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El ring literario del Poetry Slam: competición a golpes de verso

Silvia Nieva, una de las slammers durante una actuación

Alba Aragón Álvarez

Poesía en menos de tres minutos. Esa es la regla número uno del Poetry Slam, una competición literaria que subirá al ring a diez poetas este sábado en Madrid. Talento y teatralidad son dos de los ingredientes básicos en un slammer que solo cuenta con sus rimas y un micrófono para batirse con el resto de rivales. El público elegirá el nombre del vencedor, aunque para ellos eso no es lo importante. Al final, sólo queda la poesía.

La exhibición por las fiestas patronales de Madrid presentará a diez de los ungidos por la organización, algunos de ellos finalistas de las diferentes ligas estatales. Por Barcelona viene Dani Orviz, campeón europeo de Poetry Slam en 2012 y tercer clasificado mundial en 2013.

“El slam es un formato de presentación de poesía. No impone ninguna condición respecto a lo que esa poesía tiene que decir o de qué manera puede ser”, explica. Aunque hay una norma básica: las actuaciones no puede exceder los tres minutos de duración. Si se pasan diez segundos, se restan puntos de las calificaciones.

En España las competiciones de Poetry Slam se llevan celebrando desde 2009, especialmente en Madrid y Barcelona. Cada primer miércoles de mes los slammers se reúnen en El Intruso, un céntrico bar madrileño donde hacen explotar su lírica ante casi un centenar de personas.

El título y la idea nacieron de la cabeza de un poeta estadounidense a finales de la década de los 80. Marc Kelly Smith era su nombre. El norteamericano convirtió el Green Mill Cocktail Lounge de Chicago en el principal escenario para acoger este tipo de competiciones. Al principio los enfrentamientos literarios se desarrollaban por parejas, aunque ahora se recurre a un sistema más complejo para reducir la comparación entre unos y otros, cuenta Silvia Nieva, una de las coordinadoras del Poetry Slam de Madrid.

La competición, un movimiento poético y literario que se extiende en una red intercontinental, no suma entre sus filas a escritores consagrados. Y quizás no tanto por falta de ganas, como de valor para hacerlo. “Supongo que hay que ser muy valiente para ponerse delante de un público y que ellos te valoren”, dice Nieva. 

El público juega un papel fundamental en el Poetry Slam. Antes de las actuaciones se lanzan pelotas a la multitud para sortear qué espectadores se convertirán en los jueces de la noche. Después, reciben unas pizarras donde apuntan la valoración de cada poeta participante.

Pero para los slammers los resultados de la competición no dejan de ser algo anecdótico, porque lo importante es utilizar esa fórmula llamativa para acercar la poesía a personas que normalmente no están en los círculos poéticos. “Si la puntuación que recibes no es la que esperas, es cierto que te puedes quedar cerca de un minuto como fuera de onda. Pero luego te das cuenta de que es un juego y que si hoy te sale mal, mañana te puede ir mejor”, explica Orviz.

Las palabras de Dani Orviz, Yanito, Silvia Nieva, Dyso y Pablo Cortina, entre otros participantes, resonarán en la Plaza Conde de Barajas este sábado, a partir de las 19.00 horas.

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