Teoría de las botas: qué productos es mejor comprar para que duren toda la vida

¿En qué consiste la teoría de las botas sobre el ahorro económico?

Martín Frías

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¿Conoces la teoría de las botas? Es una teoría socioeconómica sobre la pobreza que explica Sam Vimes, uno de los personajes de la serie de novelas Mundodisco, de Terry Pratchett.

“La razón por la que los ricos eran tan ricos”, razona el personaje, era “porque se las arreglaban para gastar menos dinero”. Toma por ejemplo las botas. “Un hombre que podía gastarse cincuenta dólares tenía un par de botas que todavía mantendrían los pies secos a los diez años, mientras que un hombre pobre que solo podía permitirse botas baratas [de diez dólares, que tenía que tirar al cabo de un año] habría gastado cien dólares en botas durante ese mismo tiempo, y aún tendría los pies mojados”.

Desde hace décadas, la economía del consumo nos empuja a adquirir cada vez más cosas que, a su vez, duran cada vez menos, generando toneladas de basura que ahogan nuestro planeta. Y como el pobre hombre de la teoría de las botas, lo hacemos perdiendo dinero en el proceso.

El problema de los productos de usar y tirar

La tendencia a la comodidad ha alimentado un problema de proporciones monumentales: la basura generada por los productos de un solo uso. Desde envases de comida hasta utensilios de cocina, pasando por ropa de moda rápida, los artículos desechables inundan nuestros hogares y, posteriormente, nuestros vertederos. 

Incluso otros objetos más caros y duraderos, como los electrodomésticos, duran cada vez menos y encontramos más problemas para ejercer nuestro derecho a reparar. Un estudio revela que los electrodomésticos antiguos, mecánicos, duraban entre 20 y 30 años, frente a solo de 10 a 15 de los actuales. Más de una vez el técnico de reparaciones nos dirá que “va a salir más caro que comprar uno nuevo”.

Sin embargo, aunque estos productos puedan parecer económicos en el momento de la compra, sus costes ocultos son bastante más alarmantes. Lo barato sale caro, como bien dice el refrán. El gasto repetido en productos de baja calidad, cuya vida útil es efímera, a menudo supera la inversión inicial en un artículo de mayor calidad diseñado para durar toda la vida. 

Además, el coste medioambiental de este ciclo de usar y tirar es incalculable, con vertederos desbordados y ecosistemas en peligro por los residuos plásticos y demás contaminantes, en especial los desperdicios electrónicos.

Comprar para toda la vida

En respuesta a esta crisis medioambiental y económica, hay cada vez más consumidores que están adoptando una filosofía de “comprar para toda la vida”. Esto no sólo reduce el desperdicio, sino que también puede resultar en ahorros significativos a largo plazo. Estos son los artículos que deberías considerar comprar para toda la vida.

  • Botas: fieles a la teoría de Pratchett, un buen par de botas de cuero pueden durar, si no toda la vida, mucho más que el calzado de una calidad inferior. Por ejemplo, las míticas botas Dr. Martens son duras al principio, pero una vez usadas y con el cuidado adecuado, pueden durar varias décadas.
  • Botella de agua reutilizable: no sólo reduce la cantidad de plástico que se usa, sino que puede mantener tus bebidas frías o calientes durante más tiempo que las botellas de plástico convencionales. Puedes elegir entre vidrio, aluminio o acero, materiales reciclables infinitamente, y que durarán mucho más que una botella de plástico. Las famosas botellas del fabricante suizo Sigg utilizan estos materiales y pueden durar toda la vida.
  • Paraguas: solo nos acordamos del paraguas cuando llueve, y muchas veces ni siquiera en esa ocasión. Entonces nos lazamos a comprar uno barato que se rompe con dos usos. Un buen paraguas de armazón de aluminio y reforzado contra el viento puede durar toda la vida. Un ejemplo de ellos son los paraguas de Blunt Umbrellas, que tienen los bordes redondeados y están diseñados para durar para siempre.
  • Máquina de afeitar de seguridad: solo en Estados Unidos se tiran a la basura 2.000 millones de máquinas de afeitar de plástico, una buena parte terminan en el océano. Las máquinas de afeitar de seguridad a la antigua usanza, como las que fabrica Merkur en Alemania, están hechas de acero o aluminio, y lo único que hay que reemplazar es la hoja de afeitar (que es reciclable).  
  • Sartenes de hierro o acero: las sartenes antiadherentes, incluso cuando se cuidan bien, solo duran un máximo de dos años, al cabo de los cuales pierden sus cualidades y aumenta el riesgo de que pasen microplásticos a la comida. En su lugar, una sartén de hierro colado, de acero al carbono o de acero inoxidable durarán toda la vida. Las sartenes de hierro colado y acero al carbono desarrollan con el uso una pátina que las hace antiadherentes. Las sartenes de acero al carbono más famosas son las francesas De Buyer, que cuestan lo mismo que las antiadherentes, pero las heredarán tus hijos.
  • Cuchillo de cocinero: Un cuchillo de chef de acero de buena calidad es imprescindible en la cocina. Los mejores son los forjados (en lugar de estampados, una forma más barata de fabricación). La diferencia se nota en el precio, pero también en que aguantan mucho más afilados y si se cuidan, también duran toda la vida. Solo hay que mantenerlo con una piedra de afilado, que también durará toda la vida. Los cuchillos japoneses Global son unos de estos objetos eternos.
  • Recipientes de Pyrex: este tipo de vidrio es altamente resistente al rayado y puede usarse para almacenar comida y para cocinar en en el microondas e incluso el horno convencional. Soportan el lavavajillas y el congelador. A no ser que los dejes caer al suelo (a veces rebotan, a veces explotan en mil pedazos) los objetos de Pyrex pueden durar toda la vida.
  • Muebles de madera maciza: es difícil de entender en la era Ikea pero, aunque su coste inicial puede ser más alto, los muebles de madera maciza son más duraderos y pueden repararse y renovarse a lo largo de los años, a diferencia de las alternativas más baratas hechas de aglomerado. No hace falta que sean todos los de la casa, pero en el caso de las mesas y sillas, la diferencia es grande.
  • Un bolígrafo: solo en Estados Unidos se tiran 1.600 millones de bolígrafos desechables a la basura al año, muchos de los cuales acaban en los cursos de agua y se descomponen como microplásticos. Un buen bolígrafo de acero durará toda la vida, pero la tinta no. Los mejores son los que tienen recambios también de acero y por tanto reciclables. Así son los bolígrafos que a día de hoy todavía fabrica Parker.
  • Bicicleta: si se mantiene adecuadamente, una bicicleta de buena calidad puede durar décadas, proporcionando un medio de transporte sostenible que se puede transmitir a las generaciones futuras.
  • Un buen libro: aunque los libros digitales tienen su lugar, no hay nada como tener en las manos una copia bien encuadernada de tu libro favorito. Los buenos libros pueden durar toda la vida y luego ser pasados a las próximas generaciones.

Adoptar una mentalidad de “comprar para toda la vida” puede requerir una inversión inicial más alta y al alcance de todos los bolsillos, pero los beneficios a largo plazo para tu cartera y para el medio ambiente son indudables. Al elegir artículos duraderos y de alta calidad, podemos reducir el despilfarro, ahorrar dinero y dejar un planeta más saludable para las futuras generaciones. Además, en lugar de usar un producto de baja calidad que no funciona bien, tendremos la satisfacción de disfrutar a diario de un objeto bello y funcional.  

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