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“En Suara, los socios-trabajadores saben que son los dueños, y lo son de verdad”

Ricard Fernández, director general de la cooperativa Suara   Fotos /Enric Català

Tomeu Ferrer

Barcelona —

Ricard Fernández es director general de Suara, la principal cooperativa de atención a las personas de Catalunya. Una entidad que da servicio a centros de día, guarderías y centros de adultos, residencias, da también atención a domicilio y a centros para jóvenes y niños. Fernández es abierto y rápido en las respuestas. Con amplia experiencia en el mundo directivo en el sector público y también en empresas privadas. Le gusta responder a todo con afán analítico. Lo hace desde un pequeño despacho situado en la sede de la cooperativa que agrupa a 3.200 personas. Afirma que un barco como este es más eficiente si se gestiona democráticamente.

Empecemos por el principio. ¿Qué es Suara?

Suara es el producto de la fusión de tres cooperativas, la más antigua de las cuales tiene más de 30 años. Una es la Cooperativa de Treball Familiar, que nació en Barcelona en los años 80. Otra es también una cooperativa, de nombre EAS, que nació en la década de los 80 bajo el impulso de Cáritas, para hacer muchos tipos de trabajo social, y la tercera es Escaler, una cooperativa creada por profesionales del trabajo social en la comarca de la Garrotxa (Girona).

Las tres cooperativas, cada una en sus ámbitos territoriales y sectoriales, tuvieron una evolución muy buena, de forma paralela a la evolución del aumento del gasto social en España, aunque las tres trabajaban sólo en Catalunya. En 2008, todas tuvieron una buena intuición. Es la idea de que pueden juntar las diversidades de sus experiencias, de su trabajo, de sus clientes y que todo ello serviría, en primer lugar, para afrontar los nuevos retos de la ley de dependencia y de otras legislaciones que en aquel momento, previo a la crisis, habían surgido y, por otra parte, para responder a una crisis que en 2008 estaba en sus inicios y que no se sabía hasta dónde llegaría.

Y ahora, vistos los resultados, ¿la intuición fue buena?

Sí lo fue, por varios motivos. Uno se ve en el dato que puede ser más impactante, que es que de una facturación inicial sumada de unos 29 millones de euros ahora se sitúa en los 60 millones. Esto quiere decir que, en un sector en el que el 84% de los ingresos va directamente a nómina, se genera mucho empleo.

¿Cuanta gente ocupa Suara?

Actualmente Suara es un colectivo de más de 3.200 personas, de las cuales unas 900 son socias y el 91% son mujeres, fruto de que en este sector la mayoría del trabajo sigue siendo femenino.

La pregunta que se me ocurre es, ¿qué habría pasado si no se hubieran unido las cooperativas?

La cuestión es pertinente, más en un momento en que la reducción del gasto social es evidente en España. Estamos convencidos en primer lugar que no se habría logrado este crecimiento y en segundo lugar, que la reducción de los márgenes asociada al recorte presupuestario hubiera significado graves problemas para la sostenibilidad de las cooperativas, como está pasando con muchas otras empresas de dentro y fuera del economía social.

Supongo que esto es un poco la cuadratura del círculo.

Es evidente, el 89% de nuestra clientela es publica, aunque intentamos diversificar hacia la privada, es decir, hacia la atención domiciliaria, familiar, en escuelas, residencias, etcétera, lo cierto es que los encargos llegan mayoritariamente de la Administración. Y el sector público que del 2010 al 2012 estuvo sometido a graves dudas sobre la solvencia de sus finanzas : se alargaron los plazos de pago, nosotros incluso llegamos a provisionar probables impagos que no se produjeron. Finalmente, paso que hubo empresas con poca capacidad financiera que no lo pudieron soportar. Paradójicamente esta es una de las claves del crecimiento de Suara, que ha tenido que absorber trabajos que otras empresas no han podido asumir.

Esto ¿como ha han podido hacer?

