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El Aquarius entrega a Túnez a cinco migrantes rescatados tras una semana sin conseguir un puerto europeo

Imagen compartida por MSF de un miembro de la tripulación del Aquarius abrazando a uno de los migrantes rescatados.

Icíar Gutiérrez / Gabriela Sánchez

El buque Aquarius ya está amarrado en el puerto de Marsella después de 27 días en el mar. Siete de ellos los ha pasado con cinco personas rescatadas en aguas al norte de Túnez. De nuevo, recibieron el portazo de Italia. Tampoco Francia quiso hacerse cargo de ellas. Solo obtuvieron el sí de Túnez y, por primera vez, la tripulación se vio empujada a gestionar antes entrevistas por skype con Acnur para tantear si necesitaban pedir asilo: los supervivientes habían expresado su miedo de regresar al país.

Después de varios días de “negociaciones con autoridades y agencias”, detallan las ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) y Sos Méditerranée, el Aquarius trasladó el pasado sábado a los cinco hombres rescatados, de origen tunecino, a un buque de la Armada del país mediterráneo. “Los cinco supervivientes decidieron regresar a Túnez debido a la falta de otras opciones”, explican las organizaciones.

El rescate tuvo lugar una semana antes, el 17 de agosto. El Aquarius acababa de zarpar hacia el puerto francés desde Malta tras desembarcar a 141 rescatados. Como es habitual en las operaciones de salvamento, el buque escuchó en la radio una conversación en la que un velero alertaba de una embarcación en riesgo a diez millas desde donde se encontraba. Entonces, cambió de rumbo, acudió a la posición indicada e informó a los centros de coordinación de rescates de Roma y Túnez, según narran las ONG en su diario de operaciones.

Una patrullera tunecina llegó a la misma zona después de que la lancha del Aquarius terminara de “estabilizar” el pequeño bote de goma. Entonces, relatan, dos personas “saltaron al agua sin chalecos salvavidas y fueron rescatados de inmediato” por los socorristas. “Cógelos a todos”, dijo una voz desde el barco tunecino, de acuerdo con el relato de las ONG. Las otras tres personas fueron rescatadas poco después y trasladadas al Aquarius “con la aprobación de la patrullera tunecina”, según explican las organizaciones.

La situación posterior volvió al mismo punto muerto que sigue a cada operación de rescate en el Mediterráneo desde el primer cierre de los puertos italianos, pero esta vez ha pasado más desapercibido que en otras ocasiones. Con los migrantes rescatados ya a bordo, el Aquarius se puso en contacto con las autoridades marítimas francesas para solicitar un lugar seguro donde desembarcar, ya que Marsella era su puerto de destino previsto tras dejar atrás La Valeta. El centro de rescate italiano había vuelto a denegar la coordinación de la operación. El centro tunecino no proporcionaba instrucciones y había colgado el teléfono.

“Por el momento, la condición de los supervivientes es buena, sin embargo, expresan un fuerte temor de regresar a Túnez (su país de origen)”, se puede leer en uno de los correos enviados el 17 de agosto a las autoridades francesas y tunecinas. El Aquarius permaneció en aguas internacionales a aproximadamente 45 millas de la costa de Túnez, “esperando una aclaración sobre el desembarco” de los cinco supervivientes. No había casos médicos urgentes entre los supervivientes y la situación se mantuvo tranquila, según fuentes de MSF a bordo del buque de rescate.

El Aquarius pidió ayuda a Acnur

Un día después, el sábado por la tarde, un barco de la Armada tunecina se acercó al Aquarius para trasladar a los rescatados. Sin embargo, la tripulación le pidió que se mantuviera a la espera mientras buscaba el asesoramiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), ya que “seguía preocupada por que el regreso de los supervivientes a su país de origen” pudiera ser una violación de las leyes internacionales, como el principio de no devolución recogido en la Convención de Ginebra de 1951 sobre protección a los refugiados.

“Tenga en cuenta que los cinco supervivientes han expresado un temor real de ser devueltos a Túnez y han declarado su intención de solicitar asilo”, recalca el buque a las autoridades tunecinas. “No somos capaces ni estamos dispuestos a llevar a alguien a la fuerza a otra nave en contra de su voluntad”. El barco de la Armada tunecina abandonó el lugar al final de la tarde.

Finalmente, el 19 de agosto, Acnur realizó entrevistas individuales por videoconferencia a los cinco supervivientes. Dos días después, la tripulación recibió los comentarios de la Agencia de la ONU y detalla que analizó “detenidamente” la situación con los cinco rescatados “para que pudieran tomar una decisión informada sobre sus próximos pasos”.

El buque quedó a la espera de indicaciones por parte de las autoridades tunecinas. Este sábado, los cinco ocupantes fueron transferidos a un buque de la Armada tunecina en las costas de Bizerta. Los rescatados “decidieron regresar a Túnez debido a la falta de otras opciones”, apuntan las ONG. A continuación, retomaron su ruta hacia Marsella, donde han atracado este lunes para una “escala técnica”. Allí esperarán hasta aclarar la situación tras la decisión de las autoridades gibraltareñas de retirar el pabellón al barco.

Las ONG aseguran que “tienen la intención y la obligación” de regresar a la zona de rescate “lo más rápido posible” para salvar vidas. Asimismo, han criticado a los gobiernos de la Unión Europea por no tener un marco de acción para los barcos implicados en operaciones de salvamento y piden un mecanismo estable que evite que estas naves queden varios días en alta mar con personas rescatadas a bordo ante la negativa de los puertos seguros más cercanos.

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