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'Guardaoriente': a veces hay que ver el peligro para creer en él

Tyrion y Lord Varys en Rocadragón, la fortaleza ancestral de los Targaryen

José Antonio Luna

El tablero de Poniente continúa moviendo sus fichas. Mientras que el anterior episodio mostró la furia de Daenerys a golpe de dracarys, Guardaoriente ofrece claves esenciales para comprender cómo se va a desarrollar la historia. Sin ser un capítulo épico, plantea las bases necesarias para alcanzar el clímax en las dos entregas restantes.

Sus 56 minutos dan para mucho: muestra reencuentros, conspiraciones y secretos desconocidos hasta la fecha. El final de la temporada se acerca y algunos personajes ya deciden abandonar la estrategia para pasar a la acción. No obstante, antes de emprender la lucha contra una próxima amenaza, primero hay que convencer al resto de su existencia. Y hacerlo, sobre todo en mitad de guerras y masacres, no es nada fácil.

Después de reducir a cenizas el ejército de los Lannister, Daenerys sigue intentando sumar peones a su causa. Pero la sombra de su padre, el rey Loco, es muy alargada. A veces, la línea entre la tiranía y la justicia es demasiado difusa, y Tyrion es el primero que se da cuenta. “Sé lo que Cersei os ha dicho. Que vengo a destruir vuestras ciudades, a abrasar vuestros hogares, a mataros y dejar huérfanos a vuestros hijos”, grita la Madre de Dragones a los soldados que acaba de derrotar.

Los Lannister tienen dos opciones: hincar la rodilla en el suelo o la muerte. Con Drogon rugiendo a cada palabra de su dueña, la elección parece más que clara para la mayoría. Pero no es fácil asumir una derrota, y eso es algo que pasa factura a los Tarly. A pesar de los consejos de Tyrion, quien quería mandarlos al Muro, a la Targaryen solo le basta con mencionar Dracarys para convertir a Randyll y Dickon en cenizas

Mientras, Tyrion contempla con terror los restos del ejército al que no hace demasiado pertenecía. Aunque finge aprobar sus acciones, en el fondo siente que no son del todo justas.“Soy su Mano, no su cabeza. No puedo tomar decisiones por ella”, confiesa a Varys. El Eunuco aprovecha para recordar cómo él mismo utilizaba esas excusas cuando aconsejaba al rey Loco, a pesar de todas las atrocidades que realizó. La Araña, además, le da otro consejo: “tenéis que encontrar el modo de que os escuche”. Sin duda, una tarea difícil ante la que fue mujer de un Dothraki.

Los caminantes blancos cada vez están más cerca

Parecía una tímida advertencia, pero el peligro es cada vez mayor. Mientras los Siete Reinos se pelean por quién logrará sentarse en el Trono de Hierro, un gran ejército de Caminantes Blancos se dirige hacia el Muro. Por muchos mecanismos de defensa que tengan, parar a los Otros no será tan fácil como detener a los gigantes y mamuts de los salvajes que vimos en la cuarta temporada.

El problema es que no todos conocen qué ocurre más allá del Muro. Bran Stark, ahora transformado en el Cuervo de los Tres Ojos, advierte el terror que se esconde tras la frontera y decide avisar del peligro de forma inmediata. Sin embargo, sus misivas no siempre son tomadas en serio.

“Un joven tullido ve muertos más allá del Muro gracias a la ayuda mágica de un cuervo de tres ojos. Es algo excesivo”, mencionan con entre risas los maestres de la Ciudadela. El bueno de Samwell Tarly sale en defensa del hijo de Ned afirmando que “sobrevivió más allá del Muro sin la ayuda de nadie. Ni de la Guardia de la Noche, ni salvajes, ni nadie”. Pero los esfuerzos son en vano. “También es posible que este mensaje sea una artimaña de la Reina Dragón para apartar a los ejércitos sureños de los territorios que ahora defienden y así conquistarlos fácilmente”, le responde el archimaestre Marwyn.

Quien también recibe el aviso es Jon Nieve, que en ese momento se encuentra en Rocadragón intentando ganarse la confianza de Daenerys. De esta forma, el bastardo descubre que, contra todo pronóstico, Arya y Brandon siguen vivos y están reunidos en la Casa Stark. El ahora proclamado rey del Norte abandona el hogar de la Rompedora de Cadenas para partir a proteger a los suyos, aunque las fuerzas para hacerlo sean insuficientes.