De diversas maneras, tanto desde la absorción de otras cooperativas, que han querido trabajar con nosotros o en momentos de crisis han participado en determinados proyectos. Lo que ha pasado es que los mismos trabajadores, o los sindicatos, o el concejal o el consejero han dado el nombre de Suara como solución. Y esto se ha conseguido hacer porque se sabe que Suara respeta los derechos de los trabajadores, resuelve sus problemas, que a veces son no cobrar, por ejemplo, y lo que es más importante, da la oportunidad a todos los que se integran a Suara de ser cooperativistas, es decir que esta no es una cooperativa de números clausus. Está abierta a todos los trabajadores, a los que no obliga a hacerse socios. Y eso es lo que hace que en Suara hay hoy más socios posteriores a la fusión que los que había antes de ella.

Perdone, ¿esto quiere decir que tienen que hacer una aportación económica, no?

La entrada a Suara no es una entrada cara desde este punto de vista. Es una aportación al capital social, que es reintegrable, no una cuota. Nosotros tenemos fijada la aportación en unos 8.000 euros, que no es necesario que se paguen de golpe sino que se puede hacer en los plazos que se considere, de manera que nunca este punto es un problema para que los trabajadores se hagan socios.

El cooperativismo es visto como un tipo de empresa diferente, más democrática, pero quizá se ve adecuado para pequeños colectivos. Y vuestra es ya una gran empresa ..

Asociar economía social a pequeño tamaño no tiene ninguna justificación teórica ni empírica, y creo que la demostración de Mondragón es clara. En segundo lugar sí debemos reconocer que hay una contradicción entre la dimensión y la gobernabilidad democrática. Y uno de los grandes retos de Suara es resolver este punto. Más aún en una cooperativa como Suara que tiene la idea de que la asamblea ha de contar con la presencia directa de los socios. Esto quiere decir que nuestra asamblea ordinaria que hicimos el 31 de mayo pasado, y en esa reunión participaron 750 de las 940 socias y socios de la empresa, y antes habíamos hecho 13 espacios de participación con la presencia de más de 500 socios . A medida que aumentas el tamaño, la gobernabilidad del proceso asambleario y toda la participación en la decisión de en qué ámbitos entramos, a qué concursos nos presentamos, cómo se organiza la participación de los socios y los no socios en la empresa etc. todo esto se hace más complejo. Por eso tienes que tener unas herramientas que aseguren que la democracia es real. Nosotros tenemos unas encuestas internas que puntúan el carácter democrático de Suara por encima de 7 puntos en una escala que llega hasta 10.

¿Y con qué mecanismos consiguen poner en marcha el modelo participativo?

El primero es un modelo en el que el consejo rector es el representante de los socios. El consejo rector no puede incorporar miembros del consejo de dirección y debe tener todas las herramientas de la información y la participación. Además, puede nombrar al director general, y también controlar el día a día del trabajo del director general y de su consejo de dirección.

En segundo lugar, no nos limitamos a una asamblea. Hacemos esa reunión, más los espacios de participación correspondientes, más muchos otros ámbitos, como el espacio Suara que es la herramienta informática de la que nos dotamos. También tenemos otros mecanismos, como los nodos, puntos donde los socios se reúnen para debatir temas de interés en la cooperativa; la segunda son los contrapuntos, que cuentan con un ponente, y una tercera herramienta instaurada por el consejo rector, que son los cafés del consejo rector, donde los miembros de este organismo se reúnen con los socios. Y con todo, creemos que no es suficiente. Así, este año, el consejo rector, a propuesta del consejo de dirección ha decidido incrementar la labor de formación societaria.

¿Como lo hacen eso?

Las cooperativas deben destinar cada año unas cantidades de dinero a la formación de socios y trabajadores. En Suara destinamos a este asunto medio millón de euros. Las actividades que se realizan en estos programas son: rutas societarias, donde los socios conocen otras experiencias aparte de las que ellos hacen. Un programa que llamamos “ponte en su piel” donde trabajadores pueden trabajar durante unos días en otro trabajo dentro de la cooperativa; viajes a Mondragón y a otros lugares para conocer otras experiencias cooperativas y también hacemos programas que complementan el conocimiento del modelo Suara para aquellos que ya son socios o para los trabajadores que lo quieren conocer. En Suara, las trabajadoras y los trabajadores socios saben que son los dueños de la empresa, y son de verdad! Y puedo asegurar que en ninguna de las empresas donde había trabajado antes había sentido el control efectivo que siento en Suara, y por eso hay que asegurar la formación y el conocimiento.

¿Este control lo pueden ejercer también los trabajadores contratados?

