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Mi gato come objetos raros, como lana, plástico y papel: ¿debo preocuparme?

Foto: International Cat Care

Eva San Martín

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Tu gato tiene una reputación que mantener. Quiere que pienses que es un león todopoderoso, que impone sus propias reglas. Cuando en realidad necesita rutina; y es muy sensible a los vaivenes de la vida: es muy fácil para tu minino sufrir estrés, una emoción negativa que perjudica a su salud y le impide ser feliz.

Algunos felinos lo demuestran orinando fuera del arenero o atacándote los pies. A otros les da por tu armario: empiezan por comerse los cordones de los zapatos y acaban por emprenderla con tus camisetas y sujetadores; o dejan tus calcetines hechos un colador. No lo hace por fastidiarte. Tu gato solo está mostrando su preocupación; a sus ojos, algo no va bien. Aunque tenga un modo curioso de decírtelo, y tu armario esté pagando el precio.

Su comportamiento incluso tiene un nombre: pica. Una condición que consiste en ingerir objetos que no son alimentos y, por tanto, no son comestibles. No solo aparece en gatos, puede surgir en otras especies, desde loros hasta humanos. Es normal que lo consideres un desastre para tu armario, pero la pica puede resultar mucho peor para tu minino.

Si se come y traga trozos de tela (o de plástico o cartón o lo que sea), como poco, le provocará un malestar digestivo. Si es el caso de tu amigo ronroneante, el primer consejo es contactar con tu veterinario de inmediato. Y aleja la ropa de tu gatete lo mejor que puedas.

Gatos que comen ropa, cordones y plástico

Los gatos con pica se ensañan sobre todo con los cordones, trozos de plástico y diferentes tipos de tela. Otros materiales escogidos incluyen el papel higiénico, la tierra de sus areneros y tu esponja del baño. Aunque según un estudio en la materia, el plástico, el papel, la goma y la madera son los materiales que prefieren mordisquear estos felinos con tendencia a las dentelladas.

Y aunque no siempre esté claro el motivo, parece que el gusto por mordisquear objetos no comestibles resulta bastante habitual; y seis de cada diez gatos lo hacen. El resultado: con suerte, lo acaban vomitando.

Pero aquí tenemos una nueva versión, más peluda, del dilema del huevo y la gallina: no sabemos si los vómitos los causa el mordisqueo, o si el mordisqueo es en realidad un intento de provocarse un malestar digestivo; y con él, el vómito. El resultado no falla y es el mismo: una mancha en tu alfombra. No te enfades: son gajes de convivencia peluda.

Gatos con estrés que comen objetos

La pica, que se considera un comportamiento compulsivo en los gatos relacionado con la ansiedad y el estrés, es la causa más frecuente; también pueden existir deficiencias nutricionales o problemas médicos, como algún tipo de molestia digestiva; y necesitas descartarlos. Con suerte, tu gatita saldrá del veterinario sana como una tigresa.

O es posible que tu amiga ronroneante necesite algún tipo de fármaco psicoactivo que le ayude a rebajar la ansiedad: otra buena razón para acudir al veterinario. Pero en ambos casos, necesitas preocuparte y hacer algo por aliviar su estrés en casa.

Intervenir el espacio gatuno

Además de la atención veterinaria, es clave abordar el entorno de tu gato. La teoría rápida: tu pequeña leona necesita hacer ejercicio a diario, y mucha estimulación mental. Esto implica gatificar tu casa (o más bien su casa, como ya sabes si nos lees de forma habitual); es decir, adaptar el espacio para que cumpla las necesidades físicas y emocionales de tu amiga. No, no le basta con pasarse el día escondida o dormitando en el sofá.

Para empezar, plantéate proporcionarle mucho espacio vertical para explorar, varios rascadores fuertes, que resistan los envites de tu tigresa y le permitan arañar y estirarse a gusto, además de juguetes, si ya no los tienes. Y si vives con más de un gatete, separa sus comederos. Incluso puedes darle un rompecabezas o puzzle de comida para gatos. O hazle uno.

Este juguete le proporcionará el tipo de estimulación mental que tu minino obtendría si tuviera que cazar o trabajar para alimentarse, y que puede que eche de menos ahora que ya no tiene acceso a tu ropa ni tampoco puede dar rienda suelta a su idea de la alta costura minina.

Y aunque las obligaciones te apabullen, haz al menos una pausa corta cada día para jugar con tu gatito. Todo esto le ayudará a sentirse más tranquilo. En casos de pica persistentes, la recomendación es trabajar con un experto acreditado en comportamiento felino para valorar el entorno del gato y encontrar los motivos del estrés que complican la vida de tu amigo, y que no siempre son tan obvios.

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