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Siete muertos en un bombardeo a un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras en Siria

Uno de los 16 heridos que llegaron al hospital de Al Zafarana tras uno de los bombardeos con barriles explosivos. | Foto: Imagen facilitada por un profesional sanitario del centro apoyado por MSF.

Desalambre

Siete personas han muerto debido un bombardeo con varios barriles explosivos que fueron arrojados este sábado, 28 de noviembre, en las proximidades de un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras en Zafarana, en la región siria de Homs. Tres de las bombas detonaron en la entrada y alrededores del centro sanitario, situado en una zona cercada por las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad.

Médicos Sin Fronteras ha informado este martes de los efectos del bombardeo, que ha destruido parte del hospital y dejó heridas a 47 personas. “La mitad, 23 personas, eran niños de menos de 15 años y mujeres”, indica la ONG en un comunicado.

El ataque comenzó el sábado, poco antes de las diez de la mañana, por un helicóptero que lanzó un barril bomba. La detonación provocó la muerte de dos personas (un hombre y una niña) y causó heridas a otras 16, que fueron trasladadas al hospital.

“Poco más tarde, un segundo barril bomba fue lanzado en las inmediaciones del hospital y causó serios daños en la unidad de diálisis del centro. Unos minutos después, cuando los heridos de la primera bomba estaban aún siendo tratados, otras dos bombas de barril impactaron frente a la entrada del centro sanitario”, explica MSF.

Cinco personas murieron mientras eran trasladadas a otras dependencias hospitalarias, debido a los daños ocasionados en el centro de Zafarana. Entre los heridos de estos últimos impactos, figuran “numerosos pacientes y dos miembros del equipo paramédico de ambulancias del Servicio de Defensa Civil de Siria, uno de ellos con una seria lesión en la cabeza”.

Un ataque “de doble impacto”

La organización indica que todo apunta a que el bombardeo es un “ataque 'de doble impacto', en el que una área es atacada y poco después tiene lugar un segundo bombardeo contra el equipo de rescate o cerca del hospital al que se trasladan las víctimas”, afirmó Brice de le Vingne, Director de Operaciones de MSF.

Amnistía Internacional publicó un informe en el que documenta estas prácticas, realizadas por el régimen sirio en Alepo, que causan un gran número de víctimas civiles. Los ocho ataques con bombas de barril que se documentaron en este estudio, mataron a un mínimo de 188 civiles y solo a un combatiente.

Las partes exteriores del centro de Zafarana y la unidad de diálisis quedaron destrozadas por las explosiones, y parte del equipamiento y los suministros médicos fueron destruidos. MSF ha ofrecido apoyo para reparar o incluso trasladar el hospital, indica la ONG, y se prepara para enviar provisiones médicas esenciales en caso de que se puedan reanudar las actividades en el centro. Aún se desconoce cuándo podrá reanudar sus actividades el centro.

Los centros médicos: objetivo en la guerra

El hospital que atendía a “cerca de 40.000 personas en Zafarana y sus alrededores”, explicó De Le Vingne. La tragedia del bombardeo no se mide solo en los fallecidos y heridos, recuerda la organización. “Será una doble tragedia para los que viven bajo la amenaza permanente de la guerra, sin ningún lugar al que acudir en busca de asistencia médica”.

MSF ha reiterado una vez más su llamamiento para que todas las partes en conflicto hagan los esfuerzos necesarios para evitar daños a los civiles y a las infraestructuras civiles, incluidos hospitales y ambulancias. El pasado octubre la ONG recordó que los daños a las instalaciones sanitarias son continuas en Siria. Alepo, ciudad controlada por los rebeldes, ha pasado de tener 3.000 médicos a 52.

“Las estructuras de salud se han convertido en un objetivo militar lo que nos ha obligado a modificar nuestra forma de asistir a la gente. El concepto de hospital ya no existe como tal”, afirmó entonces Teresa Sancristobal, responsable de la unidad de Emergencias de MSF.

Los garajes se han convertido en centros hospitalarios clandestinos en Alepo, los médicos buscan “sótanos” para curar a la población civil de una zona donde los ataques con bombas de racimo son frecuentes. Los pacientes temen permanecer ingresados tras someterse a una operación, a pesar del riesgo a infección existente horas después de pasar por el quirófano. Algunos vecinos se oponen a la creación de hospitales cerca de sus casas: creen que tienen más posibilidades de morir si están cerca de un centro sanitario.

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