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Dormir más para proteger tu corazón

infarto

Darío Pescador

Las enfermedades cardiovasculares son la mayor causa de la mortalidad a nivel global, representando un 30% de todos los fallecimientos. Hay varias causas que contribuyen a desarrollar estas enfermedades (no, la grasa en la dieta no es una de ellas, a pesar de lo que se creía durante décadas). Aunque aún no se conoce del todo el mecanismo por el que se bloquean las arterias, entre los posibles los culpables están la inflamación crónica y el consumo de azúcar. Ahora hay que sumar uno más: la falta de sueño.

El equipo de José María Ordovás, investigador español que trabaja tanto en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares como en el centro de Nutrición y Genómica de la Universidad Tufts de Boston, ha publicado un estudio en el cual se ha encontrado una relación directa entre la baja calidad del sueño y la acumulación de placas en las arterias, es decir la ateroesclerosis que provoca los infartos.

La ateroesclerosis se produce cuando hay lesiones en los vasos sanguíneos en donde hay una acumulación de placas de colesterol, que reducen el paso de las arterias, pudiendo bloquear el riego sanguíneo. Cuando no llega suficiente riego al corazón llega el infarto.

Hay muchas formas de combatir las enfermedades cardiovasculares, las principales son los cambios en la dieta, hacer ejercicio físico, y por supuesto la medicación. Por primera vez se ha podido establecer que el sueño es un factor de riesgo independiente de otros factores. En este estudio se usaron ultrasonidos y tomógrafia axial (TAC) para comprobar el estado de las arterias de 4.000 adultos en España. Para medir la calidad de sueño se utilizaron pulseras de monitorización como las que se pueden conseguir comercialmente.

Un estudio como este no puede establecer categóricamente que la falta de sueño es causa directa de la enfermedad, pero sí se vio que las personas que dormían menos de seis horas tenían un riesgo un 27% mayor de sufrir aterosclerosis.

No solo esto, sino que se ha podido distinguir que la calidad del sueño es incluso más importante: “En nuestro estudio hemos encontrado que la mala calidad del sueño es un poco peor que la mala duración del sueño”, José María Ordovás.

En estudios anteriores se había establecido una relación entre la mala calidad de sueño y la mala calidad de la dieta. Las personas que dormían mal tenían niveles más altos de cortisol, y por tanto sufrían mayores antojos de comer azúcar. Sin embargo la importancia de este estudio es que se ha aislado variable de la dieta, y se ha visto que incluso en la gente que come adecuadamente, el riesgo aumenta cuando falta el sueño. Curiosamente en otros estudios también se encontró mayor riesgo de enfermedades cardiovascular en las personas que duermen más de ocho horas al día.

Según José María Ordovás, el director del estudio, “existe un factor independiente que aún tenemos que identificar. Lo bueno es que en este estudio estamos obteniendo datos de todas las 'ómicas' (genómica, epigenómica, metabolómica) lo que finalmente nos permitirá llegar a la raíz del problema”. Esto quiere decir que sean comparado también factores como la predisposición genética, la epigenética (activación o desactivación de determinados genes) y el estado metabólico de los participantes.

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En el estudio se comprobó que la gente que tiene mala calidad del sueño tiende a consumir mayor cantidad de cafeína y alcohol. Según José María Ordovás, “Mucha gente piensa que el alcohol induce al sueño, pero hay un efecto rebote. Si bebes alcohol, puede que te despiertes después de haber dormido unas pocas horas, y no puedas volver a dormir”.

El investigador apunta a que todos los factores relacionados, desde el estrés a la inflamación, pasando por la dieta, pueden estar actuando en conjunto, pero es necesario investigar más. “Es posible que los efectos no sean aditivos sino multiplicativos, pero esto seria difícil de detectar con los métodos estadísticos tradicionales”, concluye.

Mientras se descubre el mecanismo concreto por el que se producen los infartos, además de eliminar el azúcar y hacer deporte, tendremos que asegurarnos de dormir bien.

¿En qué se basa todo esto?

Sleep extension is a feasible lifestyle intervention in free-living adults who are habitually short sleepers: a potential strategy for decreasing intake of free sugars? A randomized controlled pilot studyLa extensión del sueño llevó a una reducción de la ingesta de azúcar libre y puede ser una estrategia viable para facilitar la limitación del consumo excesivo de azúcares libres en un entorno que promueve la obesidad.

Association of Sleep Duration and Quality With Subclinical Atherosclerosis

Los tiempos de sueño más bajos y el sueño fragmentado se asocian de forma independiente con un mayor riesgo de aterosclerosis multiterritorial subclínica. Estos resultados resaltan la importancia de los hábitos saludables de sueño para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Self‐Reported Sleep Duration and Quality and Cardiovascular Disease and Mortality: A Dose‐Response Meta‐AnalysisLa divergencia de las 7 a 8 horas recomendadas de sueño se asocia con un mayor riesgo de mortalidad y eventos cardiovasculares. La duración más prolongada del sueño puede estar más asociada con resultados adversos en comparación con las duraciones más cortas del sueño.

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