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Cuando las relaciones de amor se encuentran con el racismo: “Y tú, ¿cómo es que estás con un moreno?”

El principe británico Harry y la duquesa de Sussex, Meghan Markle.

Moha Gerehou

En 2018 hubo una pareja de las que copan portadas de revista que estuvo marcada en todo momento por la cuestión racial. Fueron los aspirantes al trono británico: el príncipe Harry y la actriz Meghan Markle, ahora duquesa de Sussex. El revuelo giraba en torno a Markle y su origen afroamericano. Como mujer negra recibió varios comentarios que la cuestionaban, aunque el de Duarte Pío de Braganza, pretendiente al trono de Portugal, se llevó la palma:

El camino de las relaciones interraciales o de solo personas racializadas muchas veces se entrecruza con el racismo, creando una unión que muchas veces va desde el cuestionamiento hasta la exotización, el estigma, la fetichización, amén de todos los estereotipos que se dan al margen de este tipo de relaciones. Hemos hablado con tres personas negras que nos cuentan cómo se dan estas situaciones.

El caso de África Ndong es significativo. Ella, una mujer negra y su marido Salva, un hombre blanco, decidieron iniciar un proceso de adopción nacional por el que llegó a casa Efraín, blanco como el padre. Esta composición familiar les ha hecho enfrentarse al racismo, que no les ha sido ajeno también como pareja.

Ndong cuenta que ante la población blanca muchas veces la reacción cuando va acompañado de Salva viene cargada de racismo y machismo, especialmente vinculándola a la prostitución. “Seguro que es una puta que ha contratado” o preguntarle directamente cuánto cuesta [mantener relaciones sexuales con ella] son algunos de los comentarios que ha vivido. De profesión enfermera, también considera que muchas veces ante la población negra “les miran mal, sobre todo a mi marido”. Ante eso, defiende que las mujeres “no somos propiedad de los hombres” y propone que las parejas mixtas se vean más naturalizadas en la sociedad.

La investigadora Esther Mayoko, especializada en temas de racismo y disidencias sexuales, explica que a las personas racializadas “en las relaciones sexo afectivas se les considera que tienen algún otro interés más allá del amoroso o sexual, sino que prima otros como el económico”. Añade que “ese pensamiento no es automático cuando son parejas blancas”, apunta Mayoko.

John y Lucie llevan compartiéndose como pareja desde ya diez años. En este caso ambos son negros e inevitablemente el racismo se ha cruzado en su relación en multitud de ocasiones. Como relata John, es habitual que tras conocer a alguien y descubrir que tiene pareja, la siguiente pregunta suele ser un: “Pero, ¿y es de aquí?”.

Otras situaciones tienen más que ver con el cuestionamiento directo de la pareja. Según nos cuenta John, un señor con el que se cruzan habitualmente suele preguntarle a Lucie, abiertamente: ¿Y tú cómo estás con un moreno? La investigadora Esther Mayoko considera que, cuando la relación la componen personas racializadas, “los efectos del racismo no son de suma y suma, sino que se multiplican”.

El fotógrafo Héctor Esawong ha reflexionado mucho sobre la influencia que tiene el racismo, por ejemplo, cuando está en pareja. En el interior de la relación, cuenta que cuando comparte con una persona blanca, “por cómo es la sociedad nunca se despoja de la blanquitud y tienes que transmitirle ciertas situaciones. Por ejemplo, yo cuando hay un incidente racista suelo pasar, pero a veces la pareja como sabe que te molesta intercede por ti y acaba teniendo una discusión con la otra persona. Y tú piensas que no te apetecía esa discusión, que sólo querías pasar y ya está”.

Previamente y, a la hora de conocer a alguien, Esawong señala que en ocasiones “quedas con tíos que te exotizan un montón, hay mucha gente racializada a la que le pasa, que la persona a su lado tiene gestos racistas y no lo ven. Es duro de ver”. Para la investigadora Esther Mayoko, en los “ambientes LGTBI también se desarrollan los pensamientos racistas, aunque se ven más los que tienen ver con la fetichización. No es algo exclusivo de la sociedad general que es heterosexual.

Esawong concluye que “ayuda un montón contar a la otra persona qué cosas son racistas y cuáles no, y eso no solo sirve para una relación de amor”.

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