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Berlín no sabe qué hacer con la iglesia de su “Cristo Rambo”

Cristo crucificado en la Iglesia Memorial Martín Lutero de Mariendorf (Berlín)

Aldo Mas

Berlín —

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Es una representación del Hijo de Dios crucificado que resulta extraña. No parece un hombre herido de muerte, vulnerable y abatido por las torturas previas a la crucifixión. No, el Jesucristo de la Iglesia Memorial Martín Lutero de Mariendorf, barrio del sur berlinés, es una representación de hombre fuerte, un “heroico musculoso” incluso, según los términos que ha usado el diario berlinés Der Tagesspiegel para referirse a la estatua que preside este templo luterano.

Al visitante que conozca los libros del humorista Miguel Noguera, el Jesucristo musculado de Mariendorf le recordará a representaciones firmadas por el artista y cómico español en las que Jesús de Nazaret aparece como “Cristo Mal” –por mal crucificado–, “Cristo Abdominoso” –porque su creador le cubrió el cuerpo con abdominales olvidando esculpir los pectorales– o el Cristo que “pide seriedad” por ser crucificado, sin éxito, a base de listones de madera vanamente puestos en equilibrio.

Pero no. Evidentemente la Iglesia Memorial Martín Lutero de Mariendorf fue construida mucho antes de que Noguera firmara sus libros con sus hilarantes “ideas”, “vislumbres” y “espejismos”. Este templo fue levantado entre los años 1933 y 1935 y tiene el lastre estético del nacionalsocialismo. Conviene recordar que hubo cristianos alemanes que, en tiempos del nacionalsocialismo, celebraron a Adolf Hitler como un “regalo de Dios”, según recuerdan en Monumente, la revista de la Fundación Alemana para la Protección de Monumentos.

Bajo la estética nazi, a Jesucristo se le veía más bien tal y como se le presenta a los visitantes de la Iglesia Memorial Martín Lutero. A saber, musculoso, fuerte, como si no sufriera en la cruz. Es un Cristo que incluso se parece a Rambo, según han reconocido en la parroquia. Se alude así al personaje cinematográfico que encarnó el actor estadounidense Sylvester Stallone, inspirado en el también trágico protagonista de la novela Rambo acorralado de David Morrell (1972), cuyo título original es First Blood (primera sangre).

En su día, hubo símbolos de nacionalsocialismo presentes en esta misma iglesia, como la esvástica. Tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del Tercer Reich, muchos de esos símbolos fueron retirados, pero no todos. Algunos de ellos siguen ahí aún hoy.

Hitler tenía sitio en esta iglesia

Este templo hoy día es considerado por la comunidad protestante como “un monumento conmemorativo para las generaciones futuras”, explica Klaus Wirbel, presidente de la junta consultiva comunitaria de la parroquia, a elDiario.es. Y tanto. Está protegido oficialmente como monumento. En varias partes hay carteles explicativos que dan cuenta de la complicada historia de la iglesia.

Al igual que otras construcciones con el sello nazi que sobrevivieron a la casi completa destrucción de Berlín durante la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia Memorial Martín Lutero fue levantada “bajo la visión nacionalsocialista del detentor del poder” en 1933, explican en la parroquia. El 22 de octubre de ese año se puso la primera piedra del templo de Mariendorf, siguiendo los planos que había diseñado en los años 20 el arquitecto Curt Steinberg. Adolf Hitler había accedido al poder nueve meses antes.

El propio Hitler tenía sitio en esta iglesia. Las paredes del templo tuvieron un retrato del Führer esculpido en piedra. Solo con la llegada de los soldados estadounidenses acabaría destruido. Aún hoy no se sabe quién retiró ese retrato de Hitler. Hoy, en lugar de la representación de Hitler, hay una cara de Lutero. Sí sobrevivió, sin embargo, otro retrato en piedra de Paul von Hindenburg, presidente de la República de Weimar y uno de los principales facilitadores del acceso al poder de Hitler en 1933, al negarse a ilegalizar el partido nazi y nombrar a Hitler canciller.

