- Refugiados y migrantes están expuestos a las inclemencias del tiempo y apenas reciben asistencia y cobijo. A menos que se incrementen los servicios, existe la amenaza real de que se expongan a circunstancias potencialmente mortales este invierno.
Miles de refugiados sufren bloqueos en las proximidades de los pasos fronterizos de Hungría, Croacia, Serbia o Eslovenia, debido a continuos cierres de fronteras y a las limitaciones que han impuesto algunos de estos países.
Refugiados y migrantes están expuestos a las inclemencias del tiempo y apenas reciben asistencia y cobijo. A menos que se incrementen los servicios, existe la amenaza real de que se expongan a circunstancias potencialmente mortales este invierno.
“Muchas de estas personas han llegado al límite de su resistencia”, Alberto Martínez Polis, coordinador médico de Médicos Sin Fronteras en Serbia.
Refugiados de Afganistán esperan para cruzar a Croacia. “Hemos llegado a atender a pacientes por desmayos, algo que nunca antes habíamos visto", explica Alberto Martínez Polis, coordinador médico de MSF en Serbia. "En algunos casos, estas situaciones están provocadas por la presión de las aglomeraciones, o por la falta de dosis adecuadas de comida, bebida o sueño durante varios días. Nos explican que tienen miedo de dejar la cola, ya que podrían perder a su familia o su lugar en la fila y por eso no se mueven de su sitio”. Fotografía: Achilleas Zavallis
Refugiados de Afganistán esperan para cruzar a Croacia. “Hemos llegado a atender a pacientes por desmayos, algo que nunca antes habíamos visto", explica Alberto Martínez Polis, coordinador médico de MSF en Serbia. "En algunos casos, estas situaciones están provocadas por la presión de las aglomeraciones, o por la falta de dosis adecuadas de comida, bebida o sueño durante varios días. Nos explican que tienen miedo de dejar la cola, ya que podrían perder a su familia o su lugar en la fila y por eso no se mueven de su sitio”. Fotografía: Achilleas Zavallis
Los equipos médicos de MSF en Serbia están atendiendo a más de 400 pacientes al día; las cifras han aumentado extraordinariamente durante las últimas semanas. Boris Jegorovic, médico de MSF, realiza a una exploración a un refugiado en el cruce fronterizo de Berkasovo /Bapska. Fotografía: Achilleas Zavallis
Los equipos médicos de MSF en Serbia están atendiendo a más de 400 pacientes al día; las cifras han aumentado extraordinariamente durante las últimas semanas. Boris Jegorovic, médico de MSF, realiza a una exploración a un refugiado en el cruce fronterizo de Berkasovo /Bapska. Fotografía: Achilleas Zavallis
Bara, 7 años, espera mientras Momvilo Djurdjevic, doctor de MSF, toma el pulso a su tía. Proceden de Irak y tratan de llegar a Alemania, donde residen otros miembros de su familia. Muchos refugiados presentan tos, gripe, afecciones gastrointestinales y enfermedades cutáneas, que a menudo se dan como resultado de las condiciones a las que se enfrentan durante el viaje. Los equipos también asisten a enfermos crónicos con diabetes o asma o con problemas cardíacos que no han sido atendidos de manera adecuada y que se han deteriorado en el transcurso del viaje. Fotografía: Achilleas Zavallis
Bara, 7 años, espera mientras Momvilo Djurdjevic, doctor de MSF, toma el pulso a su tía. Proceden de Irak y tratan de llegar a Alemania, donde residen otros miembros de su familia. Muchos refugiados presentan tos, gripe, afecciones gastrointestinales y enfermedades cutáneas, que a menudo se dan como resultado de las condiciones a las que se enfrentan durante el viaje. Los equipos también asisten a enfermos crónicos con diabetes o asma o con problemas cardíacos que no han sido atendidos de manera adecuada y que se han deteriorado en el transcurso del viaje. Fotografía: Achilleas Zavallis
Un grupo de refugiados recién llegado al cruce fronterizo Bapska busca entre los montones de prendas donada intentando encontrar ropa que le proteja del frío. Los inviernos serbios pueden ser terriblemente fríos, con temperaturas que pueden llegar a los -15 °C. El año pasado, los equipos de MSF en Serbia atendieron a varias personas que habían sufrido congelaciones graves. Fotografía: Achilleas Zavallis