Esta vez los 2.200 trabajadores contratados podrán participar los grupos de trabajo del plan estratégico y ellos han aceptado, cosa que yo agradezco a los sindicatos de trabajadores. Piense que somos 900 empresarios y 2200 trabajadores y no siempre hay coincidencias.

Permítame, pero ¿todo este proceso no hace más complicado gestionar la empresa?

Lo que como director general podría ser más cómodo, que es no tener que dar tantas cuentas, sería un error por dos motivos: primero, por la idea propia de la cooperativa, que es la democracia económica y social, y segundo por eficiencia. La capacidad de crecer en un mercado tan duro como el nuestro que se basa en los servicios a las personas se mantiene gracias a la implicación de los trabajadores.

Ustedes participan activamente en la Federación de Cooperativas de Trabajo de Catalunya. ¿Como ven el proceso de unificación de las diversas ramas del cooperativismo a excepción del agrario?

Los vemos bien, como vemos bien todos los procesos que fortalezcan la economía social. Y participamos activamente en él. En el mundo de la economía social no siempre es fácil trabajar juntos porque hay intereses diversos, piense que en el cooperativismo hay muchos tipos de ramas y no siempre coinciden los intereses. Por lo tanto, cuando aceptas tener una plataforma común siempre hay un elemento de cesión de soberanía.

Si me permite, haré dos afirmaciones que pueden parecer contradictorias. Cuando se dice que la economía social ha sido más Resilente ante la crisis es verdad: perdimos menos puestos de trabajo en su momento y hemos recuperado más en el momento del crecimiento. Pero, al mismo tiempo, quiero decir que esto no ha sido suficiente. En esta crisis, al contrario de lo que ocurrió con el fenómeno de las Sociedades Anónimas Laborales en los años 70 y 80, la economía social no ha dado las alternativas que podía haber planteado a la destrucción del tejido fabril e industrial. Por un lado porque la crisis vino muy de golpe y también porque el crédito ha sido muy tacaño con el mundo de la economía mercantil y aún más con la economía social. Si nosotros nos hubiéramos dotado, antes de que comenzara la crisis, de las herramientas de crédito de que nos estamos dotando: coop 57, Fiare, Triodos, las cajas cooperativas de arquitectos y de ingenieros etc. si las hubiéramos tenido a punto antes y las hubiéramos fortalecido nos habría ido mejor. Y si ante las administraciones hubiéramos juntado toda la capacidad de presión de la economía social, también nos habría ido mejor.

Hasta ahora hemos visto la tarea de Suara, ¿cuál es la vinculación que mantiene con la federación de cooperativas de Trabajo de Catalunya?

Aunque podría parecer que no, Suara utiliza servicios de la Federación de cooperativas. Pongo un ejemplo: somos el primer cliente de la cooperativa L'aposta, que se dedica a la formación. Nosotros hacemos una apuesta decidida por la intercooperación. Esto quiere decir que con empresas de la federación, o de otras federaciones o del grupo Clade, del que formamos parte, el intercambio de servicios, que pueden ser desde comprar libros hasta hacer la limpieza o lo que se pueda pensar, es muy fuerte. Y también a la hora de ir a competir por nuevos concursos. De los 13 que ganamos el año pasado, en 7 íbamos acompañados por empresas de economía social.

En los servicios de continuidad Suara es un muy buen cliente de los servicios que ofrece la federación y además debemos decir que hacen muy buena labor.

Hace unos años en el mundo de la economía social en Cataluña se daba la queja por el poco tamaño de las cooperativas, ¿el modelo Suara serviría para conseguir este aumento de dimensión?

En el ecosistema de la economía social se equivoca tanto quien dice que todas las entidades deben ser pequeñas como quien dice que todas deben ser grandes. Nosotros desde hace dos años desarrollamos la idea de trabajar con entidades de todos los tamaños. Hay entidades, cooperativas, fundaciones o lo que sea que, a pesar de ser pequeñas, tienen un alto grado de conocimiento y preparación que las hace ser tanto o más eficientes que empresas más grandes. La crisis les dificulta la tesorería, eso es cierto, pero creemos que pequeñas y grandes empresas pueden ser complementarias.

¿Y como se plantea Suara el crecimiento?

