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Hasta 18.000 niños fallecieron cada día en el mundo en 2012 antes de cumplir cinco años

Vacunación en Yida, Sudán del Sur. Foto 2 © Yann Libessart/MSF

G. S.

Cerca de 7 millones de niños menores de cinco años fallecieron durante 2012. Las conclusiones a las que llegan los diversos organismos internacionales apuntan a la necesidad de una acción inmediata a nivel global para reducir estas cifras, aunque el balance indica un progreso respecto a décadas pasadas: desde 1990 la mortalidad infantil se ha reducido un 47%. Pero 18.000 niños murieron cada día durante el pasado año.

La desigualdad mundial marca la desproporcionada distribución de los fallecimientos de los menores de cinco años. Mientras en Luxemburgo mueren dos de cada 1000 nacidos vivos, en Sierra Leona la tasa de mortalidad se eleva a 182, según el informe “El compromiso con la supervivencia infantil. Una promesa renovada” publicado por Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Grupo del Banco Mundial y el Departamento Asuntos Económicos y Sociales de la División de Población de las Naciones Unidas.

La neumonía, la diarrea y el paludismo siguen siendo las causas principales de las muertes infantiles en el mundo. La desnutrición contribuye a casi la mitad de todas estas muertes, según detalla este informe. Estas conclusiones alertan sobre la necesidad de una acción inmediata por parte de la comunidad internacional, según advierte Unicef a través de un comunicado. Y es que de los 35 millones de niños que podrían morir entre 2015 y 2028, según las estimaciones del informe, la mayoría sufre enfermedades que se pueden evitar.

“Sí, deberíamos celebrar los progresos”, dice Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF. “¿Pero cómo podemos celebrarlo cuando todavía queda tanto por hacer para alcanzar el objetivo? Y podemos acelerar los progresos, sabemos cómo hacerlo, pero necesitamos actuar con un sentimiento de urgencia renovado”, añade.

Se acerca 2015

El objetivo al que se refiere Lake es la 'meta 4' establecida para 2015 en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los que se comprometieron todos los países miembros de las Naciones Unidas en el año 2000: reducir la mortalidad infantil dos terceras partes respecto a las cifras de 1990. A poco más de un año para alcanzar la fecha límite de la primera agenda de los ODM, los datos extraídos de este último balance indican que el número de muertes de menores de 5 años se ha reducido a la mitad respecto al año fijado. Los expertos indican que, aunque la mortalidad infantil está disminuyendo, no lo hace lo suficientemente rápido para alcanzar la meta.

Aunque algunos países con alto índice de mortalidad infantil han alcanzado el objetivo marcado. Bangladesh, Etiopía, Liberia, Malawi, Nepal y la República Unida de Tanzania han reducido sus tasas en dos terceras partes o más desde 1990.

“A escala mundial, el ritmo del descenso se ha acelerado, ya que la tasa anual de reducción se ha triplicado desde 1990. En África subsahariana también se ha acelerado el descenso, ya que la tasa anual de reducción aumentó más de cinco veces desde comienzos de los años noventa”, indica el comunicado de Unicef. En los últimos siete años, África oriental y meridional han sido algunas de las regiones con mejoras más destacadas en el mundo, y han reducido la mortalidad de menores de 5 años a una tasa anual de 5,3% desde 2005 hasta 2012.

No obstante, África occidental y central continúa registrando el nivel más bajo de progreso en la supervivencia infantil. La región presenta también la mayor tasa de mortalidad, ya que casi uno de cada ocho niños muere antes de cumplir cinco años. Según UNICEF, en África occidental y central prácticamente no se ha producido ninguna reducción en el número anual de muertes infantiles desde 1990.

“Los progresos son posibles y se deben hacer”, recuerda Anthony Lake. “Cuando se aprovechan las acciones concertadas, las estrategias sólidas, los recursos adecuados y una sólida voluntad política en apoyo a la supervivencia de los niños y las madres, lograr grandes reducciones en la mortalidad infantil no solamente es posible, sino que es un imperativo moral”.

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