Aún hay en este espacio religioso otros símbolos que dan cuenta de una reconocida “cercanía” con el régimen. Por ejemplo, hay representaciones de soldados de la Wehrmarchtde las Tropas de Asalto (Sturmabteilung, SA), de un águila imperial sobre una esvástica –hoy día borrada–, el espacio vacío que antes ocupaba el símbolo de las temibles Waffen-SS e incluso de las Juventudes Hitlerianas junto a personalidades y símbolos religiosos. En una de las representaciones grabadas en madera que decoran el púlpito de la iglesia, hay unos relieves en los que a Jesús le acompañan, entre otros, una persona con aspecto de pertenecer la SA.

Un templo al que llaman la “iglesia nazi”

La iglesia era, en su momento, un espacio donde la “la revelación bíblica está cerca al Tercer Reich”, señalan en la presentación oficial que hacen de esta monumental iglesia los responsables del templo de Mariendorf. “Fueron los nazis los que trataron de dejar su huella en este lugar al saber que se estaba construyendo en los años 30”, indica Wirbel.

En cualquier caso, de la Iglesia Memorial Martín Lutero de Mariendorf se dice que es “la iglesia nazi”, según los términos con los que se ha referido al templo en cuestión Domradio, la emisora y el portal de noticias de la comunidad católica de Alemania. Hasta el órgano de la iglesia “tiene una historia relacionada con el nacionalsocialismo”, pues es el “que sonó en el Congreso de Núremberg de 1935 del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP, siglas alemanas del partido nazi)”, recordaban recientemente en Der Tagesspiegel.

Según ha explicado a la radio pública Deutschlandfunk la historiadora del arte Beate Rossié, lo particular de esta iglesia de Mariendorf es que allí “se encuentra iconografía cristiana que ha sido remodelada y cuya estética es fuertemente nazi”. “Es como estar en un laboratorio”, según Rossié. Ella es la autora del libro Kirchenbau in Berlin 1933– 945 (Construcción de iglesias en Berlín entre 1933 y 1945, editorial Lukas Verlag, 2022).

Esta iglesia de Mariendorf es un monumento de importancia nacional en Alemania. Pero no lo parece en vista del poco uso que se hace del lugar. Solo abre sus puertas durante un par de horas al mes. Concretamente, de cinco a siete de la tarde los últimos viernes de cada mes, momento en el que este diario aprovechó para visitarla. Desde el pasado verano ya no se celebran misas allí.

Iglesia cerrada

El carácter político de las representaciones que aún alberga este lugar lleva a que, de forma recurrente, se hable de este espacio como un lugar difícil. Es tan habitual encontrar el adjetivo “problemático” adherido a este espacio religioso por la pesada impronta del nazismo que ese es el epíteto que utilizan para hablar de esta iglesia en Monumente. En la comunidad protestante dicen que este lugar también tiene un valor por estar dedicado desde hace décadas a la “reconciliación” y “la explicación de la historia”, según el presidente de la junta consultiva parroquial.

Pero el peso de la historia, por lo visto, juega un papel en las discusiones que tienen ahora mismo los responsables de la iglesia luterana en Berlín sobre el uso que hay que dar al espacio. La cuestión que tratan de dilucidar sus responsables es si un espacio con ese lastre histórico puede utilizarse como cualquier otra iglesia.

“Queremos educar y hacer una labor de reconciliación, y esperamos poder seguir celebrando misas allí”, ha dicho al diario local Berliner Tageszeitung Petra Steinborn, quien forma parte del consejo parroquial de la Comunidad de la Iglesia protestante de Mariendorf. También desde la comunidad protestante ven el lugar como una iglesia “única”, seguramente por lo mucho que permite contar sobre el más reciente y oscuro episodio de la historia de Alemania y Europa.

En su interior se han celebrado actos religiosos los días 9 de noviembre, en memoria del pogromo de noviembre de 1938, más conocido como la Noche de los cristales rotos, y los 27 de enero, en memoria de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz en 1945. Se supone que este año ha de decidirse finalmente sobre los usos futuros de la iglesia. Cuando elDiario.es la visita, solo se sabe que el próximo día que abrirá sus puertas, por un par de horas, será el próximo 23 de febrero.

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