Nosotros hablamos ahora de crecimiento en red. En este sentido, queremos crear el grupo Suara, donde habrá dos cooperativas muy importantes. Una es la cooperativa Garbet, que se ha fusionado con la cooperativa Treballs de Casa, ambas de inserción laboral, que conjuntamente tendrán un volumen de 380 trabajadoras y trabajadores, de los cuales 95 son socios y que facturarán 5,7 millones de euros. También participará otra cooperativa que se llama Plà de Martís, que gestiona residencias de ancianos y en los próximos meses queremos constituir grupo con otras empresas que no han nacido de Suara, que son de economía social, y que entienden que pueden tener sinergias trabajando con nosotros. En este tipo de alianza a trabajar también con empresas de fuera de Catalunya: Valencia, Andalucía, Canarias, y Baleares. Esto porque, porque Suara ha decidido no tener socios fuera de Catalunya pero si trabajar conjuntamente con otras cooperativas que encuentran interesante este tipo de intercambios.

¿El grupo Suara cuando debería estar operativo?

El compromiso con los socios es tenerlo listo en la asamblea de otoño, que se hará en los meses de noviembre o diciembre.

Para hacernos una idea, ¿qué números puede llegar a mover el grupo Suara?

Te daré cuatro datos. Suara, Garbet y Pla de Martís facturaron conjuntamente unos 60 millones de euros, y este año tenemos una previsión de facturar en común 72 millones de euros. De esta cantidad unos 7 millones no son de Suara estrictamente sino que son de Plà de Martís, Garbet y algunos otros negocios que tenemos. Y las entidades que han solicitado actualmente participar en conversaciones para llegar a acuerdos con el grupo Suara, que están tanto dentro como fuera de Catalunya suman 6 millones de euros mes.

Y de todo esto se puede entender que la competencia mercantil en este sector la ha convertido en un sector maduro, lo que supone que los márgenes bajan y nos condenan al crecimiento con el objetivo de mantener las formas de democracia social y económica.

¿Que opina de la nueva ley catalana de cooperación que la Generalitat ha empezado a tramitar?

De entrada decir que nosotros queremos promover la discusión sobre la ley. Desde el grupo al que pertenecemos, el grupo cooperativo Clade, hemos hecho llegar enmiendas a la ley a los grupos parlamentarios catalanes. En segundo lugar estamos de acuerdo con algunos de los puntos de la ley, en el sentido de que queremos diversificar y mejorar muchos de los aspectos de la ley de cooperativas. Y esto, porque en un momento en que la crisis nos hace trabajar contra competencias que no son sólo catalanas ni españolas, sino globales, cosa que da más ventajas a los sistemas que son mucho más flexibles, como los de la empresa mercantil, nosotros hemos responder con aun más flexibilidad. Y especialmente estamos de acuerdo con uno de los objetivos de la ley, que es que haya una mayor diversificación en las formas de financiación. Me refiero a cuando la financiación proviene de lo que se llama el socio colaborador de la cooperativa de trabajo. En tercer lugar, todo esto debe hacerse compatible con el esquema básico de la democracia económica y social. En este sentido, una de las cosas que se deben discutir en el trámite parlamentario son los poderes de la asamblea, del consejo rector, los directivos, etc.

Nosotros creemos que las cooperativas no deben ponerse a sí mismas una jaula de cristal y que las cooperativas no pueden imponer una única forma de aplicarla democracia. Por ejemplo, Suara apuesta por un modelo en el que se mantiene la asamblea, la participación de todos los socios; apuesta por un modelo sin números clausus; por otra parte, pensamos que elementos menores como si los fundadores deben ser dos o tres personas en una cooperativa, son puntos que, como propone el Consejo Económico y Social de Catalunya, se deben debatir.

Y ¿Cuál es la gran cuestión respecto a la legislación cooperativa?

La gran pregunta es si la legislación actual da toda la flexibilidad que requiere la economía social y si como que no lo estamos haciendo, que mucha gente que podría, por ejemplo, crear cooperativas, crea otras figuras legales de empresas o si empresas que en un momento de crecimiento necesitan una inversión que no encuentran en el mercado crediticio se ven condenadas a dejar de ser cooperativas por no tener nuevos mecanismos de entrada de socios. En resumen, hemos de ser atractivos para la financiación, al tiempo que el tratamiento de derechos políticos no invalide el carácter democrático de las cooperativas.

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