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El BCE pide al Gobierno un “análisis exhaustivo” sobre el impuesto a la banca por su posible impacto en el crédito

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en una reciente aparición. EFE/EPA/RONALD WITTEK

Diego Larrouy

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El Banco Central Europeo ha emitido este jueves un dictamen en contra del impuesto que se está tramitando para la banca en España. El organismo supervisor del sector financiero tenía que expresar su opinión sobre la norma, al afectar a su actividad, aunque el documento tiene una mera relevancia consultiva. El BCE ha expresado sus dudas sobre el hecho de que el gravamen afecte a los ingresos y que se debe realizar antes de su aprobación un “análisis exhaustivo” sobre sus consecuencias para el sector financiero.

“El BCE recomienda que la propuesta legislativa vaya acompañada de un análisis exhaustivo de las posibles consecuencias negativas para el sector bancario, detallando, en particular, el impacto específico del gravamen temporal sobre la rentabilidad de las entidades de crédito y financieras afectadas y sobre las condiciones de competencia en el mercado, de manera que se garantice que su aplicación no plantea riesgos para la estabilidad financiera, la resiliencia del sector bancario y la concesión de créditos”, señala el documento. El escrito, firmado por Christine Lagarde, expresa una serie de preocupaciones genéricas para el organismo, aunque no concreta ni cifra los impactos para el sector.

“El BCE ha manifestado que no sería deseable utilizar los ingresos procedentes de los impuestos recaudados de las entidades de crédito con fines presupuestarios generales si, y en la medida en que, de este modo, las entidades de crédito fueran menos resilientes a las perturbaciones económicas y, en consecuencia, limitaran su capacidad de conceder crédito, empujándolas a ofrecer condiciones menos favorables a los clientes al conceder préstamos y otros servicios y reduciendo determinadas actividades”, incide el documento.

Informe “no vinculante”

Fuentes del Gobierno recalcan que el informe del BCE “no es vinculante” y que “se trata de consideraciones relevantes para cualquier impuesto de este tipo que se pueda desarrollar en otro país. Todas estas consideraciones fueron tenidas en cuenta por el gobierno antes de hacer la propuesta”.

También apuntan que estos días se están dando a conocer los resultados de la banca con “un fuerte incremento de los beneficios en los 9 primeros meses del año como consecuencia, entre otros aspectos, de la subida de tipos de interés y de que la remuneración de los depósitos todavía se mantiene contenida”.

Desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez se señala que “el sector bancario se encuentra en una posición muy sólida en términos de solvencia y en el análisis previo que hemos realizado nos prevemos que tenga un impacto significativo tanto por su naturaleza temporal como por la calibración y diseño del mismo. En relación con la competencia, ”entendemos que el horizonte temporal minimiza cualquier efecto distorsionador“, añanden desde el Gobierno.

El Congreso ha comenzado este jueves el primero de los debates sobre la tramitación del nuevo impuesto a la banca, que será temporal durante únicamente dos años y que prevé recaudar un total de 3.000 millones de euros. La primera de las votaciones hacía referencia a una única enmienda a la totalidad que presentó Ciudadanos y que planteaba retrasar el impuesto a las eléctricas. El objetivo del Gobierno es que esta norma esté totalmente aprobada antes del 31 de diciembre, para que se pueda aplicar ya al resultado de las entidades financieras de este año.

“El gravamen debe considerarse cuidadosamente en lo que se refiere a su impacto en la rentabilidad de las entidades de crédito afectadas y, por tanto, en su generación interna de capital y en su concesión de crédito”, añade el Banco Central Europeo. “La base sobre la que se establecería el gravamen temporal no tiene en cuenta todo el ciclo económico y no comprende, entre otros, los gastos de explotación ni el coste del riesgo de crédito”, asegura el organismo, que incide en que los ingresos no es la magnitud más adecuada para gravar al sector. Y eso pese a que el supervisor reconoce que “se ha demostrado que los ingresos netos (de los bancos) por intereses suelen aumentar a medida que aumentan los tipos de interés oficiales”.

Sin embargo, el BCE considera que en el análisis del efecto de la subida de tipos en los resultados de la banca se deben de tener en cuenta otros factores que inciden igualmente en la rentabilidad. El organismo expone que se puede llegar a un freno de la demanda de crédito o un aumento del coste del riesgo por el crecimiento de los impagos. Una unión de estos factores provocaría que el efecto “podría ser posiblemente menos positivo, o incluso negativo, en un horizonte temporal prolongado”. Con todo ello, “el importe del gravamen temporal podría no ser proporcional a la rentabilidad de una entidad de crédito”.

Las críticas del BCE al impuesto van más allá y se centran también en la intención de la ley de que los impuestos no repercutan en el precio para los clientes finales. “Debe aclararse qué mecanismos de verificación aplicará la CNMC para garantizar el cumplimiento de este requisito”, asegura el documento breve presentado por el organismo supervisor. “ Habida cuenta de todas las circunstancias diferentes que pueden provocar un incremento de los precios en el contexto actual de subidas de los tipos de interés, inflación o deterioro de las primas de riesgo, parece difícil diferenciar si el gravamen temporal se trasladaría de forma efectiva a los clientes o no”, incide el dictamen.

“Falsear la competencia”

El BCE entra también a valorar el impacto sobre la competencia. No todos los bancos tendrán que pagar este impuesto, solo aquellos cuyos ingresos superen los 800 millones de euros, lo que deja fuera a las entidades más pequeñas o de tamaño mediano. “La aplicación del gravamen únicamente a determinadas entidades de crédito españolas podría falsear la competencia en el mercado y perjudicar la igualdad de condiciones tanto dentro del país como en toda la unión bancaria”, defiende el documento.

Lo cierto es que la banca española afronta este nuevo impuesto con unos beneficios de récord. Entre enero y septiembre, pese a que todavía el impacto de la subida de tipos es incipiente, las seis principales entidades españolas han obtenido 16.000 millones de euros de beneficio, con un crecimiento del 33% respecto a los registros de un año antes para el mismo periodo.

Pese a que el dictamen del BCE es consultivo, es decir, que no es de obligado cumplimiento, el sector se encontraba a la espera de este documento para intentar reafirmar su rechazo frontal al tributo. La banca se ha opuesto de manera pública, tanto a nivel de patronales, como las entidades, algunas de ellas llegando a plantear la vía judicial contra el nuevo gravamen. Durante las recientes presentaciones de resultados, pese al crecimiento de las ganancias, han vuelto a exponer su oposición. “No estamos en ganancias extraordinarias sino en menor pérdida”, defendió Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, el mayor banco en España.

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