Las lesiones más frecuentes derivadas de nuestro uso prolongado del móvil

Lesiones derivadas del uso excesivo del móvil.

Marta Chavarrías

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No podríamos pasar sin ellos. Los móviles forman parte de nuestro día a día y se han convertido en indispensables en todo lo que hacemos. Los usamos para casi todo (menos para llamar, podríamos afirmar sin equivocarnos mucho).

Pueden llegar a sustituir a los ordenadores porque son más prácticos y manejables en su uso, y con ellos lo tenemos todo al alcance de una sola mano: podemos consultar los mensajes, también los usamos para leer las noticias, ver nuestra serie favorita, incluso para reservar nuestras próximas vacaciones o hacer transacciones bancarias.

Un uso que ha llevado que los españoles lleguemos a pasar el 35% de nuestro tiempo diario usando pantallas de móviles y de ordenadores (casi unas seis horas), según este mapa elaborado por Electronics Hub sobre el tiempo promedio que pasan los habitantes de los distintos países frente a una pantalla.

Y, aunque la ergonomía cuando estamos frente al ordenador ha sido un tema recurrente desde hace años y hemos aprendido a tomar consciencia de la importancia de adoptar una postura correcta y de hacer varios descansos para no cargar la musculatura, nos hemos olvidado de hacerlo cuando navegamos en la pequeña pantalla de un móvil. Su omnipresencia y un uso prolongado han pasado factura a nuestros huesos y a nuestro bienestar físico, sobre todo en nuestro cuello y espalda.

Lo demuestran estudios como esta investigación publicada en la revista médica JAMA según la cual las lesiones en el cuello relacionadas con los móviles han aumentado de forma drástica en los últimos 20 años, sobre todo en personas de entre 13 y 29 años, asociadas la mayoría de ellas a gestos tan comunes como enviar mensajes de texto mientras caminamos.

Qué impacto tiene la tecnología en nuestra salud física

Cuando nos exponemos durante muchas horas a las pantallas de móviles o tabletas lo que hacemos en realidad es obligar a nuestro cuerpo a adoptar posturas que no le son nada favorables. El mismo diseño de los dispositivos, por ejemplo, obliga a que nuestra muñeca y nuestros dedos no puedan reposar sobre una superficie mientras miramos la pantalla o enviamos notas de voz.

Desplazar nuestro dedo y presionar botones de forma rutinaria activa nuestras habilidades motoras finas, lo que aumenta el riesgo de ciertas lesiones por esfuerzos repetitivos y problemas de cuello y hombros. Algunas de las lesiones más comunes que se han asociado al uso prolongado de móviles son:

· Síndrome del túnel carpiano: esta lesión es el resultado de la compresión del nervio mediano con tendinitis de la muñeca, lo que provoca adormecimiento y entumecimiento de los dedos pulgar, índice y corazón. Podría haber una conexión entre los pequeños movimientos repetitivos de la mano y este síndrome. Según el Journal of Family Medicine and Primary Care, habría una correlación entre las personas que usan el móvil más de dos horas al día y la aparición del síndrome del túnel carpiano.

· Síndrome del cuello roto: nuestra cabeza pesa, en posición recta, entre cinco y nueve kilos. Pero si la inclinamos unos 60 grados, que es la postura que adoptamos al mirar el móvil, este peso equivale a unos 27 kilos. Un peso que tenemos que compensar haciendo un sobreesfuerzo del cuello, los hombros y las vértebras de la zona cervical.

En esta línea, un estudio publicado en Journal of Musculoskeletal Surgery and Research determina que existe una relación entre el síndrome del cuello roto y el uso de teléfonos móviles porque no adoptamos una buena postura mientras los miramos. Según los resultados de esta investigación, el grado de inclinación sí influye porque las personas con una posición del cuello de 60 grados tienden a sufrir peores lesiones que las personas que tienen una posición del cuello de 15, 30 o 45 grados. El tiempo que pasamos así también influye, como demuestra esta otra investigación, que relaciona el uso del móvil durante más de dos horas al día con debilitamiento de los músculos del cuello y cambios en la alineación de la postura del cuello.

· Lesiones en pulgares: si llegáramos a contar la cantidad de mensajes de texto y toques que le damos a la pantalla durante el día posiblemente nos quedaríamos asombrados de las veces que lo hacemos. No es de extrañar, por tanto, que muchas lesiones aparezcan en las manos. Según un estudio publicado en Medicine, los usuarios habituales de los teléfonos móviles suelen experimentar un dolor leve y rigidez en los músculos de la mano. En particular, son los pulgares los que más sufren, debido en gran parte a los movimientos repetitivos.

· Dolor de cabeza: a estas lesiones físicas pueden sumarse también otras como sensación de mareo por la contracción mantenida de los suboccipitales y por los posibles efectos de mantener la atención fijada en la pantalla durante mucho tiempo. En este sentido, un estudio publicado en la revista American Academy of Neurology determina que hay una relación entre el uso prolongado de móviles y las migrañas. Es más, de acuerdo con la investigación, las personas que usan móviles son más propensas a tomar analgésicos para los dolores de cabeza.

Cómo evitar las lesiones relacionadas con la tecnología

Aunque parezca obvio, no está de más recordar que una de las mejores formas para evitar este tipo de lesiones es dejar de tener sesiones maratonianas frente al móvil. Es clave limitar la cantidad de tiempo que pasamos frente a un dispositivo, tomarnos descansos y controlar nuestra postura. De esta manera, conseguiremos dar un respiro a los músculos de nuestro cuello y de nuestras manos.

Durante el rato que estamos con el móvil, debemos mantener las muñecas y los codos rectos mientras sostenemos el dispositivo por los lados y, al enviar mensajes de texto, intentar colocar el móvil sobre una superficie plana y estable y usar todos los dedos en lugar de solo los pulgares.

Nos ayudará también intentar usar las dos manos para sostener el dispositivo en lugar de hacer equilibrios solo con una, así como mantener el dispositivo al nivel de nuestros ojos para evitar tener que mirar hacia abajo durante mucho tiempo, lo que nos permitirá reducir parte de la tensión en el cuello. 

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