“Están bien de ánimo pero muy débiles, necesitan tiempo”
“Hemos hablado con ellas y están bien de ánimo pero están muy débiles. Van a necesitar tiempo para volver a la vida normal”. Horas después, Inés Thiebaut pvolvió a ver a su hermana Blanca y a la compañera de ésta, Monserrat, después de 21 meses secuestradas en Somalia. Las dos cooperantes aterrizaron este viernes en el aeródromo de Torrejón procedentes de Yibuti. Finaliza así el secuestro más largo sufrido por trabajadoras humanitarias españolas. Comienza una nueva etapa para Mone y Blanca, hacia las que piden una y otra vez, respeto y espacio.
Médicos Sin Fronteras, la ONG para la que trabajaban en el campo de refugiados de Dadaab (Kenia) donde fueron secuestradas, no ha dado detalles de cómo se ha producido el rescate. “Si lo hiciésemos, pondríamos en peligro a otras personas secuestradas actualmente en Somalia, a nuestros cooperantes en la zona y todos aquellos contactos que nos han ayudado durante el proceso”, justifica el presidente de la organización en España, José Antonio Bastos, quien sí confirma que desde el inicio del secuestro ha existido “una sinergia y colaboración entre el Gobierno y MSF”.
La organización analizará su acción en Somalia y, aunque mantendrán su compromiso con el país durante esta crisis, decidirán durante los próximos días si continuarán trabajando sobre el terreno. “Tenemos que ver hasta donde podemos llegar sin poner en riesgo a nuestros cooperantes”, afirma el presidente ante medios de comunicación nacionales e internacionales que abarrotaban la humilde sala de prensa de su sede en Madrid.
Montserrat Serra y Blanca Thiebaut trabajaban en la construcción de un hospital en el campo de refugiados Dadaab (Kenia), donde viven cerca de un millón de somalíes que huyen de hambre y conflictos de su país. Aquel 13 de octubre de 2011 fueron secuestradas y posteriormente trasladadas a Somalia. Aunque existen diferentes versiones sobre el origen de los secuestradores, Médicos Sin Fronteras, no confirma ninguna de las dos. Su presidente asegura desconocer si se trata de terroristas – como indicaban las primeras informaciones- o delincuentes comunes – la última versión difundida por algunos medios de comunicación-.
“Compartimos la alegría de saber que por fin han salido de Somalia. Es un momento alegre pero también muy delicado”, continúa Inés. Las familias agradecen la discreción mediática mostrada a lo largo de este periodo, de esta “pesadilla”, pero una vez más piden respeto. “Mone y Blanca necesitan tiempo para continuar”.
En Dadaab se extiende el campamento de refugiados más grande del mundo. A partir de la grave crisis de desnutrición sufrida en Somalia en 2011, la labor de la organización ha sido fundamental para el medio millón de refugiados que llegaba a Kenia procedentes país vecino ante las consecuencias que dejaba el hambre a su paso. En repetidas ocaciones, Médicos Sin Fronteras, ha expuesto su preocupación acerca de la inseguridad existente en la zona. “El riesgo existente en los campamentos nos frena para desplegar una respuesta adecuada”, decía en mayo de 2012, Laurent Ligozat, subdirector de operaciones de Médicos Sin Fronteras.