“No os he dado permiso para abandonar”, indica la Targaryen. “Con todo el respeto, su majestad, no necesito su permiso”, le contesta Lord Nieve. La lucha de egos persiste, pero finalmente Daenerys comprende que solo queda un camino para hacer frente a la amenaza: la unión de fuerzas.

El problema es que, como señala Tyrion, su hermana jamás tomará en serio una información sobre criaturas que solo conoce por cuentos de terror para asustar niños. Entonces, ¿cómo refutárselo? “No creo que venga a ver a los muertos por invitación mía”, comenta el rey de Invernalia. “Pues llevad los muertos a ella”, le indica el enano. A falta de argumentos, deciden iniciar una alocada misión: capturar un soldado de los Caminantes Blancos para llevarlo hasta Desembarco del Rey.

Dulces y dolorosos reencuentros

Davos y Tyrion viajan hasta Desembarco del Rey con el objetivo de hacerle llegar un mensaje a Cersei: una tregua entre ambas casas. Para ello, el mediohombre organiza una reunión secreta con su hermano Jaime, el mismo que prometió partirle por la mitad si volvía a verle. Pero eso no ocurriría. Al menos, no en esa ocasión.

Aunque Cersei parece totalmente ajena a este encuentro, más tarde confiesa que ella misma lo permitió. Sabe que está en desventaja numérica y pretende hacer lo que mejor se le da a los Lannister: mover los hilos para cambiar la situación. “Muertos, dragones y reinas dragón: cuanto se nos interponga, lo derrotaremos. Por nosotros, por nuestra casa”, insinúa la hija mayor de Lady Joanna. Además, revela a Jaime que está esperando un hijo suyo. Esto sería algo teóricamente imposible, ya que teniendo en cuenta la profecía de Maggy la Rana solo tendría tres descendientes.

Asimismo, Davos se desplaza hasta el Lecho de Pulgas para recuperar un personaje después de tres temporadas. Se acabaron las bromas sobre si todavía sigue remando en su barca. Vuelve Gendry, quien se encuentra en las mismas fauces del león: trabaja de herrero para Cersei. Mucho ha cambiado desde que fue vendido por la Hermandad sin Estandartes a la Mujer de Rojo. Ahora sabe defenderse con soltura utilizando un mazo que, como ha demostrado en su huida, no duda en emplear cuando está en peligro.

No es la única reaparición. Jorah Mormont, por fin curado de la psoriagris, vuelve junto a Daenerys en un emotivo reencuentro. No obstante, pasa muy poco tiempo hasta que se separen: el Ándalo se une al equipo de Jon Nieve, Tormund, Gendry y miembros de Hermandad Sin Estandartes, que estaban aprisionados en Guardaoriente ¿El objetivo? Dar caza a un Espectro para llevarlo a Cersei. Entre ellos se encuentra el Perro, quien todavía no ha tenido la oportunidad de demostrar a Arya que sigue con vida.

Un detalle esencial convertido en insignificante

“Maynard dice aquí que expidió una anulación para el príncipe Rhaegar y se casó con otra persona en una ceremonia secreta en Dorne”, lee Gilly mientras Sam desespera por no poder acceder a los registros más importantes de la Ciudadela. Parece una frase sin importancia, y Tarly ni presta atención, pero en ella se encuentra la clave de Juego de tronos: el padre biológico de Jon Nieve es hermano de Daenerys. Esto, que ya conocemos por las visiones de Brand, explicaría que el bastardo pueda acariciar a sus dragones sin que éstos muestren señales de amenaza.

Por otro lado, en la casa Stark de Invernalia continúan las conspiraciones. Las diferencias entre Arya y Sansa se acentúan, algo que no pasa inadvertido para Meñique. La hija pequeña de Ned se encuentra con una carta que Sansa escribió presionada por Cersei. En ella, insta a su hermano Robb para que jure fidelidad a Joffrey, con quien entonces estaba prometida. Según publican en Reddit, un fan ha conseguido descifrar el contenido de la nota:

Toda esta operación, orquestada por Petyr Baelish, pretende sembrar el caos entre los miembros una familia que a pesar de haberse reunido están más separados que nunca.

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