Un grupo de refugiados recién llegado al cruce fronterizo Bapska busca entre los montones de prendas donada intentando encontrar ropa que le proteja del frío. Los inviernos serbios pueden ser terriblemente fríos, con temperaturas que pueden llegar a los -15 °C. El año pasado, los equipos de MSF en Serbia atendieron a varias personas que habían sufrido congelaciones graves. Fotografía: Achilleas Zavallis
Zainab, de 7 años, procede de Kirkuk, Iraq. Viaja junto a su padre, Luqman, su madre y sus dos hermandos, Warda y Daniel. En Irak, su padre tenía su propio negocio. Un día, las balas atravesaron las ventanas de su tienda. Los miembros de una milicia le extorsionaron, le dijeron que o pagaba o se llevarían a uno de sus hijos. Entonces decidieron emprender la huida. Fotografía: Achilleas Zavallis
Zainab, de 7 años, procede de Kirkuk, Iraq. Viaja junto a su padre, Luqman, su madre y sus dos hermandos, Warda y Daniel. En Irak, su padre tenía su propio negocio. Un día, las balas atravesaron las ventanas de su tienda. Los miembros de una milicia le extorsionaron, le dijeron que o pagaba o se llevarían a uno de sus hijos. Entonces decidieron emprender la huida. Fotografía: Achilleas Zavallis
“Hemos atendido a niños muy pequeños", afirma el Dr. Alberto Martínez Polis, coordinador médico de MSF en Serbia. "Han estado haciendo cola durante horas, a la intemperie, empapados y tiritando. No tenían ningún lugar para calentarse, secarse o cambiarse de ropa". Fotografía: Anna Surinyach/MSF
“Hemos atendido a niños muy pequeños", afirma el Dr. Alberto Martínez Polis, coordinador médico de MSF en Serbia. "Han estado haciendo cola durante horas, a la intemperie, empapados y tiritando. No tenían ningún lugar para calentarse, secarse o cambiarse de ropa". Fotografía: Anna Surinyach/MSF
La lluvia convierte en un lodazal zonas donde los refugiados tienen que esperar horas para pasar de un país a otro sin cobijo ni asistencia. El pasado 19 de octubre, más de 3.000 personas tuvieron que pasar la noche a la intemperie, expuestos al frío y a la lluvia, en tierra de nadie, en el cruce fronterizo de Berkasovo-Bapska hasta que se les permitió el acceso a Croacia. Fotografía: Anna Surinyach/MSF
La lluvia convierte en un lodazal zonas donde los refugiados tienen que esperar horas para pasar de un país a otro sin cobijo ni asistencia. El pasado 19 de octubre, más de 3.000 personas tuvieron que pasar la noche a la intemperie, expuestos al frío y a la lluvia, en tierra de nadie, en el cruce fronterizo de Berkasovo-Bapska hasta que se les permitió el acceso a Croacia. Fotografía: Anna Surinyach/MSF
“La falta de servicios básicos tiene ya impacto en la salud y la situación se agravará a menos que se proporcionen rápidamente refugios apropiados, comida caliente y servicios higiénicos en los puntos de registro y de transporte. No podemos esperar a que ocurra una tragedia”, Aurelie Ponthieu, asesora humanitaria de MSF. Así quedó el punto de tránsito de Berkasovo-Bapska donde miles de personas pasaron horas sin apenas cobijo a la espera de la apertura de la frontera croata. Fotografía: Anna Surinyach/MSF
“La falta de servicios básicos tiene ya impacto en la salud y la situación se agravará a menos que se proporcionen rápidamente refugios apropiados, comida caliente y servicios higiénicos en los puntos de registro y de transporte. No podemos esperar a que ocurra una tragedia”, Aurelie Ponthieu, asesora humanitaria de MSF. Así quedó el punto de tránsito de Berkasovo-Bapska donde miles de personas pasaron horas sin apenas cobijo a la espera de la apertura de la frontera croata. Fotografía: Anna Surinyach/MSF
Refugiados y migrantes caminan hacia la estación de tren de Tovarnik, Croacia, donde esperan subir a un autobús que les lleve a Austria. Según los datos recogidos por MSF a mediados de mes, un promedio de 5.000 personas cruzaban por la zona cada día. Fotografía: Achilleas Zavallis