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THE GUARDIAN

6.500 trabajadores inmigrantes han muerto en Qatar desde su elección para celebrar el Mundial de fútbol de 2022

Trabajadores inmigrantes en unas obras en Doha, Qatar, en marzo de 2013.

Pete Pattisson / Niamh McIntyre / Imran Mukhtar / Nikhil Eapen / Imran Mukhtar /Md Owasim Uddin Bhuyan / Udwab Bhattarai / Aanya Piyari

Islamabad (Pakistán) / Bangalore (India) / Daca (Bangladesh) / Katmandú (Nepal) / Colombo (Sri Lanka) —

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Más de 6.500 trabajadores inmigrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en Qatar desde que el país del Golfo fue nombrado organizador del Mundial de Fútbol hace diez años, según una investigación de The Guardian.

En diciembre de 2010, las calles de la capital, Doha, se llenaron de una multitud que celebraba entusiasmada el anuncio de que el país iba a hospedar la XXII edición de la Copa Mundial de Fútbol masculino organizada por la FIFA.

Con datos recabados a partir de fuentes gubernamentales, desde esa noche han muerto cada semana una media de 12 trabajadores inmigrantes de estos cinco países del sur de Asia en Qatar.

Según cifras de India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, 5.927 trabajadores han muerto en el país entre 2011 y 2020. Por otra parte, datos de la embajada de Pakistán en Qatar permiten confirmar otras 824 muertes de trabajadores pakistaníes, entre 2010 y 2020.

En realidad, la cifra total de fallecidos es significativamente mayor, ya que estas cifras no incluyen países de los que procede mucha de mano de obra, como Filipinas y Kenia. Tampoco se incluyen las muertes de los últimos meses de 2020.

“Muchos solo estaban en Qatar por el Mundial”

En los últimos diez años, Qatar está inmerso en un proceso de construcción sin precedentes, en gran parte para preparar el torneo de fútbol de 2022. Además de construir siete nuevos estadios, se han completado o están en marcha decenas de proyectos de envergadura, como un nuevo aeropuerto, carreteras, sistemas de transporte público, hoteles y una nueva ciudad que acogerá la final de la Copa del Mundo.

Nick McGeehan, director de FairSquare Projects, una organización de defensa de los derechos laborales en el Golfo, explica que si bien los registros de defunción no incluyen la categoría o lugar de trabajo de la persona fallecida, es probable que muchos de los trabajadores muertos estuvieran empleados en estos proyectos de infraestructura del Mundial. “Una proporción muy significativa de los trabajadores inmigrantes que han muerto desde 2011 solo estaban en Qatar porque fue seleccionado para hospedar la Copa del Mundo”, dice.

Ha habido 37 muertes entre los trabajadores directamente relacionados con la construcción de los estadios de la Copa del Mundo, de las cuales 34 están clasificadas como “no relacionadas con el trabajo” por el comité organizador del evento. Los expertos cuestionan esta clasificación porque en algunos casos se ha utilizado para describir muertes que se han producido en el trabajo, incluidas las de varias personas que se han desplomado y han muerto en las obras de los estadios.

La investigación pone de manifiesto el fracaso de Qatar a la hora de proteger a sus dos millones de trabajadores inmigrantes, e incluso de investigar las causas de la aparentemente elevada tasa de mortalidad entre este grupo, que en su mayoría son jóvenes.

La mayoría, clasificadas como “muertes naturales”

Detrás de las estadísticas se esconden innumerables historias de familias destrozadas que se han quedado sin su principal fuente de ingresos, y ahora libran una lucha por conseguir una indemnización sin saber, tampoco, en qué circunstancias ha fallecido su ser querido.

Ghal Singh Rai, de Nepal, pagó casi 1.000 libras esterlinas (1.155 euros) en concepto de gastos de contratación para trabajar como empleado de limpieza en un campamento para los trabajadores de la construcción del estadio del Mundial de la Ciudad de la Educación. A la semana de llegar, se suicidó.

Otro trabajador, Mohammad Shahid Miah, de Bangladesh, se electrocutó en su alojamiento para trabajadores después de que el agua entrara en contacto con unos cables eléctricos que estaban a la vista. En India, la familia de Madhu Bollapally nunca ha entendido cómo este hombre sano de 43 años pudo morir por “causas naturales” mientras trabajaba en Qatar. Encontraron el cuerpo sin vida en el suelo de su dormitorio.

La sombría cifra de muertos de Qatar sale del análisis de extensas hojas de cálculo con datos oficiales que enumeran las causas de la muerte: múltiples heridas contundentes debidas a una caída de altura; asfixia por ahorcamiento; causa de la muerte indeterminada por descomposición.

