezcamos una enfermedad cardiovascular. Casi nada.

Perros en hospitales: menos ansiedad y dolor

Pero los beneficios de rodearnos de compañeros animales van más allá del ámbito doméstico: los perros de terapia llevan decenas de años visitando a pacientes en hospitales o residencias de ancianos. Sin embargo, en comparación con la ciencia dedicada al vínculo doméstico, existen bastantes menos estudios que se han ocupado de corroborar los beneficios de estos animales en el ámbito sanitario

En especial, de cómo pueden mejorar nuestra salud durante una estancia hospitalaria o cómo tenerlos cerca puede ayudarnos durante la normalmente dolorosa y ansiosa espera en la sala de espera de urgencias.

En este sentido, un equipo de 22 investigadores canadienses se ha preocupado por rellenar este vacío clamoroso: y su trabajo, publicado este marzo en la revista científica PLOS One, confirma lo que muchos, incluidos muchos profesionales del ámbito sanitario y clínico, sospechábamos: existe una relación directa entre las visitas de perros de terapia a los pacientes y su salud mental.

Diez minutos con un perro reduce la depresión 

Y parece que el efecto casi mágico de tener cerca un compañero peludo es aún más rápido de lo que pensábamos. Los investigadores han encontrado que pasar diez minutos con un perro de terapia resulta suficiente para que los pacientes de urgencias del hospital mejoren su bienestar general.

Comparados con los que no recibieron la visita de un camarada peludo, estos pacientes que sí la recibieron afirmaron padecer niveles de ansiedad y de depresión significativamente inferiores tras la visita de su particular doctor peludo.

Hay más: los pacientes que fueron visitados por un perro de terapia también señalaron niveles de bienestar general más altos; incluso, un valor en la escala del dolor inferior. “Estos resultados sugieren que la intervención de un perro de terapia tuvo un efecto positivo que redujo el dolor de los pacientes”, escriben los 22 investigadores.

Los pacientes que acuden a urgencias suelen hacerlo empujados por el dolor, pero problemas de salud mental asociados durante la espera, como la ansiedad del momento, pueden empeorarlo. “Muchos pacientes acuden a urgencias con dolor, pero tanto la ansiedad como las luces brillantes e intensas de la sala o los largos tiempos de espera pueden agravar el dolor”, explica Colleen Dell, coautora del estudio, y profesora de la Universidad de Saskatchewan. 

Pues bien: la llegada de un visitante peludo a la sala de espera de urgencias del hospital parece tener el efecto contrario. No solo reduce la ansiedad y el estrés, también parece ayudarnos a aliviar el dolor.

O, al menos, a que lo percibamos de un modo menos intenso, y nos resulte más llevadero. “Además, interactuar con un perro de terapia puede hacer esta espera prolongada un poco más tranquila; y ayuda a que el paciente y su familia se sientan más acompañados, y que perciban que el personal sanitario se preocupa por ellos”, añade Dell.

Amigos peludos: nos quieren y cuidan de nosotros

Este no es el único estudio que apunta que tener cerca un compañero peludo alivia el dolor y la ansiedad en un hospital. Una investigación previa de la Universidad de Harvard concluye que la visita de perros de terapia a los pacientes operados de una cirugía ortopédica, como un implante de rodilla o de otra articulación, mejoró el nivel de dolor de los pacientes, que se redujo tras la visita de su doctor perruno.

Otra investigación de la Universidad de Lleida concluye que, si bien la visita de los perros de terapia no reduce el dolor como tal, sí minimiza nuestra percepción del dolor; por lo que nos alivia, y nos ayuda a percibirlo como menos intenso.

Ya lo vemos: no solo nos quieren, y nos hacen felices: perros y gatos también parecen cuidar de nuestra salud, más allá de lo que imaginábamos.

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