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Más de 50 mujeres acusan a empleados de la OMS y varias ONG de abusos sexuales durante la crisis del ébola en Congo

La OMS se prepara para el "peor escenario" ante el brote de ébola en la RD del Congo

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Más de 50 mujeres han acusado de explotación y abuso sexual a trabajadores humanitarios contra el ébola de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias ONG humanitarias en República Democrática del Congo, según una investigación de The New Humanitarian y la Fundación Thomson Reuters. La agencia de la ONU ha anunciado una investigación.

En las entrevistas, 51 mujeres, muchos de cuyos relatos fueron respaldados por conductores de organizaciones humanitarias y trabajadores de ONG locales, narraron múltiples abusos, principalmente por parte hombres que dijeron ser trabajadores internacionales, durante la respuesta a la crisis del ébola de 2018 a 2020 al este del país. El brote, que finalizó en junio tras una lucha larga y compleja contra el virus, se considera el peor de la historia del país y el segundo más grave del mundo.

La mayoría denuncian que les habían hecho proposiciones, las habían obligado a tener relaciones sexuales a cambio de trabajo o les habían rescindido los contratos cuando se negaron.

Según la investigación, elaborada durante casi un año, las mujeres han descrito al menos 30 casos de explotación por parte de hombres que dijeron ser trabajadores de la OMS. La agencia de Naciones Unidas envió a más de 1.500 personas a la operación dirigida por el Gobierno para controlar el brote en el país.

Ocho mujeres acusan a hombres que dijeron formar parte del Ministerio de Salud del Congo; cinco denuncian abusos por parte de hombres que aseguraron que trabajaban para World Vision y tres, a hombres que dijeron que eran del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef. Dos mujeres acusan a hombres que dijeron ser trabajadores de la organización médica ALIMA. De manera individual, también hubo quienes señalaron a hombres que dijeron que trabajaban con Oxfam, la agencia de migración de la ONU, OIM, y Médicos Sin Fronteras (MSF).

De acuerdo con la Fundación Thompson Reuters y The New Humanitarian, el número y la similitud de muchos de los relatos de mujeres en la ciudad oriental de Beni apunta a que la práctica estaba muy extendida. Tres organizaciones se comprometieron a investigar las acusaciones descubiertas. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido que las acusaciones se “investiguen a fondo”.

Algunas mujeres detallaron que los hombres les daban alcohol y que algunas de ellas fueron emboscadas en oficinas y hospitales. Otras, según indicaron, fueron encerradas en habitaciones por hombres que les prometieron trabajo o amenazaron con despedirlas si no obedecían.

Una mujer de 44 años, quien asegura que para conseguir un trabajo tuvo relaciones sexuales con un hombre que dijo ser trabajador de la OMS, ha dicho que “muchas mujeres se vieron afectadas por esto”. Como ella, las entrevistadas hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias. Muchas de las afectadas explican que nunca habían denunciado los abusos por temor o represalias a perder sus trabajos. La mayoría también dicen sentirse avergonzadas.

Algunas eran cocineras, trabajadoras de la limpieza y trabajadoras comunitarias con contratos de corta duración, con los que ganaban entre 50 y 100 dólares al mes, más del doble del salario normal. Una de las mujeres era una superviviente del ébola que buscaba ayuda psicológica. Al menos dos de las mujeres dijeron que se quedaron embarazadas.

Según las entrevistadas, la mayoría de los encuentros sexuales se producían en hoteles que funcionaban como centros de oficinas de la ONU y las ONG.  Muchas de las mujeres dijeron que era más común que los trabajadores congoleños pidieran dinero a cambio de trabajo en lugar de sexo.

La OMS investigará las acusaciones

La OMS y la mayoría de las organizaciones involucradas dicen que cuentan con políticas para prevenir y denunciar el abuso o la explotación, desde la formación del personal hasta las líneas telefónicas de denuncia.

La mayoría de las entrevistadas aseguraron desconocer los mecanismos para denunciar los abusos. Según David Gressly, excoordinador de respuesta al ébola de la ONU, un año después de que comenzara la operación, se puso en marcha un programa de protección contra el abuso sexual. Los críticos consideran que los casos denunciados reflejan el fracaso de los programas de este tipo en las operaciones humanitarias, que carecían de fondos suficientes y en los que predominan los hombres, con pocas mujeres en la toma de decisiones.

La Organización Mundial de la Salud ha anunciado este martes que investigará estas acusaciones, que califica de “inaceptables”. En un comunicado, señala que sus líderes y personal están “indignados” y que cualquier persona “identificada como involucrada deberá rendir cuentas y se enfrentará a graves consecuencias, incluido el despido inmediato”.

Otras entidades acusadas, como Alima, han iniciado investigaciones internas para esclarecer los hechos. Unicef recibió tres informes que involucraban a dos organizaciones asociadas que respondían al ébola, según el portavoz de la entidad Jean-Jacques Simon, que declinó nombrarlas. También dijo que los casos parecían ser diferentes a los que revela el reportaje. “A pesar de nuestros mejores esfuerzos, los casos de explotación y abuso sexual en República Democrática del Congo se siguen denunciando muy poco”, dice.

Los portavoces de la OIM, MSF, UNICEF y el Ministerio de Sanidad congoleño dijeron a mediados de septiembre que no tenían conocimiento de las acusaciones, según indica la investigación. Varios aseguraron que necesitarían más información para tomar medidas.

Oxfam, por su parte, afirma que hace “todo lo que está a nuestro alcance para evitar las malas conductas e investigar y actuar ante las acusaciones cuando se produzcan, incluyendo el apoyo a las supervivientes”.

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