19 mediadores culturales del Museo Reina Sofía se quedan sin trabajo por un error en la licitación
En un museo contemporáneo, las exposiciones son solo su cara más evidente. El Reina Sofía se nutre de una inmensa vida interior, se podría decir, que dinamiza el museo como un ente vivo, inserto en su contexto y en constante transformación. El área de educación del museo es un pulmón de esta institución. Desde él, se tejen las relaciones con la comunidad educativa, con el público del museo e incluso con las diferentes áreas de trabajo del Reina Sofía. El personal que empuja este área son los mediadores, un grupo de 19 personas contratadas de manera externalizada y a los que su empresa ha notificado este viernes la intención de iniciar un procedimiento de ERE a partir del 29 de febrero.
La subcontratación de los trabajadores de educación se realiza mediante concurso público por un año prorrogable a uno más. La empresa Sedena ganó esta licitación con un contrato de 708.000 euros (más IVA). El contrato finaliza el 31 de marzo. Para que la continuidad de estos trabajadores no se hubiera visto alterada, el museo debería haber formalizado una nueva licitación, pero el concurso ha sufrido un desistimiento el pasado 19 de enero. La licitación se realizó por un importe de 635.000 euros más IVA; es decir, 73.000 euros menos.
Según la resolución del desistimiento, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, “tras revisar el Pliego de Prescripciones Técnicas, ha comprobado la existencia de dos errores de carácter técnico en el cálculo de las horas/puestos”.
Remuneración errónea
El primero de los errores ha consistido en calcular el precio por hora. Se hizo según un convenio estatal, mientras que las empresas licitadoras han utilizado un convenio de la Comunidad de Madrid. Además, se han utilizado tablas salariales de 2023. Pero las retribuciones de los trabajadores son superiores en el convenio madrileño y las tablas de subidas salariales de 2024 y 2025 aumentan, aún más, las retribuciones que se tomaron de referencia para la licitación.
El segundo error consiste en la categoría profesional de los trabajadores. El museo les asignaba la categoría de “mediador cultural”, mientras que la empresa que presta los servicios los denomina “mediador intercultural educativo”, y es la categoría en la que los trabajadores piensan que están encuadrados. Las dos categorías pertenecen al mismo grupo profesional pero tienen unas retribuciones diferentes.
Las definiciones que cada agente hace de su tipo de mediador son distintas. Para el museo, un “mediador cultural” es “quien, reuniendo la formación específica correspondiente, diseña y ejecuta programas y actividades para acercar los contenidos de exposiciones, museos, centros culturales y de interpretación del patrimonio cultural a visitantes y público. Elabora materiales didácticos y pedagógicos sobre contenidos culturales, artísticos y patrimoniales. Así como la gestión y coordinación con otros departamentos de la programación de actividades culturales”. Un “mediador intercultural educativo”, sin embargo, es “quien, reuniendo la formación específica y especializada correspondiente, ejerce funciones de planificación, gestión y evaluación en programas interculturales, facilitando la comunicación entre culturas diferentes, siempre dentro de programas socioculturales”. Según la resolución del desistimiento, esta última definición “claramente no coincide con el objeto del contrato a licitar”.
Estos dos errores no se han considerado subsanables, por lo que se ha desestimado la licitación y el Museo Reina Sofía tendrá que preparar unos nuevos pliegos. Esto supondrá un retraso de al menos seis meses, en los que el museo no tendrá mediadores y los 19 (de los 22 que el pliego indica como personal subrogable) que venían ejerciendo esa función no tendrán trabajo. “Un error garrafal”, según los portavoces de los trabajadores.
Fuentes del Reina Sofía señalan a elDiario.es que “están haciendo todo lo posible para solucionar esta situación”, la cual es “de su máxima preocupación” y entienden que es “una absoluta prioridad”.
Compromiso de un ERTE que fue ERE
Este jueves, el Museo y la empresa tuvieron una reunión para encontrar una solución. El Museo ofreció su compromiso para acortar los plazos y tener lista una nueva licitación en seis meses. Con este compromiso sobre la mesa, pidieron a Sedena que realizara un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a este personal, en lugar de un ERE. No obstante, Sedena ha comunicado ya la intención de iniciar el despido mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). “Al tratarse de un ERE, los trabajadores actuales pierden el derecho de subrogación o de ser contratados nuevamente”, indica el sindicato SUT.