Pero entre las causas, la más común con diferencia son las llamadas “muertes naturales”, a menudo atribuidas a una insuficiencia cardíaca o respiratoria aguda. Según los datos obtenidos por The Guardian, el 69% de las muertes de trabajadores indios, nepalíes y bangladesíes se clasifican como “naturales”. En el caso de los trabajadores de nacionalidad india, esta cifra se eleva al 80%.

Con anterioridad, The Guardian ha informado de que estas clasificaciones suelen hacerse sin una autopsia y a menudo no proporcionan una explicación médica válida de la causa subyacente de estas muertes.

En 2019, este medio publicó que el intenso calor del verano en Qatar es probablemente un factor importante en la muerte de muchos trabajadores. Las conclusiones de The Guardian se apoyaban en una investigación encargada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, que revelaba que durante al menos cuatro meses del año los trabajadores se enfrentaban a un importante estrés térmico cuando trabajaban al aire libre.

Un informe de los propios abogados del Gobierno de Qatar recomendó en 2014 que se encargara un estudio sobre las muertes de trabajadores inmigrantes por paro cardíaco, y que se modificara la ley para “permitir las autopsias... en todos los casos de muerte inesperada o súbita”. El gobierno no ha hecho ninguna de las dos cosas.

Qatar sigue “dando largas a esta cuestión tan relevante y urgente en una aparente desprecio por las vidas de los trabajadores”, dice Hiba Zayadin, investigadora de Human Rights Watch en el área del Golfo. “Hemos pedido a Qatar que reforme la normativa sobre autopsias para exigir la investigación forense de todas las muertes súbitas o inexplicables, y que apruebe una legislación que exija que todos los certificados de defunción incluyan una referencia a la causa de la muerte que tenga sentido desde el punto de vista médico”.

Qué dice el Gobierno

El Gobierno qatarí afirma que la cifra de muertes, que en ningún momento cuestiona, es proporcional al tamaño de la mano de obra inmigrante y que las cifras incluyen a los trabajadores de cuello blanco que han muerto de forma natural tras vivir en Qatar durante mucho tiempo.

“La tasa de mortalidad entre estas comunidades está dentro del rango esperado para el tamaño y la demografía de la población. Sin embargo, cada vida perdida es una tragedia, y no se escatiman esfuerzos en tratar de prevenir cada muerte en nuestro país”, dice un portavoz del Gobierno qatarí.

El portavoz también puntualiza que todos los ciudadanos y extranjeros tienen acceso a una asistencia sanitaria gratuita de máxima calidad, y que la tasa de mortalidad entre los “trabajadores extranjeros [con permiso para trabajar en el país]” ha disminuido de forma constante en la última década gracias a las reformas del sistema laboral en materia de salud y seguridad.

“Hay una verdadera falta de claridad y transparencia”

Otras causas importantes de muerte entre indios, nepalíes y bangladesíes son los accidentes de tráfico (12%), los accidentes laborales (7%) y el suicidio (7%).

Las muertes relacionadas con la pandemia de COVID-19, que se han mantenido en un nivel muy bajo en Qatar, no han afectado significativamente a las cifras, con poco más de 250 víctimas mortales entre todas las nacionalidades.

La investigación de The Guardian también pone de manifiesto la falta de transparencia, rigor y detalle en el registro de defunciones de Qatar. Las embajadas en Doha y los gobiernos de los países emisores de mano de obra son reacios a compartir los datos, posiblemente por razones políticas.

En los casos en los que se han facilitado estadísticas, existen incoherencias entre las cifras de los distintos organismos gubernamentales, y no existe un formato estándar para registrar las causas de la muerte. Una embajada del sur de Asia dice que no puede compartir los datos sobre las causas de muerte porque solo se registraban a mano en un cuaderno.

“Hay una verdadera falta de claridad y transparencia en torno a estas muertes”, dice May Romanos, investigadora de Amnistía Internacional en el área del Golfo. “Es necesario que Qatar refuerce sus normas de salud y seguridad en el trabajo”.

Al ser consultado sobre las muertes ocurridas en los estadios, el comité organizador de la Copa del Mundo de Qatar dice: “Lamentamos profundamente todas estas tragedias e investigamos cada uno de los casos para asegurarnos de que se aprenden las lecciones. Siempre hemos sido transparentes en esta cuestión y rebatimos las afirmaciones imprecisas sobre el número de trabajadores que han muerto en nuestros proyectos”.

En un comunicado, un portavoz de la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, asegura que está plenamente comprometida con la protección de los derechos de los trabajadores en los proyectos de la FIFA. “Con las estrictas medidas de salud y seguridad en las obras, la frecuencia de accidentes en las obras de la Copa Mundial de la FIFA ha sido baja en comparación con otros grandes proyectos de construcción en todo el mundo”, dicen, sin aportar pruebas.

Traducido por Emma Reverter.

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