¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
Reconocimiento, redistribución, igualdad
Hace unos días, nos indignaba el asesinato de la activista medio-ambiental Berta Cáceres, que lideraba el movimiento indígena hondureño COPINH y era la cabeza visible de la resistencia contra el proyecto de la Hidroeléctrica Agua Zarca en Río Blanco. Hoy, el Día Internacional de las Mujeres, es una jornada para celebrar el trabajo de mujeres activistas y, organizaciones y movimiento feminista que con sus voces de denuncia han jugado un rol fundamental en el avance de la igualdad por una sociedad justa. Es un día para celebrar los progresos en materia de derechos de las mujeres e igualdad de género, reflexionar sobre el camino andado y, demandar la transformación pendiente para alcanzar la justicia social que pasa irremediablemente por el respeto y ejercicio de los derechos de las mujeres.
“Los derechos de las mujeres son derechos humanos” es aún un enunciado político contundente y crítico. Sin embargo, uno de los mayores obstáculos que las mujeres enfrentan para el ejercicio de sus derechos es el reconocimiento y la redistribución de los cuidados. Los cuidados, una actividad tan presente y necesaria en nuestra vida diaria para el funcionamiento de los hogares, comunidades y ciudades, un bien social del que todas y todos dependemos en algún momento de nuestras vidas. Un trabajo doméstico y de cuidados que no valoramos a nivel social ni económico y, que recae fundamentalmente en las mujeres y niñas.
Según el informe Transformar las economías para realizar los derechos las mujeres dedican al trabajo no remunerado de los cuidados 2.5 veces más tiempo al día que los hombres. Una cifra que varía mucho entre países dependiendo de la infraestructura y servicios públicos disponibles para los cuidados y, que desafortunadamente no se reduce con la incorporación de las mujeres al mercado laboral. Solamente en África, las mujeres realizan una media de 200 millones de horas al día en la colecta de agua para uso doméstico y, las niñas son las principales perjudicadas en su derecho a la educación al verse obligadas a abandonar la escuela para ocuparse de los cuidados en los hogares. El gap de los cuidados es alarmante también en los países con economías más desarrolladas. Solo en la Unión Europea, las mujeres dedican 70 horas semanales al trabajo remunerado y de cuidados no remunerado, y el cuidado de los menores es la razón principal por la que las mujeres trabajan más horas que los hombres. Incluso en los países nórdicos que presumen de políticas para la igualdad de género más avanzadas, el trabajo doméstico y de los cuidados no remunerado ha disparado las cuotas de mujeres nórdicas ocupando trabajos a tiempo parcial para dedicarse al cuidado de los hijos e hijas: por ejemplo, un 36% de mujeres trabaja a tiempo parcial en Noruega.
Esta distribución desigual del trabajo de los cuidados está estrechamente relacionada con la desigualdad estructural enraizada en nuestras instituciones y sociedades y con los estereotipos de género que consideran los cuidados y el trabajo doméstico como una responsabilidad natural de las mujeres.
Ya desde la economía feminista y las primeras campañas del Wage for Housework se apelaba a un reconocimiento y redistribución de los cuidados. Especialmente la Plataforma de Acción para Beijing reclama visibilizar la contribución económica de las mujeres a los trabajos no remunerados del cuidado en las cuentas nacionales de los países. Wage for Housework reclamaba una compensación económica por el trabajo de los cuidados realizado, pero que no necesariamente implicaba una redistribución del trabajo, sino la compensación económica del mismo.
Un trabajo intenso por las horas y la energía empleada que sigue siendo invisible para la mayor parte de la sociedad, a pesar del impacto evidente que tiene para la realización de los derechos de mujeres como la participación, la educación, salud, acceso a trabajo remunerado y, el ocio.
Hasta cierto punto, la agenda por el crecimiento económico ha priorizado una concepción del rol de la mujer en la economía supeditado a la realización del trabajo remuneradocrecimiento económico, acceso al empleo y, otras actividades visibles de empoderamiento económico de las mujeres como fórmula para alcanzar la igualdad de género. Lamentablemente, este tratamiento no visibilizaba el trabajo de los cuidados ni los obstáculos que representa para que las mujeres puedan acceder a un trabajo remunerado.
La incidencia política llevada a cabo por el movimiento internacional de mujeres y feminista ha sido todo un triunfo para colocar en la Agenda 2030, que recoge los objetivos de desarrollo para todos los países de Naciones Unidas, el trabajo de los cuidados no remunerado. En el objetivo 5 de dicha Agenda se hace un llamamiento a “reconocer y valorar los cuidados no remunerados y trabajo doméstico no remunerado, (…) mediante infraestructura y formulación de políticas de protección social y, promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y familia”. Esta es la primera vez que el sector del desarrollo internacional, reconoce la importancia del trabajo no remunerado de los cuidados como un asunto fundamental para combatir la desigualdad de género, la discriminación contra todas las mujeres y niñas y, el empoderamiento de mujeres y niñas.
Se abre una nueva ventana de oportunidad para visibilizar, discutir y desarrollar políticas dirigidas a los cuidados, desde una perspectiva del bienestar social que afecta a todas las personas a nivel global y, esperamos y deseamos que la comunidad internacional se haga eco del pensamiento feminista para orientar las políticas en relación a los cuidados para lograr sociedades más justas para todas y todos.
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¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.