“El museo nos ha mostrado la voluntad de poner el escenario adecuado para que no se produzca un ERE sino un ERTE”, confirma Luis Rodríguez, responsable de personal de Sedena. “El museo quiere buscar la temporalidad de esta situación y nosotros no tenemos ningún inconveniente, más bien todo lo contrario”, indica, dejando abierta la puerta a que en los próximos días lo que se negocie sea un procedimiento temporal y no definitivo.
Los mediadores, aunque estén externalizados, dependen del área de Educación, que ha estado dirigida hasta hace pocos días por la profesora e investigadora María Acaso. Tanto Acaso como fuentes del Museo afirman que su cese se debe a una reestructuración planificada por la nueva dirección del museo, que desde junio de 2023 ejerce Manuel Segade, así como por la nueva subdirección artística. Amanda de la Garza fue anunciada para este cargo a principios de febrero.
El programa de mediación del Reina Sofía facilita las visitas comentadas (gratuitas con la entrada), que se realizan desde un pensamiento crítico y dialogante. También tiene una línea de trabajo experimental en la que se investigan nuevas formas de aproximarse al discurso del museo.
Un trabajo de excelencia
Una de las mediadoras a las que le han notificado el despido, con casi una década de trabajo para el Reina Sofía, pone en valor su trabajo de esta manera: “Hay que tener en cuenta todo lo que cuesta adquirir una serie de conocimientos, una manera de hacer, de entender lo que está planteando la propia institución. Además, está el contacto con la gente, que tú lo haces personal, y resulta que al final eres tú la carta de presentación del museo, eres tú a quien ven, la persona con la que tratan”, explica. Los trabajadores no han tenido una comunicación directa con el museo –“no hay nadie a quien nos podamos dirigir”, afirman– y esperan de la institución pública que encuentre algún tipo de solución, “quizá un contrato menor”, que enmiende de alguna manera esta situación.
“He trabajado mucho para entender el nivel de excelencia que piden en el Reina Sofía, porque no querían solamente gente experta en Historia del Arte, sino con conocimientos de comunicación que viniera de otras ramas artísticas. Tú trabajas para ello, pero luego te tratan como si fueras un trabajador asalariado de muy bajo nivel, con un salario que roza el salario mínimo interprofesional”, afirma otra de ellas.
Las visitas comentadas para las que museo no podrá contar con los mediadores que las realizaban ayudaban a recorrer la colección permanente desde diferentes ángulos; obras emblemática con el Guernica o maneras de romper el hielo en la primera incursión en el Reina Sofía. Aunque no podrá cubrir la totalidad de ellas, el Museo no se quedará sin el cien por cien de la mediación, pues algunas de estas visitas las realiza el personal propio del Área de Educación.
Los discursos están muy bien y los países se cambian a través de las imaginaciones, de las ficciones y de las exposiciones, pero también están las condiciones materiales
Los mediadores culturales del Reina Sofía que han hablado con elDiario.es sienten que hay una falta de “voluntad política” por parte de la dirección del museo. “Tenemos la sensación de que en estos años la prioridad del museo ha sido su colección y hay un abandono hacia los trabajadores del museo, que es un lugar muy grande en el que trabaja mucha gente, desde limpiadoras, personal de sala, de información, de mediación… en condiciones muy malas”, dice una de las trabajadoras despedidas al respecto de la externalización de estos puestos de trabajo.
“Tiene que haber voluntad de meterse en leyes y dar la batalla en el Ministerio de Cultura. Es un trabajo muy cansado y desagradecido porque te enfrentas con muros que existen en este país, ya que las leyes están hechas de manera que no favorecen a los trabajadores de la cultura”, añaden. “Los discursos están muy bien y los países se cambian a través de las imaginaciones, de las ficciones y de las exposiciones, pero también están las condiciones materiales”, concluyen.
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