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Hangzhou, la joya paisajística del este de China que acoge la cumbre del G20

Hangzhou, la joya paisajística del este de China que acoge la cumbre del G20

EFE

Hangzhou (China) —

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China acogerá este domingo y lunes la primera cumbre del G20 que organiza, que será la mayor reunión internacional de mandatarios que tiene lugar en este país, y la sede elegida para ello es una ciudad poco conocida en el exterior, pero toda una joya cultural y paisajística.

Se trata de la antigua capital china de Hangzhou (que lo fue para la dinastía Song, en nuestra Edad Media, bajo el nombre de Lin'An), una ciudad que en el siglo XIII maravilló a Marco Polo en su viaje de regreso a Europa, y que hoy es una de las más hermosas y ricas del país, además de la capital de la próspera provincia de Zhejiang.

“Sin duda, la ciudad más suntuosa y elegante del mundo”, escribió el célebre viajero veneciano.

Precisamente esa región, de donde proviene, por cierto, la gran mayoría de la emigración china a Europa, tiene siglos de fama a sus espaldas por el espíritu emprendedor y mercantil de sus habitantes, y ahora es también considerada, con Hangzhou al frente, como la cuna del sector privado de China desde la década de 1980.

Allí empezaron a surgir y extenderse, más rápidamente que en el resto del país, las primeras empresas y negocios privados de la China comunista, a partir de la política de reforma y apertura que lanzó Deng Xiaoping para sacar al país del estancamiento de la Revolución Cultural (1966-1976).

El resultado es que la Hangzhou de hoy, además de una de las ciudades más famosas para el turismo interno, es también una rica capital de provincias, tal vez la que más dinero acumula del país, en cuyas calles conviven bicicletas con coches deportivos, y elegantes rincones históricos con la mayor tienda de Apple en Asia.

Allí tiene también su sede central el gigante chino del comercio electrónico Alibaba, que protagonizó en 2014 en Wall Street la mayor salida a bolsa de la historia, y cuyo fundador, Jack Ma, nativo de la ciudad, la describió precisamente hace unos días como el futuro “centro de la nueva economía” articulada cada vez más por internet.

Entre los chinos, con todo, lo que más hace famosa a Hangzhou, a apenas 170 kilómetros de Shanghái, es la belleza del Xihu (“Lago del Oeste”), un inmenso estanque artificial construido en la antigüedad, rodeado de árboles y montañas, con numerosos pabellones y pagodas en sus orillas, que daba paz e intimidad para el amor a sus soberanos.

En su interior hay varias islas artificiales ajardinadas que son una delicia para los sentidos, y al borde del agua, con el marco de las hojas de los sauces mecidas por el viento, la serenidad del paisaje que se extiende hasta el horizonte, con sus barcos de recreo y sus cimas y pagodas a lo lejos, permite casi viajar en el tiempo.

Allí donde los emperadores Song escapaban de las preocupaciones de la corte, los visitantes y turistas se relajan ahora rodeados de naturaleza, mientras en las orillas del lago, en torno al cual ha crecido gran parte de la ciudad (con la contrapartida de sus monumentales atascos), se reparten pagodas, templos y caserones.

En efecto, durante décadas Hangzhou fue un destino predilecto de descanso para los líderes chinos, aislados ante la placidez de las orillas del inmenso Xihu, donde el presidente estadounidense Richard Nixon se reunió con el primer ministro chino Zhou Enlai en su histórica primera visita de 1972.

Hangzhou es uno de los bastiones que sirvieron al actual presidente chino, Xi Jinping, en su salto hacia el poder central, ya que su experiencia como secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en Zhejiang (el máximo cargo político provincial), con sede en la ciudad, entre 2000 y 2007, fue clave en su nombramiento.

Xi ya destacó en aquellos años como eficaz combatiente contra la corrupción, en una de las provincias tradicionalmente más inclinadas hacia la economía sumergida y los arreglos en la sombra, y tras aquella experiencia pasó brevemente por el mismo cargo en Shanghái, para llegar a vicepresidente en 2008 y a presidente en 2013.

Esto explica en parte la elección de Hangzhou como sede para la primera cumbre china del G20, además de sus encantos paisajísticos e históricos, como las laderas de sus montañas plagadas de cultivos de té, o la magia de su templo de Lingyin, encajado en el bosque, uno de los más espectaculares de toda China.

José Álvarez Díaz

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