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La decepción tenía un nombre: Oasis

La decepción tiene un nombre

Jesús Travieso

La expectación es eso por lo que nos volvemos un poco tontos mientras esperamos que suceda algo. Ya sea por ansia o angustia, nos idiotizamos por esa espera que nos hace tener la cabeza en un acontecimiento en concreto. En la música pasa mucho, especialmente con esos artistas que se tiran años sin sacar disco o que llevan lustros sin dar un concierto en un país.

Todo lo relacionado con Oasis produce ese efecto. Los constantes rumores sobre si los hermanos Noel y Liam Gallagher dejarán atrás sus sempiternas rencillas para retomar el proyecto musical que iniciaron juntos consiguen siempre atraer la atención. Especialmente si los encargados de avisar de que van a dar una noticia son ellos mismos.

Para este miércoles estaba previsto un anuncio del grupo de Manchester. Los más optimistas esperaban la reconciliación y la vuelta de Oasis; los pesimistas no, aunque lo desearan. Finalmente los de Manchester han hecho la de Pedro y el lobo: jugar con la esperanza y los nervios de sus seguidores, aumentar el hype, para después sacarles de la ensoñación al quedar el supuesto reencuentro en nada.

Plegarias NO atendidas, expectativas no resueltas

Oasis no va a volver a la carretera, ni volverá en un tiempo. La gran novedad es que van a remasterizar tres de sus discos, entre los que destaca el mítico Definitely Maybe. Así celebrarán el 20 aniversario de la banda. Y ya está. Ni reuniones, ni nada. Solo unos temas inéditos y un mejor sonido que pueden gustar pero que por culpa de las expectativas saben a poco.

A lo largo de los años, los Gallagher han demostrado que hacen música para ellos y su ego. El público es un acompañante al que ni valoran ni respetan, aunque lo requieren para sobrevivir. Liam canta y Noel toca porque lo necesitan. Que gusten a millones de personas es una consecuencia de que su música es buena e inmarcesible.

En España, que llevamos tan mal esperar por algo que nadie ha confirmado pero que hemos asumido en nuestra imaginación (gracias, Jordi Évole), la decepción también se ha hecho notar. Pero los que estarán más cabreados serán los británicos, que les han tenido que aguantar sus excentricidades durante 20 años.

La cuestión es: ¿aprenderemos? Oasis volverá a insinuar que viene el lobo y sus fans caerán otra vez. Y ellos podrán reírse a gusto, mientras Noel sigue con sus High Flying Birds y Liam con Beady Eye. Pero no hay que mosquearse; al fin y al cabo sus seguidores ya deben estar acostumbrados a sus desplantes. Ya lo decían ellos, ahora en versión remasterizada: Don't look back un anger, i hear you say.

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