Los cimientos ocultos de la Tierra Media
La literatura es una de las principales vitaminas para el séptimo arte. En ocasiones lo protege de caer en las garras de la vulgaridad y, en otras, satisface o agravia la imaginación de los lectores más voraces. Pero el cine también imprime grandeza a ciertas obras, y en eso es experto el artífice de la Tierra Media en la gran pantalla.
Con infinito respeto, Peter Jackson y su equipo han convertido a El señor de los anillos y su prefacio El hobbit, de J.R.R. Tolkien, en un símbolo dentro del género de aventuras. Todo un universo imaginario con personalidad propia que se reconoce desde hace quince años en unos colores, acordes y voces característicos.
Ahora vamos un paso más allá y desgranamos el peculiar máster que ha mantenido a Jackson hincando los codos con todo el material adicional durante casi dos décadas. Un obsequio de la familia Tolkien que ha facilitado la labor de levantar un mundo nuevo en las ficciones, en las mentes de los apasionados y en el celuloide.
El escritor sudafricano se cuidó de no dejar cabos sueltos y, además de su encomiable tarea de creación cósmica, complementó sus obras más conocidas con una antología detallada sobre la geografía, razas, historia y sonidos de la Tierra Media. Todo esto se suma a las adaptaciones de El señor de los anillos y El hobbit para conformar una suerte de imaginario que no encuentra lagunas entre sus líneas. Destacamos los principales libros extras –y muchas veces ignorados– que inspiraron a Jackson en su labor de orfebre.
Ingredientes adicionales para crear la perfecta Tierra Media
El último delirio de adaptación que ha mantenido ocupado al realizador, natural de Nueva Zelanda, ha soliviantado a los amantes de este insólito universo por las licencias que se ha tomado al plasmarlo sobre el celuloide. Sin embargo, las transgresiones del cineasta –sin entrar a valorar sus fines lucrativos y su dilatación desmesurada– están estudiadas y cuidadas al milímetro. Descubre aquí cómo levantar la Tierra Media y no morir en el intento.
Muchas de esas interpretaciones se nutren de colecciones como la de La historia de la Tierra Media, una recopilación de material inédito que los descendientes de Tolkien publicaron por tomos entre 1983 y 1996. Destacamos Las baladas de Beleriand y Los pueblos de la Tierra Media, dos títulos muy diferentes e imprescindibles para sumirse en la mitología tolkieniana.
En el primero encontramos cuatro extensos poemas escritos en un inglés barroco y que analizan los linajes de las razas humanas y élficas. Pero el verdaderamente esclarecedor es el segundo, el último de los doce volúmenes de la recopilación, que contiene desde árboles genealógicos a alfabetos, pasando por calendarios y pasajes del Silmarillion que Tolkien quería reeditar.
Una información imprescindible para reproducir en la gran pantalla el quenya de los elfos o la lengua negra de los orcos y los trasgos, ideolenguas creadas por Tolkien. En estas obras se reconoce la pericia de J.R.R. como filólogo y la precisión con la que inventó unos idiomas que le ahorrarían posteriormente dolores de cabeza a Jackson y que no le faltaron a James Cameron con el na'vi en su Avatar.
Otro de los legados que el escritor dejó en beneficio del séptimo arte son los numerosos poemas que Peter Jackson ha utilizado para la partitura de sus trilogías. Uno de los más famosos es el de Misty Mountains, que el compositor Howard Shore transformó en canción para El hobbit: un viaje inesperado.
Pero lo de convertir esos versos en música no es una técnica patentada por los cineastas, puesto que Tolkien ya creó un ciclo de canciones a raíz de la poesía que sale en su Legendarium. Bajo el título The road goes ever on y con la colaboración del músico Donald Swann, editaron un libro y un álbum en formato cancionero que evocaba los sonidos que le inspiraban al enfrentarse a un papel en blanco. El resultado son unos acordes folks que acompañan a míticos poemas como Bilbo's last song y A Elbereth Gilthoniel.
Continuando con estas pequeñas joyas eclipsadas por las grandes novelas, encontramos un recopilatorio de los bocetos y dibujos que reflejan en ilustraciones el imaginario J.R.R. Tolkien y que se editó a título póstumo. Gracias a Pinturas y dibujos, se erigieron de forma tangible muchos de los rincones de la Tierra Media, años antes de que lo hicieran los taquillazos. Las láminas de Rivendell, Lake Town, la Montaña Solitaria o Hobbiton han servido para inspirar al intocable equipo artístico de Peter Jackson y conseguir mediante fotogramas que recorramos las lindes del Bosque Negro o paseemos por los hipogeos de Erebor.
Por último, el libro de cabecera del departamento de criaturas del set de rodaje neozelandés es el Bestiario de Tolkien, Bestiario de Tolkiende David Day, un resumen con todos los monstruos, fauna y flora de ese mítico universo. En este extenso tomo nos sumergimos en la historia de los nazgûls, trols, olifantes y dragones, relacionada en orden cronológico con las batallas y principales acontecimientos acaecidos durante la forja de los Nueve Anillos de Poder.