La energía de activación: ¿cuánto te cuesta ponerte a hacer algo que te gusta?

energía de activación

Darío Pescador

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Te toca sacar la basura, pero levantarte del sillón parece un esfuerzo similar a escalar el Everest. Tampoco te apetece hacer tu declaración de la renta, ni limpiar el baño, y lo dejas todo para el último momento. 

Todo eso es procrastinación, una forma de autosabotaje. Hasta cierto punto es comprensible, ¿a quién le apetece hacer todas esas tareas desagradables? Pero lo curioso es que también ocurre lo mismo con las actividades agradables y gratificantes, como ver a los amigos, visitar lugares interesantes, aprender nuevas habilidades o practicar algún deporte. Nos da pereza.

Un estudio entrevistó a una muestra de londinenses y simplemente les pidió que indicaran qué atracciones turísticas habían visitado en su ciudad. También se entrevistó a una muestra de turistas que estaban visitando Londres. En general, en un par de días, los turistas habían visitado más atracciones que los residentes de la ciudad en toda su vida.

Si vives en una ciudad con atracciones y cosas interesantes que hacer, seguro que sufres del mismo mal. Parece que tienes todo el tiempo del mundo para subir a la torre, ir al concierto o pasear por el parque, y en lugar de hacerlo te quedas en casa viendo Netflix. Sin embargo, para los turistas es su única oportunidad.

Lo que nos falta es la energía de activación. En química se refiere a la energía necesaria para que se produzca una reacción. Por ejemplo, la gasolina y el oxígeno se combinan para arder, pero es necesaria una chispa que es la energía de activación. La metáfora de la energía de activación se emplea en psicología para describir la motivación necesaria para comenzar una tarea. 

La chispa para empezar

A menudo decimos “todo es empezar” porque sabemos que ese primer paso es el más difícil. En general, cuando hay demasiados obstáculos y nuestra motivación no es suficiente para superarlos, elegiremos algo más fácil de hacer. En el caso de los turistas, la presión del tiempo les da la motivación que les faltaba a los residentes para visitar atracciones.

El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, autor del libro Fluir (flow) habla también de esta chispa inicial. Según Csikszentmihalyi, si una persona está demasiado cansada, ansiosa o carece de disciplina, le costará mucho reunir esa energía de activación. Este es el peligro de ver un episodio tras otro de una serie, que no necesita energía alguna.

Sin embargo, la energía de activación se puede hackear para hacer cosas que nos produzcan placer y enriquezcan nuestra vida. El experto en comportamiento y hábitos James Clear propone tres soluciones:

  • Empezar por acciones que requieran menor energía de activación. Si estamos pensando en hacer una ruta de montaña de 20 kilómetros, es probable que fracasemos. Sin embargo, caminar durante media hora por el campo no parece amenazador y requiere menos energía de activación. Cuanto más pequeño sea el propósito, menos energía se necesita para empezar. 
  • Usar catalizadores. Un catalizador es una sustancia que acelera una reacción química, lo que quiere decir que con el catalizador es necesaria menos energía de activación. En muchos casos es nuestro entorno. Si lo que te apetece es jugar al tenis, tener una persona que te acompañe, inscribirse en un torneo, o vivir cerca de un club de tenis hacen que la energía necesaria para ir sea menor.
  • Eliminar los obstáculos. Cada tarea que nos propongamos necesita de una serie de pasos, cada uno con una energía de activación. Por ejemplo, ir a nadar requiere preparar la ropa de baño, reservar hora, desplazarse hasta la piscina, cambiarse, ducharse al terminar y desplazarse de nuevo. Si cada vez que vamos a la piscina encontramos un atasco, o debemos pasar por casa antes, la energía aumenta. Si por el contrario tenemos la ropa de baño lista en la oficina y la piscina a cinco minutos, la energía necesaria es menor.

El autor Shawn Achor habla de la “regla de los 20 segundos”. Achor quería empezar a tocar la guitarra, pero pasaban las semanas y no se ponía con ello. Lo que hizo fue sacar su guitarra del armario y colocarla en medio de su habitación. Tres semanas después, había practicado todos los días. Lo que había ocurrido, según Achor, es que alcanzar la guitarra le costaba menos de 20 segundos, con lo que había hecho disminuir la energía de activación necesaria.

Otra solución es convertirse en turistas por un día. Nos podemos preguntar “si mañana dejara esta ciudad, ¿qué cosas me gustaría hacer antes de marcharme?”. Este cambio de perspectiva nos puede dar la motivación necesaria para pasar a la acción, llamar a nuestros amigos, ir a ese concierto o bailar esos bailes. Después de dos años de restricciones, no debemos dejar que la energía de activación nos controle.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

Foto: depositphotos.com

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