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Los aumentos de tarifas, entre la urgencia y el descontento en Argentina

Los aumentos de tarifas, entre la urgencia y el descontento en Argentina

EFE

Buenos Aires —

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En el horizonte del Gobierno de Mauricio Macri, los aumentos de tarifas en servicios públicos se dibujan como una urgencia para reducir el déficit, aunque estas medidas están encontrando un fuerte descontento popular y la resistencia de sectores políticos incluso dentro del oficialismo.

En Argentina, los precios de servicios como el gas, la luz o el transporte habían quedado “prácticamente congelados” tras la crisis del 2001, explicó a Efe el economista Víctor Beker, lo que se compensaba, en medio de una inflación que rara vez se situó por debajo de los dos dígitos, con subsidios cada vez mayores por parte del Estado hacia las compañías proveedoras.

Según los datos que esgrime el oficialismo, entre los años 2003 y 2015, época en la que gobernó el kirchnerismo -que continuó pero no inició la política de no actualizar las tarifas-, la inflación acumulada fue de un 800 %, mientras que el precio de los servicios públicos aumentó un 15 %.

Así, cuando el frente Cambiemos llegó al poder a finales de 2015, los aportes estatales constituían la mayor parte de los pagos por servicios públicos, en torno al 70 %.

A ello se suma el hecho de que las tarifas que el Gobierno aprobaba eran consideradas por las empresas como insuficientes, por lo que reducían sus inversiones “al mínimo posible”, lo que se traducía en los ya habituales cortes de luz y gas y en importaciones de energía cada vez mayores, aseguró Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano.

Ante esta situación, una de las primeras medidas de Macri fue decretar unos aumentos de servicios públicos, los conocidos como “tarifazos”, que además de generar un enorme descontento produjeron incluso una reacción por parte de la Corte Suprema, que anuló una subida de la factura del gas del 400 % para usuarios residenciales por no convocar audiencias públicas para la sociedad civil.

Las actualizaciones de las tarifas han ido avanzando desde entonces muy por encima de la inflación, y el nivel de los subsidios sobre el coste final se sitúa ahora en el 40 %, según Beker, pero la resistencia que ha encontrado la última serie de subidas ha puesto a prueba el margen político del Gobierno para continuar con esta política.

Mientras las encuestas colocan los “tarifazos”, que incluyen otros sectores como los peajes en autopistas o la gasolina, como la gran preocupación de los argentinos junto a la inflación y la oposición los ha situado en el centro de su discurso contra Macri, cada vez se alzan más voces entre sus socios de coalición en Cambiemos que le piden que eche el freno.

Además, cada aumento agrava el problema de la inflación, que el Ejecutivo no consigue controlar: para este año la meta del 10 % ya tuvo que ser modificada por el 15 %, y el consenso de los economistas la sitúa lejos incluso de esa cifra, por encima del 20 %.

La semana pasada, se produjeron ante las quejas crecientes dos reuniones de la plana mayor del Gobierno con sus socios, en las que el presidente mantuvo su calendario de reducción los subsidios vía aumentos a los usuarios, pero hubo cesiones de cara a una nueva subida del gas como facilidades de pago para los meses de mayor consumo o retrasar los cambios en las tarifas sociales.

El presidente provisional del Senado, del partido de Macri, prometió en una entrevista este fin de semana que el fuerte incremento proyectado en la tarifa de gas será “el último gran aumento”, la intención del oficialismo, en buena medida por la cercanía de las elecciones presidenciales del próximo año.

En medio de un debate que no ha hecho sino avivarse en la opinión pública, con la oposición prácticamente en pleno pidiendo nuevos controles de precios, Macri subió ayer un vídeo grabado en el yacimiento de hidrocarburos de Vaca Muerta (en la Patagonia, y uno de los mayores del mundo), un simbólico escenario en el que el presidente defendió su política energética y de tarifas.

“Es mentira que los subsidios al gas y electricidad no los paga nadie, los pagamos todos con más inflación y con deuda porque para pagar la energía tenemos que pedir plata prestada, lo que nos genera una deuda a futuro que van a tener que pagar nuestros hijos y nietos. Esa es la mochila que les estamos dejando”, afirmó el mandatario.

En su mensaje, Macri también solicitó a los gobernadores que reduzcan impuestos a los servicios; en el contexto de precios congelados, algunas provincias vieron la oportunidad de aumentar la recaudación con un impacto que entonces era mínimo para los consumidores.

“Sé lo que pesa una actualización de tarifas, sé lo que pesa en el bolsillo de ustedes, sé que no es fácil. Si hubiera habido otra manera, créanme que lo habría hecho”, expresó el presidente, consciente del alto precio que ha tenido la política de “tarifazos”.

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